La realidad de la vida después de la muerte
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 04/11/2012 09:21:55
por Aurora de Luz - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Si la vida es totalmente diferente de lo que se dice, la vida después de la muerte lo es más todavía.
Si ya tenemos multitud de personas con problemas psicológicos diversos, derivados del impacto que causa la realidad sobre nuestras ilusiones, creadas por aquello con que se nos ha adoctrinado sobre lo que tenía que ser la vida, imagínese, entonces, lo que pasa cuando esas mismas personas pasan por el fino velo que nos separa de la vida después de la muerte. Velo este por el cual – tarde o temprano – todos pasaremos.
Las inmensas multitudes que habitan el orbe terrestre, en shock, por la desilusión de lo que debería haber sido y por lo que de verdad es. Multitudes estas que afectan a nuestro día a día, pues no se encuentran restrictas únicamente al umbral, sino también a la corteza terrestre, donde tropezamos con ellos a todo instante, en la calle, en nuestro trabajo o en casa. Por más que nos incomode saberlo.
Reduciríamos mucho esas multitudes de desencarnados desequilibrados si nosotros nos atuviésemos a la verdad. No a la ilusión de lo más fácil, de lo más bonito o a lo que quiera que se apeguen las personas en la tentativa de mejorar una vida ya de por sí tan difícil. Con ello acaban por apegarse a las ilusiones vendidas como verdades en lindas molduras doradas. El problema es que fatalmente la ilusión lleva a la desilusión, tarde o temprano.
Si nos atuviésemos a la verdad, que por más cruda, desnuda y difícil que sea, es el camino que nos lleva a nosotros mismos y a nuestra libertad e independencia tan anheladas por nuestro espíritu y a una situación mejor en nuestra vida encarnada y desencarnada.
Es cierto que, en un momento difícil, es mucho más agradable dar oídos a la ilusión de animarnos con que, de alguna forma, el problema se resolverá sin demandar mayores esfuerzos por nuestra parte, ya tan cansados. Es cierto también que en ese mismo momento es bastante difícil asumir que no vamos a tener lo que queremos, si no nos levantamos y enfrentamos la realidad del trabajo y desarrollo propio, que bien sabemos lo duro y lento que es.
Sin contar la implicación que nos dan día a día las tinieblas con la venda de las ilusiones terrestres pasajeras o de la solución fácil de los problemas, por esta o aquella doctrina. Todo eso para un individuo que no tiene centrado su espíritu en el firme propósito del mejoramiento real de sí mismo y de la verdad en su vida por encima de todo, o sea, la gran mayoría de la población terrestre, es un plato lleno para la ilusión y el engaño.
Todo esto, amigos míos, es lo que hace que hospitales y farmacias terrestres estén cada vez más saturados y también que las multitudes de desencarnados desequilibrados tomen las calles terrestres de forma desproporcionada como jamás se ha visto. Pues la atención en los hospitales-colonia está limitada por el número de plazas disponibles.
Y el umbral, cada día más lleno. Pocos son los que desencarnan en condiciones de convertirse en trabajadores de la luz. Y de estos, son aún en menor número los que se disponen a trabajar con tales desequilibrados desencarnados, pues la mayoría espera que su ilusión se convierta en realidad, ya sea el ocio en el paraíso, el trabajo agradable en una colonia de luz, o lo que fuese.
Nadie espera que, al desencarnar, acabe limpiando el vómito y el hedor pútrido de los desequilibrados desencarnados. Pero esa es la realidad con que van a depararse, si tienen merecimiento; si son como la mayoría de los carentes de preparación, serán uno más entre los socorridos o los que se amontonan por ahí.
Dictado por Alvarez
