Lecciones de riqueza y pobreza
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 28/03/2014 08:24:56
por Hee Jin Myung - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La paciente B.S., 40 años, acudió a mí con quejas de dificultades económicas y depresión. No conseguía parar en ningún empleo, vivía endeudada y pidiendo ayuda a sus familiares.
En la primera vivencia, B.S. era una reina cruel que mandaba matar a sus desafectos y maltrataba a sus siervos. Nunca se preocupó por los necesitados y murió envenenada.
En la segunda vivencia, B.S. era esposa de un rico señor feudal, tenían cientos de siervos que trabajaban en régimen de semi-esclavitud. Nunca ayudó a los pobres.
En la tercera vivencia, fue hija de un rico hacendado y murió de depresión y problemas pulmonares.
En la cuarta vivencia, B.S. nació en la India como hija mayor de una familia muy pobre y tenía seis hermanos. Quedó huérfana de padre y madre en la niñez y tuvieron que mendigar para sobrevivir.
Un día, un hombre invadió la barraca donde vivían y secuestró a sus hermanos.
B.S. se puso a buscar a sus hermanos, pero nunca los encontró. Fue prostituta y murió de hambre en las calles.
Las sesiones de regresión nos enseñan que individuos que fueron reyes, reinas o políticos corruptos, se reencarnan posteriormente en una vida de muchas humillaciones y pobreza. Ellos acaban sintiendo en carne propia todo el mal que causaron a otros cuando eran ricos y poderosos. Nadie escapa a la ley del karma.
La extrema pobreza nos enseña que debemos ayudar a los necesitados sin restricciones y sin juzgar, pues la moneda que damos hoy al pobre puede decidir su vida o su muerte. Si no lo ayudamos hoy, mañana podremos estar como está él, pasando por las mismas necesidades.
Una vida de riquezas nos es concedida a fin de que usemos de los bienes materiales para suplir nuestras necesidades y las de los pobres, y para divulgar la Luz de la Verdad al mundo. No somos dueños, sólo administradores de los bienes de Dios, por eso debemos usar de las riquezas con sabiduría, amor y moderación.
Dios no creó las riquezas materiales para satisfacer nuestros apetitos carnales, sino para que pudiésemos desarrollar inteligencia, sabiduría, generosidad, persistencia, integridad, fuerza de voluntad y amor al trabajo.
Si no aprendemos las lecciones que la riqueza y la pobreza tienen para enseñarnos, tendremos que vivir muchas vidas con dificultades financieras.
Basta aprender las lecciones, y ya no será preciso sufrir más…