Las esencias florales
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 19/03/2014 11:23:44
Traducción de Teresa - [email protected]
Miedo, inseguridad, culpa, apego, ansiedad, baja autoestima, son algunos de los trastornos emocionales que más acometen al ser humano. Al cristalizarse, forman bloqueos que impiden su elaboración y, por consiguiente, acaban dificultando la vida de la persona.
Estos estados emocionales terminan por causar desequilibrios orgánicos, puesto que hacen que la energía vital quede bloqueada o sea canalizada de modo inadecuado.
Las esencias florales actúan con el propósito de disolver las corazas emocionales y rescatar la espontaneidad y la autenticidad. Ellas nos permiten establecer una conexión armoniosa con la totalidad de nuestro ser y también el contacto con la Fuente original de la energía vital.
El descubridor de los poderes sanadores de las flores, el Dr. Edward Bach, nació en septiembre de 1886, en Moseley, un pueblo cercano a Birmingham, en Inglaterra. Desde pequeño demostró gran amor por la naturaleza, fuerte poder de concentración, excelente humor, así como profunda intuición y sensibilidad.
A los 20 años ingresó en la Facultad de Medicina de Birmingham. Se especializó en bacteriología, inmunología y salud pública. Durante la Primera Guerra Mundial trabajó mucho, atendiendo a 400 camas en el Hospital Universitario.
En esa época el Dr. Bach observó cómo los pacientes reaccionaban frente a la enfermedad y de qué modo tal reacción influía en el curso de ésta. Llegó a la conclusión de que, en el tratamiento de enfermedades, la índole tenía más importancia que el cuerpo físico.
En 1929, a la edad de 43 años, el Dr. Bach era respetado por los médicos de toda Europa.
Tenía todo el éxito profesional, lo mismo como clínico que como investigador, pero obedeciendo a su intuición, abandonó las actividades en la ciudad y se fue al campo (Mount Vernon), en busca de nuevos medicamentos.
Buscaba en la naturaleza un medicamento que pudiese elevar las vibraciones de la personalidad, a fin de corregir el conflicto entre el Yo Superior y el Yo Inferior, que origina trastornos y desequilibrios en el hombre.
Bach era una persona muy sensible, capaz de sentir reacciones físicas y emocionales al acercarse a las plantas; y con esa habilidad y su determinación interior, empezó a estudiar las esencias florales en 1930, enfocado hacia la búsqueda de su propio equilibrio.
Posteriormente empezó a emplear las tinturas vibracionales con otras personas, realizando gratuitamente sus consultas. En esa época mantenía un ambulatorio propio, donde atendía a personas necesitadas, pero mantenía igualmente su consultorio, muy reconocido en su medio.
A lo largo de seis años el médico sintetizó el sistema con 38 Esencias Florales, y cuando verificó la eficacia de esos medicamentos y comprendió la ayuda que podrían brindar a la humanidad, en 1936 dijo a uno de sus colaboradores:
“Mi tarea está cumplida, mi misión en este mundo está terminada”.
Pocas semanas más tarde murió mientras dormía. Dejó un conocimiento profundo y sencillo hasta el punto de que permite la automedicación y la prescripción por no titulados.
El Dr. Bach investigó medicamentos con el deseo de destinarlos al uso sencillo por cualquier persona, para que todos pudiesen cuidarse a partir de la auto-observación. Su sistema floral fue citado por la Organización Mundial de la Salud como sistema complementario y alternativo de tratamiento.
La experiencia ha ido demostrando que en muchas situaciones el auto-tratamiento no ofrece problemas. No obstante, en los casos en que la consciencia de sí mismo es inexistente y las reacciones totalmente instintivas, la auto-medicación no es recomendable, pues difícilmente podría el paciente llevar a cabo interpretaciones objetivas.
En la década de los 80, inspirados por la experiencia y el propósito de Bach, surgieron otros muchos investigadores en el mundo. Actualmente existen cientos de sistemas florales en todo el planeta.
Éstos constituyen un regalo divino para nosotros los seres humanos, el conocimiento que ha hecho posible rehacer nuestra conexión con la naturaleza, y la consciencia de que somos parte indisociable del Todo.