La vida está motivada por el magnetismo personal
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 15/11/2012 15:02:04
por Bernardino Nilton Nascimento - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Nuestro interior posee la magia de transmitir una voz, en circunstancias precisas, que tiene el don de hipnotizar y conseguir cosas relevantes. Poseemos el don de convertir nuestras relaciones en amistades profundas. Tenemos el conocimiento y la llave del éxito, la sabiduría de los misterios para desarrollar la voluntad, la fe y la certidumbre. Todo ello con el poder del magnetismo y del amor.
Cuando nos definimos como poseedores de un magnetismo personal, podemos creer en la potencia de la personalidad y en la autoconfianza. Lo que quiera que fuese, intangible, crea en nosotros la confianza de otros.
Nos hemos enterado de que no tenemos el poder y que ni siquiera somos capaces de separar la belleza del amor. El magnetismo que poseemos ya separa nuestras miradas externas por la atracción. Entonces, podemos enseguida descartar lo que todos piensan, que la belleza contribuye para la manifestación del amor. Lo que realmente va a atraer el verdadero amor es el magnetismo personal. Es el dardo que alcanza el corazón, despertando la amistad y el amor.
Puede haber salud, encanto y gracia, sin que para ello haya magnetismo personal, que es la expresión real del Yo, del verdadero amor. ¿Qué quedará cuando todos los karmas personales lleguen a faltar y todos los talentos tangibles sean eliminados?
En la historia de la humanidad existieron varias personas que con su magnetismo casi lograron dominar el mundo. Personas que han logrado convencer a otras con cierta facilidad. Napoleón, por ejemplo, pequeño de cuerpo y desprovisto de belleza notable, nacido en condiciones humildes, no podría lanzarse a la conquista del mundo y en cierto modo dominarlo, a no ser por el ejercicio de ciertas cualidades que difícilmente podrían ser bien definidas. Miles de personas han tenido sus nombres diseminados por el mundo por razones extraordinarias, ya sea para bien o para el mal. En su mayoría venían de origen humilde y lo han logrado por la fuerza de la voluntad. Trabajando para el bien siempre se alcanzarán los objetivos, pero cuando se trabaja para el mal, muchos solo llegan a acercarse. Eso muestra la fuerza del magnetismo personal.
Otro caso importante es el de Madame Staël, la menos atrayente de las mujeres en lo que se refiere a belleza física. Recibió, por su encantadora personalidad magnética, los homenajes de las personalidades más notables de su tiempo, y fue odiada y apartada por Napoleón, pues su poder de tolerar y soportar interiormente a sus bellos y ricos cortesanos, que no tenían esa personalidad magnética de la señora Staël, le llevaba a repugnarla más que a cualquier otra persona. Esto lo molestaba, pues ella trabajaba su magnetismo mejor que él. Como este, podríamos citar otros muchos ejemplos de la historia. Personas como Amador Aguiar, propietario del Banco Bradesco, venido de familia humilde y que no se hablaba con su padre por culpa de la bebida. Marchó de casa a los 16 años y erigió un imperio. Tenía el poder del magnetismo de conquistar a los demás para lograr su objetivo.
Todos tenemos ese poder, que no se halla únicamente en el estamento superior de la sociedad. Se encuentra en todos nosotros. Podemos empezar con una solución firme, que es la de ejecutar todo aquello que deseamos y planificamos con toda nuestra fuerza de voluntad.
Sin trabajar nuestro magnetismo no llegaremos muy lejos, porque siempre dependeremos de otras personas, y para atraerlas a nuestra causa hemos de tener amor hacia nuestro objetivo y el magnetismo de conquistarlas para que se adhieran a nuestros sueños.
No hay un acto, por insignificante que sea, que no conlleve el placer del éxito. Siempre vamos a triunfar. Realizando nuestras metas, a cada paso, todas las personas conquistadas pasarán a contribuir para nuestros objetivos.
El pensamiento centrado en tu propósito, en tu triunfo, adquiere alas para su realización.
Piensa solamente en tu objetivo. Ten siempre el valor de osar. Alimenta tu confianza con todo aquello que eres capaz de hacer. Desarrolla el poder del magnetismo y adquiere la humildad de aceptar sugerencias sin dejar abatir tu poder magnético de atraer únicamente aquello que deseas de verdad.
Cultivando la decisión del carácter, aprendiendo a decir las cosas pronto y bien, con el alma decidida, no quedará ninguna duda acerca de tu sinceridad. Siempre equilibrado para no dudar; aunque tengas el poder, si manifiestas algunas vacilaciones que dan muestras de perplejidad en lo que se ha de hacer, no podrás retener junto a ti por mucho tiempo a tus adeptos. Ahí está la diferencia del magnetismo del coraje para el bien, pues el del mal siempre va a escaparse en perder el poder por la falta de firmeza en las decisiones y actos, a menudo diferidas, demostrando debilidades. Tiene el poder, tiene el magnetismo, pero no tiene la voluntad, no tiene la fuerza, no tiene el verdadero amor a lo que está poniendo en práctica.
La duda es enemiga del mando. Por el contrario, la decisión es, por decirlo así, su alimento. En ciertas ocasiones la indecisión produce el frío de la muerte, mientras que la vivacidad es la piedra fundamental de la confianza. La seguridad es el tesoro acumulado por la confianza.
El magnetismo humano puede no tener un puesto fijo en el plan del destino de cada cual. Unos lo traen en su totalidad ya cuando nacen. Otros lo manifiestan en la juventud, y otros más adelante, quizá por falta de conocimiento y de los ejercicios para poner en práctica la fuerza de la atracción, del magnetismo personal.
El mejor y más importante elemento para la adquisición del magnetismo personal es tu fe y el placer de desear la felicidad del prójimo.
BNN