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Libertad

por Silvia Fávero em STUM WORLD
Atualizado em 08/03/2009 08:57:39


Traducción de Teresa - [email protected]

Érase una vez una niña llamada Joana. Era una chiquilla linda, el cabello ensortijado, dorado como el sol. Su piel era blanca como la luna. Y ella sabía que había venido de las estrellas.
A veces se quedaba mirando al cielo, con añoranza de casa, pues se sentía un poco extraña en el lugar donde vivía. ¡Eran todos tan diferentes de ella! Y, por eso mismo, ella intentaba ser igual a todos.
Era difícil, pues no siempre sabía cómo proceder. Entonces, conversaba con sus padres, sus hermanos, sus amigos, les pedía su opinión, pero procedía de acuerdo con ella misma.

Permanecía quietecita, escuchando lo que decían los demás y siempre estaba de acuerdo con ellos. De esa forma, procurando agradar a todos, creía comportarse como era debido en la sociedad en que vivía.
No siempre ocurría esto y no comprendía por qué.
Las personas la consideraban boba, pues estaba conforme con todo y muchas veces trataban de dominarla. Ella se enredaba en las opiniones ajenas, queriendo ser simpática a todos, pero no lograba agradar a nadie, ni a sí propia.
Vivía carente, con la impresión de ser continuamente lanzada de un lado para otro y continuaba sin saber cuál era su papel en aquel lugar o en la vida. Hasta que un día decidió rebelarse.

Ya que era cierto que no lograba encontrar a nadie a quien ella gustase, intentaría empezar a pensar por sí sola y a hacer lo que le pareciese bien.
No era fácil. Al fin y al cabo, estaba acostumbrada a ser comandada.
Sin embargo, pensaba Joana, así no se está bien. Cualquier esfuerzo vale la pena para salir de esta situación.
Empezó, entonces, a decir lo que pensaba y a proceder como quería.
No salió bien. Ella era débil, las personas de su entorno estaban muy acostumbradas a comandarla. Y después, siempre la dejaban a ella sola sufrir las consecuencias de lo que salía mal.
El camino no es ese, pensó nuevamente Joana.
Tengo que continuar concordando con todos, mientras me fortalezco interiormente. Eso es. Manos a la obra.

Y continuó siendo la misma niña dócil de siempre. Pero solamente por fuera, pues, sin que nadie lo supiese, o sin que le notasen la intención, colocó sus energías en la búsqueda de cosas que pudieran fortalecerle el espíritu. Empezó a estudiar varias religiones y, poco a poco, fue percibiendo su conexión con el Universo. Pasó a buscar técnicas consideradas poco ortodoxas por la sociedad, para buscar su equilibrio interior. Incorporó algunas y descartó otras.
Su familia y sus amigos la encontraban cada vez más extraña, pero como ella continuaba intentando ser simpática y concordar con todos, la dejaron en paz.
Lo que nadie percibía es que esa actitud, ahora, era solamente externa. Era lo que Joana necesitaba a fin de tener tiempo para encontrar su equilibrio.

Y poco a poco, ella empezó a entender su camino, a sentirse más y más conectada a las estrellas de donde había venido. Decidió que desde ese día en adelante empezaría a hacer solamente lo que le pareciese acertado. Se sintió fortalecida y más equilibrada. Se liberó de las ataduras que la prendían a la Tierra. Consiguió volar y comunicarse con sus verdaderos amigos esparcidos por el Cosmos.
A partir de entonces, pasó a aprender cada vez más lecciones importantes para su vida. Sus problemas, sus conflictos, empezaron a resolverse.
Exteriormente ella continuaba siendo la misma niña que estaba conforme con todo, pues una de las lecciones importantes que aprendió fue la de que no valía la pena tratar de imponer su voluntad. Que cada cual buscase su camino, luchase por su propia libertad. Pero interiormente, cada vez, mas, ella se convertía en una persona fuerte y determinada que solo procedía de acuerdo con lo que le parecía correcto.
Solamente entonces, al fin, ella encontró la paz. Descubrió su camino. Definitivamente, se había vuelto libre.

En ese momento, sintió que encontraba su destino: convertirse en un farol que, sin moverse del lugar, ni interactuar con quien está alrededor, ofrece su luz para guiar a quien quiera disponer de ella. ¡Y así fue como la niñita de cabellos ensortijados color del sol, de piel blanca como la luna, encontró la verdadera LIBERTAD!


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silvia
Silvia Fávero é cromoterapeuta
com especialidade em gestantes
e atende em São Paulo.


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