Lo espiritual en la psicoterapia
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 29/03/2009 12:11:18
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
En la psicoterapia de perspectiva interdimensional, la experiencia regresiva busca la sintonía que más necesita la persona para el ensanchamiento cualitativo en el proceso de auto-conocimiento, sea a través de la regresión hasta la situación intrauterina de la vida actual o de la regresión a vida(s) pasada(s), es decir, por intermedio de contacto o presencia espiritual.
En esa dinámica que es la interacción terapéutica, no siempre lo que más necesita la persona en el momento son las informaciones provenientes de la experiencia regresiva. A veces, y no son raras, en esas ocasiones el paciente es beneficiado (posiblemente por el criterio del merecimiento) por la presencia espiritual que le irradia energía sobre los chakras que estén directamente relacionados con sus problemas de origen emocional.
Generalmente, esas experiencias ocurren con aquellas personas que ya están espiritualizadas y que están más sintonizadas con sus mentores, o cuando el individuo se encuentra en proceso de reforma interior a través del desarrollo de valores ético-morales en su vida.
Desde la perspectiva de la metodología interdimensional, ciencia y trascendencia caminan de la mano en beneficio de la persona, sin pretensión de disputar la “posesión de la verdad”, pues la propia ciencia como todo saber humano son conocimientos originarios de la misma Fuente de sabiduría universal.
En ese sentido, al terapeuta que une ciencia y trascendencia en su praxis metodológica, le es imprescindible estar vibrando en una sintonía compatible con el nivel vibratorio accesible al contacto de guías y mentores espirituales. Solamente así estará apto para facilitar, y no intermediar, porque independe de él, el contacto espiritual en el momento en que su paciente recibe el beneficio energético (pase) de la presencia espiritual.
En reciente experiencia regresiva, una paciente recién salida de una relación afectiva que le había producido considerable nivel de sufrimiento, alimentado por “ingredientes” psíquicos que implicaban sentimientos de rechazo, abandono y traición, fue beneficiada en aquello que más necesitaba en el actual momento de su vida, o sea, ser trabajada energéticamente a través del pase espiritual en su chakra cardíaco, para que se restableciese cierto nivel de equilibrio emocional ante el “torbellino” en que se había convertido su vida.
Su relato tras la experiencia, es decir, la visualización de mucha luz azul durante la expansión consciencial, asociada a la sensación de ligera presión y calor sobre su pecho a la altura del chakra cardíaco, seguida de sensación de alivio y paz interior, me transmitió la certeza de que aquella persona había sido beneficiada (aunque no curada…) energéticamente.
Cuando se produce ese nivel de experiencia, su resultado se vuelve extremadamente positivo para la secuencia de la psicoterapia, pues enriquece cualitativamente los niveles de percepción interdimensional de la persona, al igual que ocurre, pero a menor nivel, cuando el individuo en regresión tiene acceso a informaciones de su pasado reciente o remoto.
Desde la perspectiva del abordaje interdimensional, cuando se produce la asociación del conocimiento teórico-práctico con un buen nivel de vibración energético-espiritual por parte del terapeuta, las percepciones se vuelven más aguzadas en la relación profesional-paciente. Y cuando los dos agentes de esa interacción vibran en niveles cercanos uno al otro, las percepciones se hacen todavía más aguzadas y provechosas en el sentido de agilizar el proceso terapéutico.
En la psicoterapia interdimensional, nuestra realidad de inserción en la vivencia ligada a la materia con todas sus repercusiones psíquicas, así como nuestra realidad de naturaleza trascendental con sus repercusiones psico-espirituales, son la base de la investigación terapéutica que busca, a través de un mejor nivel de auto-conocimiento (comprensión de sí mismo), el reequilibrio psico-espiritual de la persona, pues no debemos descuidar los “dos lados” de la naturaleza humana. En ese sentido, independientemente de origen, raza o condición social, somos todos iguales. Por tanto, con los mismos derechos a auto-conocernos más allá del “aquí-ahora” de nuestra realidad inmediata.
Los dos lados de nuestra realidad bidimensional contemplan lo que necesitamos encontrar en esa línea divisoria que simbólicamente representa de un lado la materia y del otro lado el espíritu, o sea, el punto que une esas dos líneas en una sola, llamado el punto de equilibrio. Motivación mayor para que la “razón del vivir” se produzca, interminablemente rumbo al progreso, rumbo a la evolución del hombre visto como un ser dotado de ilimitado potencial de creación y de (auto) cura.
Psicoanalista Clínico e Interdimensional.