La última lección del Miedo
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 30/11/2012 14:34:30
por Era de Cristal - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Los avisos se han dado.
Los mensajes están disponibles. No hay forma de escapar: la evolución es un hecho que ya iba a suceder, independientemente de cualquier divulgación, medios, márquetin, acción dirigida o plan extravagante.
Solo a nosotros nos podía pasar, a estos humanos enganchados a las pantallas, pero completamente desconectados de los movimientos del planeta y del Universo, el no percibir el clima a nuestro alrededor.
Escucha el extraño silencio de la naturaleza. Contempla el cielo en un final de tarde; con suerte, verás el fenómeno que la ciencia describe como “refracción óptica” y que nuestros ojos insisten en continuar considerando como dos soles. La Tierra sacude, se contuerce, está agitada; la línea del tiempo parece descontrolada y los días han venido ofreciendo 16 horas en el patrón real de tiempo. ¿Dónde han ido a parar las otras 8 horas? El clima tiene vida propia y ya no sigue el nombre que los hombres le dieron. La Primavera ¿es aquella estación en que nos ponemos abrigos y botas?
En cuanto a nuestro propio cuerpo, ¡ese sí, está comprendiendo el proceso! Los síntomas son claros y nos desnortan, aceleran nuestra pulsación cardíaca, alteran el flujo líquido y transforman nuestro humor en una gelatina que aún no se ha solidificado.
En puertas de la transformación, ya tenemos nuestros tickets de entrada para un nivel superior de la espiral de evolución e insistimos en querer un poco más del viejo mundo, con todo el fardo de horrores que nos proporciona.
Mientras, el Amor se infiltra como un gas inodoro por entre todos nuestros poros.
Si así no fuese, siquiera nos podríamos acercar a él. Su trabajo es despertarnos, dulce y lentamente, como hacemos con un crío, en la siesta.
“¡Pero espera! ¡Eh, Amor, por favor, aún no estoy listo! Dame un poquito más de tiempo para pensar; no quiero responsabilizarme por mi andadura y por mi transformación. Estoy tan seguro en esta vieja y conocida media vida mía. ¿Puedes esperar a que racionalice, un poco más?”
Ah, el Amor. Hilo conductor y motivo mayor de todo eso, él va, sí, como siempre lo ha hecho, a esperarnos, y por eso nos deja libres para que, una vez más, nos encontremos con aquel que viene siendo nuestro gran maestro: el Miedo.
La última lección del Miedo es un encuentro tenebroso e inexplicablemente largo con nuestra Conciencia.
La reunión está liderada por la Razón y tiene como asistente a la Duda, que registra en un gran libro cada pensamiento y sentimiento que surgen. Y comienzan las anotaciones:
“¿Quién es el responsable de esta tal Evolución? No, nada de generalizaciones, quiero nombres, direcciones, currículos, fotos, un aval, eso, quiero una carta de recomendación, ¿quiénes son esas personas? ¿Por qué han sido elegidas como mensajeros de la Evolución? Pero, cómo es eso, la evolución es para todos. ¿Por qué un criminal tiene el mismo derecho que yo a evolucionar? El Karma ¿se ha acabado? ¡Vaya! Entonces, ¿yo soporto a esa persona porque quiero y no porque tengo que sufrir y aprender con ella? ¡Jajajaja! ¡Es un chiste!
¿Mensajes de otra dimensión? ¿Canalizaciones? ¿Intuiciones? ¿Profecías? ¿Calendarios? ¿Activaciones? Dónde está Dios en todo eso. ¿Sabe Él, al menos, de qué están hablando? Y ¿quién va a ser mi Maestro, de ahora en adelante? Si no me modifico ¿no voy a poder continuar en este planeta? ¿Qué absurdo es ese? ¡Exijo mi derecho a permanecer aquí hasta cuando yo quiera!!! ¿Ya no habrá más espíritus dándonos consejos? ¿Cómo voy a guiarme? ¿Qué? ¡Eso es un absurdo! ¿Seré capaz de escuchar los mensajes dentro de mí? ¿Y si no son correctos? ¿Y si son fruto de mi imaginación? ¿Tendré que apartar las cosas que no me hacen bien? ¿Tendré que cortar a ciertas personas de mi camino? ¡Pero a mí me cortarán también! ¿Qué puedo hacer? ¿Perdonar? ¡De ninguna manera! ¡Aquí se hace, aquí se paga! ¡Ojo por ojo, diente por diente! Solo yo sé cuánto sufro. Disculpa, no lo hago por mal. Solo quiero comprender, necesito comprender. Soy muy cuestionador, si es que me entiendes. Eso no es un defecto, ¿o sí? ¿No vas a contestarme, Razón? Yo. Yo solo quiero. Yo solo necesito. Yo solo tengo. Sabes, la verdad es que no me considero tan bueno como para evolucionar. Y si es cierto que no lo soy, ¿voy a participar en todo eso? En realidad, yo bien quisiera sentir esa felicidad pero no lo consigo. Quisiera entrar en esa vibración y no sé cómo. Miedo, ¿puedes ayudarme?”
¡Pero claro que puede! El Miedo está en el extremo opuesto al Amor, pero son uno; lo mismo, más exactamente. Y únicamente de nosotros depende la relación con éste o con aquél. Elige, y uno de ellos va a contestar todas las preguntas.
Permaneceremos en esta sala mientras lo necesitemos. Nadie nos quitará de allí, a empellones. El Nuevo Ciclo es el tiempo de madurez, ya estamos formados. Así, no tocará la campana avisando de que la próxima clase ha comenzado. Incluso porque, bueno, ¡las clases se han terminado! Tú vas, si quieres y cuando quieras. Es tu responsabilidad dejar la sala de reuniones y empezar a ejecutar las tareas. Sin jefes, sin fiscales, sin pastores.
La última lección del Miedo la usaremos todo lo que sea necesario. El foco no es ese; la lección es solo una lección, que queremos, no que necesitamos; el gran plano nos incluye, no al revés.
Con o sin la participación general, evolucionaremos.
Pero es siempre cada uno, individualmente, el que decide si quiere, o no, participar.