Lidiar con el dolor de desconectarse del predador emocional
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 19/03/2016 07:14:16
Traducción de Teresa - [email protected]
Si dijese que es fácil desconectarse de aquellos que alimentan nuestros mejores y mayores sueños, yo estaría mintiendo. Hay dolor, sí, mejor dicho, hay mucho dolor cuando finalmente comprendemos que estamos tratando a personas enfermas, que en cualquier cercanía afectiva, si por ventura aflojamos nuestras riendas, puede, cuando menos lo esperamos, instantáneamente provocar en el predador sus conocidas reacciones, de modo que él destilará nuevamente su veneno tóxico a través de su conocido ciclo vicioso. Hemos de recordar que su objetivo principal es y siempre será romper tus piernas hasta que te sientas totalmente frágil y sin apoyo. Asimismo hemos de recordar que en esta trama la única persona que puede existir es él. Esas situaciones desgraciadamente son inexorables, y aunque imaginemos que ya no volverán a suceder, mientras haya deslices, siempre ocurrirán.
Recientemente, en una lista de discusiones sobre este tema, me preguntaron si hay cura para estas personalidades a quienes damos el nombre de narcisistas perversos, psicópatas, vampiros emocionales y otros. Mi visión del mundo es que siempre podemos mejorar y que tenemos una vida entera para perfeccionarnos. La gran cuestión en estos casos está en la persona en sí, es decir, si ella comprende que necesita superarse en algo o si lo desea de veras. Según parece, esa vertiente difícilmente se aplica en estos casos. Esa violencia emocional, por devastadora que sea para la vida de las víctimas, siempre lo será en forma velada y las más de las veces ocurrirá entre bastidores, donde nadie o poquísimas personas pueden ser testigos, lo cual a menudo confunde a la propia víctima. Después de las escenas destructivas, las interpretaciones vuelven a configurarse y la presa suele ser desacreditada, a menudo haciéndola pasar por desequilibrada o de las que crean conflictos por nada.
Aun así, cuando ya se ha producido el despertar, el dolor más grande consiste en percibir que esta dramática situación difícilmente podría modificarse. Oigo a pacientes que han comprendido la trama macabra en que estaban envueltas y que han logrado desconectarse afectivamente de sus madres, padres, compañeros sentimentales, etc. Algunas cuentan que aunque todavía se hablan con ellos, o de algún modo anden por cerca, tanto padres como parejas o ex parejas, después de esa desconexión sin vuelta atrás empezaron a llamarles mi amor, y aparentemente han empezado a preocuparse más por ellas. En el proceso de terminar la desconexión, algunas todavía se engañan considerando que se habría producido alguna solución y se atreven a bajar la guardia ante tanta amabilidad afectiva, pero inmediatamente se les recuerda que dichos predadores tan sólo se mantenían al acecho, por detrás de las cortinas de apariencia amorosa, esperando pacientemente un despiste para dar nuevamente el bote.
Encarar a nuestros villanos emocionales, internos y externos de frente, y asumir lo que son y cómo funcionan, es la oportunidad fundamental que tenemos para reprocesar lo que nos aflige, percibiendo que ellos siempre han sido y lo siguen siendo, los únicos y verdaderos obstáculos que nos impiden alcanzar nuestros objetivos más sagrados.
Lo mejor es salir adelante como quien sale de una guerra, o como quien abandona una casa en llamas… A donde no se puede ya volver o siquiera mirar hacia atrás. Vale la pena despegarse de esa pantalla de Secuestro de Almas, al fin y al cabo hay mucha vida buena más allá de eso.
- ¡Cuánto más despiertos, mejor!
