Lapidando mi diamante
por Graziella Marraccini em STUM WORLDAtualizado em 21/07/2009 12:12:20
Traducción de Teresa - [email protected]
El artículo de la semana pasada me ha rendido muchos e-mails, en su mayoría muy agradables, ya que las opiniones que contenían me animaron a continuar compartiendo con vosotros mis reflexiones personales, sugeridas por la voz de mi Maestro Interior.
Siempre que me siento para escribir un artículo, procuro entrar en sintonía con algo que en aquel momento haya tocado mi corazón.
Esta semana me gustaría reflexionar sobre los cambios que el destino nos impone, que nos parecen duros y difíciles, pero que nos lapidan y nos vuelven cada día más brillantes, como diamantes lapidados.
A lo largo de la vida, hay acontecimientos que se producen de fuera a dentro, como son accidentes, enfermedades graves y otros traumas físicos, capaces de cambiar nuestro cuerpo físico de forma brutal e imprevista. Un simple brazo roto puede no ser perceptible a simple vista tras el tiempo de su recuperación, pero ciertamente el trauma del acontecimiento dejará en lo emocional de la persona una marca capaz de modificarla de ‘dentro a fuera’. El cambio será como un pequeño golpe del cincel que lapida nuestro diamante bruto. Sin embargo, para que se produzca esta modificación, la persona deberá analizar sus reacciones a la vista del acontecimiento y reflexionar sobre las enseñanzas en él contenidas.
Por ejemplo: la Astrología parte del principio de que no existen casualidades y que todos los acontecimientos de nuestra vida son sincrónicos, o sea, responden a la Ley Hermética: Lo que está abajo es como lo que está arriba.
Por tanto, al interpretar una previsión astrológica anual, el astrólogo podrá prever que un determinado acontecimiento se verificará en el momento que indican los movimientos de los astros que está analizando. Ocurre que, pese a que todo está escrito en las estrellas, no necesariamente tiene que suceder de una forma predeterminada. Nuestro libre albedrío, entonces, consiste en interpretar correctamente el recado del cielo, que puede hablar a través del astrólogo o de otro oráculo cualquiera, y comprenderlo haciendo la ‘modificación de comportamiento’ necesaria antes de que el hecho suceda.
Me explico: si un astrólogo, durante una interpretación, te dice que en un determinado período vas a pasar por un tránsito difícil de Saturno sobre tu Luna Natal, te prevendrá además sobre las consecuencias de tal tránsito en tu vida, o sea, acerca de su manifestación material y física. Las manifestaciones de ese aspecto podrán ser múltiples: problemas familiares, preocupaciones con ancianos, períodos de tristezas y melancolía, dificultades emocionales, etc. ‘El período será muy difícil’, te advertirá el astrólogo; pero entonces, ¿cómo podremos pasar esa turbulencia de manera positiva?
El buen astrólogo procurará ayudarte a canalizar esa energía y te dará algunas sugerencias, tales como: ‘Permanece quieto, procura tener paciencia, sé sabio y responsable por tus actos, ten cuidado con las caídas y contusiones, hazte un chequeo si eres mujer – y, si has de cuidar a un familiar enfermo, sírvete de toda tu paciencia y cariño hasta terminar ese aspecto. Será este un período en que has de tomar una medicina amarga que servirá para curarte más tarde’. No hay escapatoria.
En cambio, lo más importante será el ‘recado’ que se ha de comprender, ya que muchas veces es así como el Maestro Interior se manifiesta. El aviso podrá llegar a tus oídos de varias maneras; pero tú has de comprenderlo (a través de la meditación y de la reflexión).
En caso contrario, el Maestro te enviará un factor externo – una caída, una enfermedad, una contusión – para obligarte, forzarte a pasar ese período de quietud y de interiorización y hacerte reflexionar sobre ‘eso que no quieres escuchar’. ¡Un traumatismo es una manera de liberar una tensión interior, de dejarla salir! Y el lugar (en el cuerpo) de ese traumatismo puede decirnos dónde debemos liberar la tensión, obligándonos a encararla de frente. No obstante, si no comprendemos el recado, ¡ciertamente se repetirá el trauma! Y, muchas veces, éste vendrá de forma más grave.
Habréis notado que, a veces, alguien se opera una rodilla, la columna, la cadera, porque padece dolores horribles ¡y tras cierto tiempo el dolor vuelve en el mismo sitio! Pues esto sucede porque, ciertamente, la persona no ha ‘comprendido el recado’ y no hizo la debida modificación. Así, la tensión, la energía bloqueada continua igual y retornará. Entonces, en el momento de un tránsito planetario difícil y negativo (como en el ejemplo de Saturno/Luna), ¡éste nos obligará a enfrentarnos de una vez al problema!
Michel Odoul, fundador del Instituto Francés de Shiatsu, enseña que cuando un dolor o una enfermedad se manifiestan en nuestro cuerpo físico, dependiendo del lado en que se sitúa, puede advertirnos de su origen psicosomático. Siendo así, según la medicina china, todo lo que se manifiesta en el cuerpo físico en el lado derecho está relacionado con nuestros problemas emocionales ‘con lo femenino’, o sea, con la madre, la hermana, la hija, etc., y por consiguiente con la empresa en que trabajamos, la casa que nos abriga, los sentimientos y lo afectivo, la sociedad en que convivimos o la asociación religiosa que nos cobija. Todo eso está relacionado con la energía Yin.
Si el problema se manifiesta en el lado izquierdo, estará relacionado ‘con lo masculino’, o sea, con el padre, el hermano, el hijo, en primer lugar, y con lo masculino en general, el jefe, la jerarquía, la autoridad e incluso la policía. Esa energía estará relacionada con la energía Yang. La Astrología puede, a veces, prever ese lado de manifestación dependiendo de la situación del planeta actuante sobre tu mapa natal, pero no siempre eso será posible. En cambio, es cierto que si aprendemos cómo escuchar los recados del Maestro y hacemos las modificaciones sugeridas, sufriremos menos en el cuerpo físico. ¡La transformación, la lapidación del diamante, habrá de hacerse de dentro a fuera!¡Mirad que no estoy afirmando que esto será cosa fácil! Tenemos nuestra personalidad propia, nuestra identidad, muy difícil de cambiar, pero si afirmamos ‘yo soy así’ no cambiaremos nunca ¡y estaremos sujetos a la repetición de los mismos errores continuamente!
Incluso cuando alcanzamos cierto nivel de espiritualidad, hemos de continuar subiendo, peldaño tras peldaño, en el camino de la transformación interior, pues la escalera no terminará nunca. La transformación completa se producirá solamente a medida en que empecemos a hacer nuestras modificaciones interiores de forma consciente. El ‘despertar de la conciencia’ requiere determinación y constancia. Así, las situaciones negativas se transformarán en oportunidades de crecimiento y constituirán una bendición para nuestro espíritu.
Esta semana podemos invocar la ayuda del Genio Cabalístico nº 39, Rehael, cuyo Salmo de oración es el 29. Esta emanación del Nombre de Dios nos ayudará en esa transformación y nos ofrecerá oportunidades y bendiciones. Meditad sobre las tres letras hebraicas que componen su nombre, escaneando de derecha a izquierda:
AYIN HEY RASH
39. Lapidando el diamante
¡Una semana llena de Luz, de Amor y de Confianza!