Las armadillas del Ego
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 28/04/2006 14:47:20
Traducción de Teresa - [email protected]
El ego está siempre preparado para boicotear cualquier tentativa que emprendemos para escapar a su control. Una de las armadillas más habituales del ego es hacer que nos sintamos confortables en la enfermedad. Para eso nos convence de que nuestros problemas emocionales pueden atraernos la atención del mundo y revertir nuestra carencia.
Muchas personas afirman todo el tiempo que les gustaría vencer sus dificultades emocionales, pero rechazan cualquier iniciativa práctica que las pueda conducir a ese objetivo.
Las pegas que suelen poner para hallar una salida, constituyen el subterfugio que su inconsciente encuentra para hacer que continúen presas al ego negativo, aquél que todo hará para impedir que ellas tengan acceso a su verdadero ser.
Las terapias tradicionales ayudan a tomar conciencia de este proceso, pero no avanzan en el sentido de ayudar a las personas a entrar en contacto con aquella parte de su ser que de hecho las libertará del sufrimiento. Esto es así porque las terapias occidentales se limitan a tratar la mente, cuando es exactamente ella, la mente, nuestro principal problema.
Las terapias son muy útiles como instrumento de catarsis de las emociones y bloqueos reprimidos y ayudan a las personas a percibirse a sí mismas de manera más clara. Esto es importante porque muchos sufridores no tienen siquiera idea de los principales motivos u origen de sus sufrimientos emocionales.
Sin embargo este es tan sólo el primer peldaño para la cura. El otro, el que realmente nos conducirá a un nuevo nivel de conciencia y nos libertará de los mecanismos de la mente y sus proyecciones, es la meditación. Ambas, terapia y meditación, deben caminar juntas para proporcionar al ser humano una herramienta realmente eficaz para eludir las armadillas del ego.
Ego, el falso centro
…La sociedad crea un ego porque el ego puede ser controlado y manipulado. El Yo nunca puede ser controlado y manipulado. Nunca se ha oído decir que la sociedad estuviese controlando al Yo – no es posible.
…El ego está siempre abatido, siempre en busca de alimento, de alguien que lo aprecie. Y es por esto que tú estás continuamente pidiendo atención.
Obtienes de los otros la idea de quién eres tú. No es una experiencia directa.
La idea de quién eres tú, la obtienes de los otros. Ellos modelan tu centro. Pero ese centro es falso, mientras que el centro verdadero está dentro de ti. El centro verdadero no es de incumbencia de nadie. Nadie lo modela. Tú vienes con él. Tú naces con él.
Así, tienes dos centros. Un centro con el que vienes, que te es dado por la propia existencia. Ese es el Yo. Y otro centro, creado por la sociedad – el ego. Éste es cosa falsa – es un gran truco. A través del ego la sociedad está controlándote. Tienes que comportarte de determinada manera, porque solamente así la sociedad va a apreciarte. Tienes que caminar de determinada manera; tienes que reír de determinada manera; tienes que seguir determinadas conductas, una moral, un código. Solamente así la sociedad te apreciará, y si ella no lo hiciere, tu ego quedará abatido. Y cuando el ego queda abatido, tú ya no sabes dónde estás, tú ya no sabes quien eres tú.
Los otros te han dado la idea. Y esa idea es el ego. Intenta entenderlo lo más profundamente posible, porque el ego tiene que se arrojado fuera. Y a no ser que lo arrojes fuera, nunca serás capaz de alcanzar el yo. Por estar enviciado en el falso centro, tú no puedes moverte, y no puedes ver el Yo.
…Hasta el propio hecho de ser infeliz te da la sensación de “yo soy”. Alejándote de lo que es conocido, el miedo se adueña; comienzas a sentir miedo de la oscuridad y del caos – porque la sociedad ha conseguido hacer clara una pequeña parte de tu ser… Es lo mismo que penetrar en una floresta. Tú haces un pequeño claro, tú limpias un pedazo de tierra, tú haces un cercado, tú haces una pequeña cabaña; tú haces un pequeño jardín, un césped, y tú te sientes bien. Más allá de tu cercado – la floresta, la selva. Pero aquí dentro todo está bien: lo has planeado todo.
Así fue como sucedió. La sociedad ha abierto un pequeño claro en tu conciencia. Ella ha limpiado sólo una pequeña parte completamente y la ha cercado. Todo está bien allí. Todas sus universidades están haciendo esto. Toda la cultura y todo el condicionamiento tienen por objeto apenas limpiar una parte, para que allí tú puedas sentirte en casa.
Y entonces comienzas a sentir miedo. Más allá del cercado existe peligro.
Más allá de la valla, tú eres, tal como tú eres dentro del cercado – y tu mente consciente es apenas una parte, una décima de todo tu ser. Nueve décimas están aguardando en la oscuridad. Y dentro de esas nueve décimas, en algún lugar, tu centro verdadero está oculto.
…Pero si eres valiente y no vuelves atrás, si no vuelves a caer en el ego sino que marchas siempre adelante, existe un centro oculto dentro de ti, un centro que traes contigo desde hace muchas vidas. Ese centro es tu alma, el Yo.
Desde que te aproximas a él, todo cambia, todo vuelve a asentarse nuevamente. Pero ahora ese asentamiento no está hecho por la sociedad. Ahora todo se vuelve un cosmos y no un caos, nace un nuevo orden. Pero ese no es el orden de la sociedad – ese es el propio orden de la existencia.
Es lo que Buda denomina Dhamma, lo que Lao Tzu llama Tao, lo que Heráclito llama Logos. No está hecho por el hombre. Es el propio orden de la existencia. Entonces, de repente todo vuelve a estar bello, y por primera vez realmente bello, porque las cosas hechas por el hombre no pueden ser bellas. Como máximo puedes esconder su fealdad, esto es todo. Puedes adornarlas, pero ellas nunca pueden ser bellas…
No tengas prisa en abandonarlo, simplemente obsérvalo. Cuanto más observas, más capaz te vuelves. De repente, un día, tú simplemente notas que ha desaparecido. Y cuando desaparece por sí mismo, solamente entonces, él realmente desaparece. Porque no existe otra manera. Tú no puedes abandonarlo antes de tiempo. Él cae, exactamente como una hoja seca.
Cuando hayas alcanzado madurez a través de la comprensión, de la conciencia, y cuando hayas sentido de manera total que el ego es la causa de toda tu infelicidad, un día simplemente ves cómo cae la hoja seca… y entonces el verdadero centro surge.
Y ese centro verdadero es el alma, el Yo, el dios, la verdad, o como quieras llamarlo. Puedes darle cualquier nombre, aquél que prefieras”.
OSHO, Más allá de las fronteras de la Mente
