Lecciones para una vida saludable - Lección 1
por Sônia Imenes em STUM WORLDAtualizado em 14/01/2008 12:42:58
Traducción de Teresa - [email protected]
Prácticas psico-corporales para la buena salud
Salud, bienestar, vida saludable, es lo que todos buscamos, lo que todos queremos tener. Pero mientras no modifiquemos nuestra manera de comprender la enfermedad, para entenderla como fruto de una postura interior que conduce al desequilibrio, y no como consecuencia de influencias maléficas a que estamos sujetos de cara a las condiciones externas, no encontraremos el camino que nos lleva a la plena vitalidad.
El poder de cura existe en cada uno de nosotros. La naturaleza nos ha dotado con este poder porque esa es la potencialidad natural de la vida, en cualquiera de las formas que asuma su manifestación.
El comprender esto nos lleva a asumir cierta auto-responsabilidad para con nuestro propio bienestar y la conservación de la salud, hábito que nuestra cultura moderna ha extirpado de nuestra conciencia, y hemos pasado a atribuir a los médicos, a los planes de salud, a la industria farmacéutica, etc., la exclusiva de ese poder.
No es que se deba rechazar los beneficios que la investigación y la ciencia médica han desarrollado. Pero es preciso saber hacer el uso correcto de estos recursos y no el uso indiscriminado y frecuentemente nocivo a que nos hemos entregado actualmente, al tiempo que nos esquivamos de comprender y asumir la parte que nos corresponde.
El objetivo de esta sección es ofrecer al lector una orientación para que pueda desarrollar, solo, en familia o con un grupo de amigos, algunas prácticas psico-corporales que le ayudarán a adjudicarse la parte de responsabilidad que le compete respecto de la propia salud.
Para esos fines, el conocimiento de algunas tradiciones antiguas y especialmente las de origen oriental, tiene mucho que ofrecernos. Y la gran diferencia que separa estas tradiciones de cura de nuestra actual ciencia médica es el creer o no en la dimensión espiritual del hombre.
Mientras que nuestros científicos permanecen limitados dentro de su enfoque materialista, sus pesquisas estarán siempre sujetas a ser mal encaminadas, mal interpretadas y mal utilizadas.
Tenemos que rescatar la conciencia de que somos seres espirituales. Que todo el poder de creación, desarrollo, regeneración y evolución de la vida está dentro de cada uno de nosotros. Que no somos tan sólo un cuerpo, sino una conciencia que se expresa en este cuerpo. El cuerpo humano es la expresión condensada de la dimensión espiritual. Materia y espíritu son apenas conceptos que separan diferentes instancias de la manifestación de la vida, como si fuesen cosas separadas la una de la otra, cuando en la realidad nuestro cuerpo revela exactamente lo que somos en todos los otros planos de la existencia. Es la forma más concreta, palpable, observable de lo que realmente somos y precisamente por eso es la clave para el descubrimiento de nuestro mundo interior.
No hay dolencia que no tenga como origen un desequilibrio interior, aun cuando se trate de una infección causada por gérmenes o bacterias provenientes del contacto con el exterior. Si hubo contaminación, ha sido porque en los planos psicológicos, anímicos o espirituales hemos creado alguna vulnerabilidad a partir de actitudes o posturas que infringieron las leyes de la vida o la esencia de nuestro Ser, lo cual hace menguar la resistencia inmunológica de nuestro organismo.
Las prácticas psico-corporales de auto-ayuda, además de contribuir a recuperar la movilidad natural del cuerpo, para un mejor desempeño de las funciones fisiológicas, del sistema circulatorio y de la respiración, proporcionan al individuo el aprender a (re)conocerse dentro de su contexto de vida, haciendo que se encuentre mejor consigo mismo y con todo cuanto le rodea.
Como consecuencia, su desempeño personal, social y profesional será mucho mejor.
LECCIÓN Nº 1
Al despertar por la mañana no salgas de la cama precipitadamente. Cualquiera que sea la actividad u obligación que tengas que cumplir, ésta nunca debe preceder el contacto que debemos establecer con nosotros mismos. Es importante despertarse de uno mismo, ante todo. Percibirse despierto, antes incluso de abrir los ojos. Recordar algún sueño y reconocer el “estado del alma”, los sentimientos que han sido movilizados durante la noche, ya que es durante ese período cuando nuestro espíritu se libera de sus ataduras y va a buscar experiencias en los planos astrales, o reminiscencias sedimentadas en nuestro inconsciente.
Respira algunas veces ahondando esta inmersión en ti mismo, y entonces comienza poco a poco a poner el cuerpo en movimiento, desperezándote, al principio muy suavemente, progresando hacia un verdadero estirarse, tal como hacen los animales cuando salen de un estado pasivo y relajado. Presta atención entonces a las sensaciones corporales, al estado físico de tu cuerpo, desperezándote más y más. No ahorres movimientos y explora todas las sensaciones que se presenten. ¡Esto no lleva más que unos pocos minutos, al tiempo que se revela como un poderoso medio de fundamentar nuestro día de modo mucho más consciente, presente y fructífero! Manifiesta el propósito de preservar esta conciencia de ti mismo durante todo el día.
Aprovecha ese “nuevo despertar” para agradecer a la vida, al universo, a Dios presente en todas las cosas, por la dádiva de estar vivo disfrutando y contribuyendo al despertar de toda la humanidad, pues al fin y al cabo ¡Somos todos UNO!
