Liberar el Karma Familiar
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 17/04/2013 07:49:36
por Fernanda Luongo - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Karma, del sánscrito Karmam, significa acción. "A toda acción corresponde siempre una reacción opuesta y de igual intensidad".
Tercera Ley de Newton.
Cuando todavía somos sólo unos niñitos dependientes de nuestros padres, mucho en nuestra percepción del mundo y de la propia construcción de nuestra personalidad es, digamos así, prestada. Tendemos a absorber, imprimir e incorporar profundamente las impresiones que ellos nos transmiten, de forma que pasamos a creer (al llegar a adultos) que aquellas ideas, valores, reacciones, etc., son genuinamente nuestras.
De la misma manera, nuestros padres absorben de nuestros abuelos los modelos que (ahora) nos son transmitidos, y así podemos constatar que las pautas denominadas kármicas son más antiguas de lo que imaginamos. Códigos de conducta, ética, moral, valores religiosos, concepto de bien y mal, así como predisposiciones genéticas a determinados tipos de enfermedades, a pautas de conducta, pensamiento y reacción, se pasan adelante y tienden a repetirse lo mismo que un disco rayado en un tocadiscos, hasta que alguien se decida a ACTUAR de forma diferente.
Aplicando el ejemplo del tocadiscos: ¡hasta que alguien se decida a desconectarlo, o a cambiar el disco!
Esta carga familiar, por muy pesada que sea, puede ser modificada en cualquier momento, bastando para ello despertar para esta realidad.
Cuando percibimos que no estamos libres de influencias externas en nuestras decisiones, cuando percibimos que estamos reaccionando frente a determinada situación del mismo modo que lo hicieron nuestra madre, padre, abuelos, cuando nos damos cuenta de que nuestras elecciones están basadas en lo externo (opiniones y expectativas ajenas) y no en nuestro interior, ya podemos felicitarnos, ¡pues la primera lámpara para la liberación ha sido encendida! A partir de esta constatación mental, podemos seguir adelante con el siguiente paso: la manifestación material, o sea, ACCIÓN.
Se ha dado el pistoletazo de salida. El camino ahora está libre para acomodar lo nuevo, bastando para ello la manifestación de acciones transformadoras. Y esas acciones se ponen en práctica en nuestro interior. No sirve de nada querer que cambien el padre y la madre, los abuelos, los hijos. El cambio ha de llevarse a cabo dentro de nosotros.
Para que los patrones kármicos familiares se rompan, basta con que UN único miembro de la familia se decida a cambiar. Basta con que tan sólo UNA persona se decida a romper con aquella grabación hipnótica repetitiva. Basta con que sólo UN ser humano rompa con los grilletes de la ilusión y se libere de la esclavitud del ego. Basta modificar el mecanismo de reacción inconsciente para una pro-acción consciente.
Si el miedo ha sido una de las bases fundamentales de tu familia (y suele ser la base de la mayoría), con confianza y Amor (la fuerza opuesta) se puede iniciar un proceso completamente transformador a partir de ti.
Todos los demás quedarán afectados por esta modificación, pues la ruptura de la pauta resonará en tu tejido familiar. Aquella música que sonaba durante siglos ya no sonará. Sin embargo, cada uno responderá a su manera. Muchos podrán permanecer inertes, otros podrán ofrecer tremenda resistencia frente al cambio, y aún otros podrán crear una verdadera revolución a fin de restituir la antigua realidad. Obviamente cada cual vivirá de acuerdo a la realidad que elija, al fin y al cabo cada cual es responsable por su propia vida, enfoque y evolución. Pero este pionerismo dejará una marca indeleble en el currículo de la familia, de forma que en algún momento tocará a otro miembro positivamente, aunque sea en una próxima generación.
Basta que uno decida despertar, evolucionar y cambiar la grabación.
Nosotros no modificamos a los demás, tan sólo podemos modificarnos a nosotros mismos, no obstante, nuestro despertar influye y estimula el despertar de las otras almas ligadas directa o indirectamente a nosotros.
Pregúntate a ti mismo cuál es la canción familiar que has venido oyendo durante los últimos años. ¿Será cierto que ella te agrada? ¿No habrá llegado la hora de cambiar el *heavy metal por un jazz?
En lugar de reaccionar contra la música que ha venido tocando en las últimas décadas, ¡sé proactivo y cambia el disco!
*nada contra el estilo musical heavy metal - lo puse como ejemplo de música más pesada (ya lo dice su propio nombre, en inglés heavy quiere decir pesado) en detrimento de una más ligera (el jazz).