Las raíces del éxito
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 15/05/2016 09:27:49
Autor Alex Possato - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Para que tu árbol fructifique con todo vigor, es importante contemplar el suelo de donde vienes. Honrar cada piedra, cada parte árida, arenosa o rígida por la cual tus raíces han tenido que emplear toda su fuerza, flexibilidad y coraje para penetrar hasta una vena de agua. Una vena de vida. Que ha permitido que estés aquí.
Cada guantazo que recibiste de tu padre. Cada desatención por parte de tu madre. Los privilegios concedidos únicamente a tus hermanos y no a ti. La dificultad económica de la niñez. Los reproches interminables. El exceso de cuidado y protección, que te agobió. La ausencia de alguien muy importante. Las enfermedades. El descontrol emocional. Las mudanzas de lugar, de ciudad, de país. Y quizá algunos instantes de paz. De alegría. De sonrisa. De comunión.
¿Cuántas piedras has tenido que pasar, tus padres han tenido que pasar, tus antepasados han tenido que pasar? Hay que contemplar tu historia tal como ella fue. Exactamente como ella fue. Sin pintarla de negro o de rosa. Blanco o gris. Sólo entonces tu base podrá afirmarse sobre el suelo de donde vienes.
Una vida bien resuelta necesita los pies puestos en la tierra y los ojos puestos en el cielo. Firmeza en la base y apertura a lo superior. Que te guía. Sin la firmeza, cualquier viento algo más fuerte te lleva hacia acá y hacia allá. Cualquier charla embaucadora te convence. Sin la madre firme, que te sostiene en la tierra, estás a merced de los movimientos y la energía de la naturaleza. Haces demasiado, y no haces nada. Tienes miles de ideas pero no las concretizas. No obstante, sin la cabeza en el cielo, te solidificas en la tierra. Te anquilosas. No tienes creatividad. Tus ideas son copia de lo que has escuchado. Tienes miedo a la aventura, a lo incierto, a la excitación. Sin el padre, no te atreves a ir más allá. No tienes fuerza para los desafíos. Ni capacidad de planificación y estrategia. Padre y madre son el tronco que sostiene tu vida.
De la perfecta comunión de las energías masculina y femenina dentro de ti, la energía de la ancestralidad subirá por las raíces y llegará a tus ramas, permitiendo buenos frutos. Sabrás atreverte y arriesgar, pero también detenerte y nutrir. Jugarás con las ideas, pero cuando tomes una decisión, darás el tiempo oportuno para el crecimiento, planificarás con seguridad los próximos pasos, mientras la fruta no está aún madura. Cuidarás de tu cuerpo, que es la base para un hijo sano. Te protegerás en un lugar seguro. Dejarás de desplazarte como un atolondrado, de perderte en miles de direcciones e ideas, para que el hijo nazca en la seguridad.
Florecer y dar frutos es un proceso natural. Siguiendo tu naturaleza, no exagerarás… no es necesario acopio de frutos, ni tampoco escasez. Todo será proveído. La propia vida te indicará la dirección a seguir. Con mucho equipaje no podrás desplazarte con facilidad, en la cercana temporada de aventuras y búsquedas. El éxito deja levedad. Con los pies en el suelo. Desplazamientos. Con momentos oportunos de parada, apreciación, descanso y gestación. Libertad e independencia, con apertura a la colaboración, la ayuda mutua y la amistad.
El éxito sólo tiene sentido cuando está al servicio de honrar el suelo, las raíces y el tronco sobre el cual ha sido gestado y edificado. Ahí tu búsqueda deja de ser un juego de niños, y se convierte en algo sagrado: tu destino.