LA PIEDRA NUESTRA DE CADA DÍA
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/12/2015 10:01:07
Autor Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Una piedra es siempre una piedra. La esencia es siempre la misma, no importa el análisis que hagamos. Y, aunque a veces nos olvidemos, su origen es también divino, tal como todo y todos los que nos rodean. Sin embargo, vale la pena cuestionarnos…
¿Qué idea hacemos de las piedras en nuestra vida? ¿Negativa o positiva?
¿Qué finalidad solemos dar a las piedras que la vida nos da? ¿Destructiva o constructiva?
¿Con qué comparamos las piedras que llegan a nuestras manos? ¿Con armas o con herramientas?
¿En qué momentos las piedras nos parecen más presentes? ¿En las tristezas o en las alegrías?
¿Cómo miramos las piedras en nuestro camino? ¿Como obstáculos o como peldaños?
¿Con qué intención buscamos piedras en nuestro día a día? ¿Para agredir o para producir?
¿Cómo reaccionamos ante las piedras que nos ofrecen? ¿Con desconfianza o con satisfacción?
Las variaciones de cada piedra en este mundo están en nosotros mismos, pues la misma piedra que para nosotros es un obstáculo, para otro puede ser un instrumento de trabajo. Lo que cambia, realmente, entre una circunstancia otra, entre nuestra visión y la del otro, es la propia disposición interior de cada uno en el momento en que se ve cara a cara con la piedra de cada día.
Así, también, independientemente de que estemos bien con nosotros mismos o no, la vida y el mundo son lo que son. A nosotros incumbe colocarnos de forma activa o pasiva frente a ellos.
Sólo a nosotros corresponde encarar las piedras de la evolución y amortiguar las pedradas de la vida, recogiendo desesperación o esperanza, males o bienes, en cualquier punto de nuestra andadura.
Y, lo más importante de todo, sólo a nosotros incumbe reflexionar sobre qué tipo de piedra traemos dentro de nosotros: ¿El cálculo doloroso o la joya labrada?
Maísa Intelisano
Julio de 1996