La Visión Interior
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 06/05/2015 10:01:19
por Maria Helena Neves de Albuquerque - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Una mirada perceptiva es lo mejor para evaluar en el aquí y ahora nuestra sacralidad interior. Ello porque, donde existe Luz y discernimiento, las inspiraciones divinas estarán siempre presentes. Firmes y fuertes sobre los pilares de Aquel que nos fortalece.
Según los maestros de la Espiritualidad, somos todo aquello que deseamos ser, en cuanto actuantes en este Universo Azul y además dotados de mente, cuerpo y alma con todas sus miríadas. Luego, se observa que, en esa sintonía sagrada, la tendencia normal del serpentear sutil del ego y del existir es lo que determina, en género, número y grado nuestros talentos. Entonces, para comprender el proceso reencarnatorio e igualmente el del 'vivir su morir' es necesario considerar sus matices, en cuanto movimientos sincrónicos de las conexiones mente-materia en el espacio y en el tiempo.
Luego, algunos estudiosos de la Espiritualidad y o de la Física Cuántica pontifican que nuestra alma es inmortal. Sin embargo, para entender la naturaleza sutil de la reencarnación humana, todavía falta comprender de hecho que el mundo y el Universo serpentean en nuestra visión interior, tal como la corriente de un río de perenne actualidad. Y que en ese proceso evolutivo, la visión equivocada de los linajes religiosos del mundo occidental aún considera que la muerte en sí es únicamente la pérdida irreparable de alguien que ha partido para el mundo eterno; que el festivo de Difuntos, e igualmente el ir y venir al cementerio para llevar flores a nuestros muertos aún configuran una percepción distorsionada de la realidad del más allá de la materialidad y o de los “ritos de tránsito”, como diría Carl Gustav Jung, el científico de las causas profundas y creador de la Psicología Analista en pleno siglo XX.
De hecho, en cuanto humanos y dotados de mente, cuerpo y alma, imaginad que esa arcilla que somos, una vez privados del soplo divino y o de su fuente energética, se muere tal como una vela encendida en la inmensidad de la noche cósmica. Y en esa visión contextual y aún bajo una lenta visión de la evolución del más allá de la materialidad, el cementerio se transforma, por decirlo así, en sólo un espacio de este Universo azul, con funciones semejantes a las de un vertedero municipal, donde los viejos residuos domésticos son depurados. Y en la sintonía del aquí y ahora, y hablando aún respetuosamente de las cosas intra-mundos, yo diría asimismo que podemos reflexionar sobre la existencia de ese espacio para que sea transformado en un ambiente iluminado. Con una configuración más evolucionada, o sea, para que en aquel espacio sean depositadas tan sólo nuestras cenizas, considerando, sobremanera, que esos ambientes jamás han hospedado la quintaesencia de las almas de aquellos que ya se han ido camino de la eternidad.
Y así se expresa el monje tibetano Sogyal Rinpoche, uno de los más respetados maestros de la espiritualidad en este siglo: “la visión es la comprensión de la conciencia intrínseca desnuda, dentro de la cual todo está contenido: la percepción sensorial y la existencia fenoménica, el samsara y el nirvana. Esa conciencia intrínseca e inmediata tiene dos aspectos: 'vacuidad' como lo absoluto y la apariencia o percepción como lo relativo”.
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