La Verdad
por Saul Brandalise Jr. em STUM WORLDAtualizado em 27/08/2004 20:01:54
Traducción de Ana Lúcia de Melo
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Confieso que ando un poco alejado de mi religión. Soy Católico pero creo en la reencarnación. Por lo tanto, tengo mi propia religión cuyo primer mandamiento dice: "No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti".
¿Por qué me he alejado de mi religión?
Creo que ella no debe meterse en política. Cuando lo hace discrimina y va a un camino que desconoce...
Recientemente he tenido el gozo de conocer el Obispo de la Diócesis de Toledo, Don Anuar Battisti y me impresionaron su bondad y singularidad.
Hoy, al consultar mi correo postal en la computadora encuentro el siguiente mensaje que mi amiga Luciane Daux me ha enviado. Inmediatamente me he acordado de Don Anuar y en su nombre quiero dividir contigo esta preciosidad a la cual Don Orlando dio "vida".
Familia y Diálogo
Don Orlando Brandes - Obispo de la Diócesis de Joinville
- Todo el diálogo es un "acto de confianza" en el otro. Lo desconfiado se cierra, se siente amenazado, tiene miedo a ser traicionado, incomprendido, explotado. Confianza y fe en el otro, y así se abren las puertas de la confidencia, de la intimidad, de la comunicación, de la amistad. Es la confianza que nos lleva hasta la verdad y facilita la permuta de sentimientos, de convicciones, de problemas y de sucesos. Sin confianza no hay diálogo verdadero.
El diálogo requiere la "comunicación de sentimientos". Hablar ideas es fácil. Mostrar lo que sentimos es más exigente, porque el sentimiento no engaña. Cuando hablamos los sentimientos no entramos en discusión, porque los sentimientos son respetados. Siempre acogemos a quien se abre y confidencia sus sentimientos, y eso nos hace amigos. Percibimos que somos iguales. Lo que está bloqueado se vuelve en mala energía; lo que es hablado es curado.
- La belleza del diálogo requiere el "habla de las emociones". Es dar nombre a las emociones. Eso crea intimidad. Las emociones no habladas no son resueltas, y lo que "nosotros no resolvemos, la vida devuelve". Emociones cerradas generan futuras enfermedades y terminan por transformar el diálogo en bagatelas. Emociones no habladas provocan murmuraciones, peleas, lágrimas, rabia.
Quien represa emoción, refuerza la agresividad. Lo que negamos nos hace caer. Emociones refrenadas no mueren, explotan en otros momentos inoportunos.
- La ley de oro del diálogo es "no invadir". Cuando digo: yo sé lo que tú estás pensando; yo voy a mostrarte como tú estás equivocado; o cuando acusamos, criticamos, aconsejamos, ordenamos, estamos invadiendo. Otra forma de invadir es poner expectativas muy altas e inadecuadas en la charla. Cuanto mayor la expectativa, mayor la frustración. "Querer que el otro adivine lo que yo quiero" es una expectativa irreal. Nadie está obligado a responder a las expectativas de los otros.
- En el diálogo siempre se dice "la verdad con caridad". La verdad dicha de forma agresiva, sin caridad, destruye. Las verdades dichas hábilmente, con educación, con cariño, conmueven. La verdad sin caridad es asesinada. La forma de decir la verdad es un gran secreto del suceso del diálogo.
- Dialogar es "decir el amor". Las personas necesitan saber que son amadas. Donde hay amor, el diálogo no hiere, al revés, sana, liberta, construye. Diálogo es para crear puentes y destruir muros; es una escuela de vida. Dios, al revelarse a la humanidad por medio de Moisés, "hablaba como él y como un amigo". Jesucristo, el hijo de Dios, es la palabra, el verbo, el diálogo personificado, hecho carne. Donde está el diálogo, allí está Dios.
De: "A Noticia", 07/08/2004
No expresamos nuestra verdad solo en nuestras palabras, pero también en nuestros gestos y actitudes. La verdadera actitud de reconocimiento es que elijamos quien debe ocupar nuestro espacio.
Hoy me doblo y hago reverencia a un hombre de Dios: Don Orlando Brandes.
Sé que nos veremos
Beso en el alma