La Realidad Cuántica
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 31/05/2011 12:25:51
por Gesiel Albuquerque - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Mucho se viene oyendo hablar sobre la realidad cuántica, pero poco se ha observado de cómo estamos embreñados en esa dimensión. Claro que ella no es únicamente lo que los teóricos describen. Hay mucho que aprender sobre los mundos energéticos de donde salimos y sobre cómo transformamos los acontecimientos a través de ellos.
La realidad cuántica es un universo paralelo del cual venimos y al cual volveremos en cuanto dejemos definitivamente el cuerpo físico. Lo que pocas personas saben es que nuestro mundo secular es un remedo de lo que existe en las dimensiones paralelas llamadas realidad cuántica.
Siempre que dormimos salimos del cuerpo, y ya nos zambullimos directamente en este universo etéreo atemporal, en el cual las fuerzas del pensamiento y de las emociones son las poderosas herramientas de construcción o destrucción (desde un punto de vista específico) de proyectos, demandas, seres, civilizaciones, entre otros.
Todo cuanto sucede en nuestra 3D es el reflejo atrasado de lo que ya ocurrió, o está ocurriendo, en las dimensiones paralelas. Por ejemplo, grandes realizaciones o tragedias, encuentros y desencuentros, aciertos y desaciertos, considerados como obra de la casualidad, ya han ocurrido antes. Por eso tanta gente tiene aquella tan conocida sensación del déjà vu. Es decir, sienten que ya han vivido determinado acontecimiento que ahora se les presenta como novedad: un encuentro, un lugar, un suceso, etc.
En las dimensiones astrales, las influencias energéticas son más intensas de lo que se imagina. Todo está potenciado porque no hay barreras vibracionales densas como las de la realidad física a que estamos sujetos. De esa forma, el pensamiento, alimentado por la voluntad, se hace más poderoso de lo normal. Así, el bien y el mal (según nuestra concepción) se hacen más intensos y ponen de manifiesto a qué lado pertenece cada trabajador.
El deseo de hacer algo, en favor o en contra de alguien, hace del pensamiento manipulado por hábiles técnicas hipnóticas un arma casi invencible contra los más débiles o ingenuos.
Hasta los fuertes caen, incluso los magos negros alojados en las dimensiones escondidas. Éstos, por cierto, están muy en el punto de mira, porque tienen miles de enemigos. Viven de la hipnosis y tienen pánico a ser hipnotizados, pues saben que todo el poder está en la mente. Muchos de ellos nunca duermen y se protegen con amuletos encantados y cristales materializados.
Como he dicho, todo se hace más fuerte y más intenso. En una representación matemática, podríamos decir que la fuerza de las mentes en el mundo astral se procesa mediante la siguiente ecuación matricial: D + E = H, con H de orden m x n ↔ d11 + e11 = h11. (Deseo + Energía, igual a Hipnosis).
Somos, de hecho, lo que hacemos o sufrimos en la realidad cuántica. Siendo así, si tenemos que cambiar algo para hacernos felices y realizados aquí, hemos de, primeramente, cambiar lo que ocurre por allá. La cosa no es así tan fácil, pero es susceptible de ocurrir. Un buen comienzo es desear vehementemente el objeto de su transformación. O sea, querer intensamente conseguir algo, de preferencia sin agredir a las demás conciencias implicadas, para no generar compromisos graves con personas, lugares y situaciones. Vuelvo a decir que la cosa no es tan sencilla como parece.
El Creador nos ha dado un poder fantástico para transformar nuestro mundo físico, y todo empieza por el deseo. Observa que al desear conseguir algo, vas plasmando inconscientemente en la realidad cuántica, a la que estás conectado, todas las intenciones, formas, volúmenes, densidad, masa del objeto de tu deseo. Así es como surgen obras gigantes y casi increíbles; de esa forma se fortalecen relaciones de amor o de odio, y también el mundo se transforma en un lugar mejor o peor, para unos o para todos.
Somos seres astrales viviendo una experiencia carnal. Nuestro animus es algo llamado conciencia, la cual arrastra todas las voluntades, deseos y conexiones con nuestras bases creadoras. No es difícil sacar la conclusión, por tanto, de que nuestra arquitectura mental y emocional se proyecta primeramente en nuestro universo cuántico. Es decir, el que está dentro de nosotros.
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