La Luz de un Grano de Arena
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 13/06/2010 09:32:00
Traducción de Teresa - [email protected]
por Maria Cristina - [email protected]
No importa en qué función trabajemos, en este momento. Lo que hagamos, que sea con mucho amor, pues ciertamente estamos donde somos necesarios. Aunque en los días actuales la remuneración alta sea un parámetro esencial de búsqueda, ¿será que necesitamos vivir corriendo en pos del dinero a costa de nuestra paz interior, del confort que solo nos proporciona nuestra conciencia tranquila?
Todos nosotros necesitamos de todos, para sobrevivir hoy en día. Desde el que ejerce la más simple función, hasta esa que ni siquiera sabemos que existe. Si algo nos molesta en este momento, puede haber sido causado por el error de alguien y, cuando nos alegramos, olvidamos agradecer al sin número de otras personas que han sido directa e indirectamente responsables por nuestro momento alegre, de bienestar.
¡El otro día me vino a la mente la imagen de que cada uno de nosotros no es más que un grano de arena, en una inmensidad infinita! Solo unidos a los otros granos podemos sentirnos formando parte de alguna cosa grande y visible. ¡Nuestra importancia es relativa, pero podemos desear ser un grano de arena iluminado, limpio, transparente, el cual, bañado por el agua del mar y por la lluvia, por el rocío de la noche, agradece y procura conservase limpio y lleno de luz!
¡La conciencia de formar parte de un Todo inconmensurable es muy importante, pues hace que nos sintamos acompañados siempre, no con la triste ilusión de soledad! Y esto se logra modificando las creencias, incorporando a ellas la noción imprescindible de que somos todos uno, creados a partir de una misma chispa de Luz y Amor, felices cuando nos reconocemos y así nos sentimos.
Estar siempre criticando a todos, buscando siempre los defectos a cuanto nos rodea, nos hace tristes, infelices y nos deja huérfanos y solos. Nuestro Padre se manifiesta en todo lo que nos rodea y nosotros empezamos a sentirlo cuando contemplamos con reverencia y cariño lo que nos llega, las personas que se presentan en nuestro camino, los paisajes, los animales, toda la Naturaleza.
Esta mirada amorosa ciertamente nos vuelve más compasivos y hace posible el acercamiento de muchos, pues la actitud de crítica, aunque sea silenciosa, aleja de nosotros a los demás. Deseamos ser acogidos, no vigilados.
El Amor es aglutinador y el miedo nos separa de todos. Es cierto que vivimos momentos difíciles, de mucha violencia, incomprensión, falta de amor, pero tenemos que sentirnos seguros a través de la oración y la unión con lo divino, para no estar siempre defendiéndonos y acabar por aislarnos más y más.
Como granos de arena con luz propia, atraeremos situaciones buenas y repeleremos las malas. ¡Tenemos que confiar en esto y continuar procurando intensificar esta luz! Ella es nuestra esencia, nuestra belleza, nuestra protección. Incluso aunque el mal y las sombras se muestren más presentes, confiemos en nuestra luz interior, pidamos ayuda a nuestro adentro y a nuestros amigos espirituales, así saldremos vencedores en esta fase de tantas dificultades, pero también de tanta posibilidad de evolución.
Frente a la inmensidad de este Universo infinito, somos tan solo un granito de arena… Pero dentro de nosotros poseemos este mismo Universo infinito – y en ello se encuentra nuestra grandeza de existir.
