La Vida enseña
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 28/03/2015 09:09:16
por Tania Paupitz
Traducción de Teresa - [email protected]
Uno de estos días, leyendo un libro, me deparé con la frase: “el sufrimiento está en nuestro pensamiento”; siendo así, meditando sobre lo que había leído, me vino a la memoria otra frase que, constantemente, una persona querida me decía a menudo: “no existen los problemas, somos nosotros quienes los creamos”.
Sabemos que los problemas forman parte de nuestra vida, pero no siempre tenemos madurez o discernimiento suficientes para lidiar con ellos.
Las enseñanzas de la vida siempre vendrán a mostrarnos que gran parte de nuestros conflictos internos son de nuestra responsabilidad y, si no los creamos, cuando menos los fortalecemos con nuestros pensamientos y creencias negativas.
Recuerdo que en aquella época oír esa frase me impactó un poco, pues cómo pensar o siquiera imaginar que nosotros creamos los problemas. Para mí esta frase quedó durante muchos años sin sentido, hasta el día en que empecé a pensar de qué forma ella podría estar actuando inserta en el contexto de mi vida.
En aquella ocasión yo era bastante inmadura, impulsiva y muy vulnerable. Lloraba por cualquier cosa, sufría mucho cuando no era correspondida por las otras personas en mis expectativas y, sobre todo, me sentía lastimada con mucha facilidad. Lo cierto es que hoy percibo que yo permitía que me lastimasen...
En determinadas situaciones, el pasado melancólico y sufrido venía a atormentar mis pensamientos, otras, eran problemas de relación, ya fuesen con acompañantes, amigos, compañeros de trabajo, etc.
En aquella época, mi inconsciencia era tan intensa que no era raro sentirme víctima de todo y de todos.
Los años van pasando y vamos adquiriendo una nueva forma de lucidez interior – es el despertar lento y necesario, que nos llevará a encarar los desafíos diarios de otra manera, sobreviviendo a las intemperies de la vida. Las inmersiones interiores, el profundizar la consciencia, promueven el despertara de nuevas percepciones – la percepción de que somos poseedores de nuestro destino, pues cada escena, cada objeto, cada sonido y cada criatura, pueden ser mirados con los ojos del Espíritu; ojos que ven mucho más allá de las meras apariencias y que no se dejan engañar fácilmente.
La evolución nos permite este ensanchamiento de consciencia. Todos tienen una misión única e intransferible en el Plan de la Manifestación Divina. Cada uno de nosotros sigue su curso, su trayectoria particular, hacia nuevos y más perfectos planos existenciales. Cada criatura es responsable por su marcha en esta trayectoria, pudiendo ser “arrastrada por las circunstancias”, o determinando conscientemente sus posturas frente a los desafíos personales y colectivos.
Los aprendizajes son muchos, especialmente cuando nos damos cuenta de que las expectativas que montamos tanto respecto de cosas como de personas, no son más que meras ilusiones transitorias que creamos, con el propósito de aminorar nuestro sufrimiento interior. Buscar dentro de nosotros, y no fuera, las respuestas que necesitamos para enfrentar nuestros dilemas, debe ser la meta de aquellos que desean mejorarse en esta vida.
La regla de oro debe ser: “Me permito ser feliz en el día de hoy, no dejando que nada ni nadie afecte a mi equilibrio emocional, especialmente, con relación a amarguras, ofensas, resentimientos o cualquier otro sentimiento negativo.
Como una gran amiga un día comentó: “Si a fulano no le gusto, es problema suyo”.
No podemos simplemente huir de todos los aspectos desagradables del mundo, pero podemos y debemos colaborar con nuestra salud mental y espiritual, seleccionando mejor las muchas impresiones que arrojamos dentro de nosotros.
Buenos amigos, un trabajo útil y honrado, conversaciones constructivas, ambientes pacíficos, músicas inspiradoras, arte terapéutico... Todo esto nos propiciará una existencia más armoniosa, menos expuesta a las tormentas, capaz de contrapesar los efectos negativos de las adversidades que se muestran inevitables.
