Lo Eterno habita tu alma - Un lugar donde no estamos sujetos al tiempo
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 21/02/2016 09:32:41
Autor Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Los cuentos de hadas celtas sugieren una región del alma que está habitada por lo eterno, un lugar recóndito en nosotros, donde no estamos sujetos a las devastaciones del tiempo actual. Todo lo que vivimos, experimentamos o heredamos, queda almacenado en el templo de nuestra memoria. Siempre que nos plazca, podemos regresar y pasear por las salas de ese templo. Y despertar y reintegrar todo lo que nos lleva sucedido. Algún incrédulo o escéptico podrá pensar que esto es ilusión, sueño de escritores que describen la existencia de ese mundo fantástico en algún lugar del Universo. La revelación, sin embargo, nos ofrece una infinidad de reflexiones y posibilidades. Es cierto, somos todos seres divinos, desde la sencilla ama de casa que lava cacharros todo el día hasta el ingeniero de la NASA, que investiga y desvenda los misterios del Universo. A propósito, dice Jung que admira la meditación del ama de casa mientras lava cacharros. Un amigo mío, director de una gran empresa en SP, me decía que le encantaban la sabiduría y agilidad del jardinero al cuidar sus plantas en Ibiúna. Tú eres un foco de luz inteligente que habita, hoy, una compleja vestimenta, el cuerpo humano. Y puedes pasearte por las alamedas de ese Templo Sagrado para conocer la principal figura del Planeta Azul: ¡TÚ!
En ese extraordinario templo habitado por el Espíritu hay infinitos repliegues, denominados sobres vibracionales por William Tiller, profesor del Instituto de Stanford – EUA. Por medio de la termodinámica, él estudia estos sobres vibracionales, buscando crear un aparato que detecte y analice estos cuerpos.
Otro científico, David Bohm, más recientemente, según lo publicado en el libro “De la Teoría del Cuerpo al Corazón”, de Dias Calegari, esclarece que: ”La energía y cada partícula del Universo almacenan una infinidad de informaciones, como en un holograma. Podemos tener acceso a eventos del pasado, presente y futuro, pues a nivel subatómico los límites del tiempo y el espacio se deshacen” . De nuevo la información de que podemos ingresar en ese universo paralelo, que existe en nosotros.
Algunos denominan a este fenómeno déjà vu, es un momento en que tú sales fuera del estado terreno para “entrar” en un estado o frecuencia no terreno. Podemos llamarlo espiritual o energético. En los procesos que realizo, insisto en que toda teoría o descubrimiento necesita tener aplicabilidad. ¿Qué utilidad tiene para ti saber todo esto? ¿Estará más sabrosa la ensalada que comes en tu almuerzo? ¿Se suavizarán tus relaciones en casa? ¿Por fin la prosperidad enriquecerá tu cuenta bancaria? Puede que sí, porque esa revelación puede garantizarte actos más inteligentes y amorosos y permitirá que accedas a tesoros infinitos de tu intimidad.
Trigueirinho, un místico/investigador psíquico, autor de la obra “El Libro de las Señales”, informa que cuando se verifica esa consciencia por parte del ser humano, como esencia espiritual, sus diversos cuerpos ingresan en un vórtice de energía superior, la nueva frecuencia. O sea, si tú intensificas tu creencia y realizas experiencias de meditación, podrás “entrar” en ese otro universo, mencionado en los cuentos de hadas celtas e investigado por los científicos y los místicos.
Y ahora, la buena noticia: al llevar a cabo ese proceso, interfieres en tu cuerpo físico y en todos tus cuerpos energéticos, haciendo que el ADN sutil tenga dominio sobre el ADN físico. El ADN sutil está libre de karma material y no contiene agresividad en su estructura energética. ¡Esa conclusión nos lleva a creer en la posibilidad de eliminar la agresividad en el ser humano! Trigueirinho llevó a cabo experiencias místicas en esa área y sugirió la ya existencia del DNA sutil en el cuerpo físico de algunas personas, lo cual les garantizaba transmutaciones perceptivas.
André Luiz, a través de Chico Xavier en el libro “Evolución en Dos Mundos” informa sobre determinadas áreas neuronales donde predomina el dominio del cuerpo energético (periespíritu) en ritmo vibracional extra-dimensional. Patrick Drouot, físico francés, realiza experiencias chamánicas de meditación y científicas. Durante muchos años ha estado investigando sobre dónde estarían estos ingredientes vibracionales, que permiten al ser humano apalancar recursos para organizar imágenes o destruirlas.
En 1985 Drouot consiguió respuestas para sus búsquedas en las escuelas de Yoga y en el Budismo Tibetano. Dice él: “somos portadores de cuerpos de luz, sobres vibracionales, que rodean nuestro cuerpo físico/etérico. En tales sobres/cuerpos de luz está el origen de toda patología humana. Si se actúa sobre este cuerpo de luz, se pueden modificar la vibración, las informaciones y reprogramar acciones”.
Y ahora, para suavizar estas reflexiones, te invito a viajar en ese sueño, con Ruth Jardim, titulado por ella como Tiempo:
Todo lo que te pido, Tiempo, es que salves mi corazón. En esa entrega absurda de ir hasta el otro y dejarme sin mí. Lo que te pido, Tiempo, es el camino acertado. Aprender a recibir antes de entregarme. Ver más allá. Pido que me devuelvas a mí misma. Que yo me reconozca y me acoja. Y me reciba cálidamente cuando surjan agujeros negros del inconsciente. Que yo me oriente y me ilumine. Que yo sepa cuidar únicamente de lo que me incumbe. Y deje a mi alma ser libre, para ir y venir. Natural, entera y suavemente.
Que la vida me encuentre distraída, sin pre/ocupaciones. Con la ansiedad de buscarlo todo, hasta lo que no sé. Lo que te pido, Tiempo, es la aceptación plena de la distancia entre el ser (nacer) y el no ser (morir). Y amar la vida tal como es. Sé que ella me quiere plena y legítima. Muéstrale a ella el camino hacia mí. Mientras tanto, adorméceme en paz hasta que la verdad me alcance como un beso. Y cubre mi cuerpo, suavemente, como lo hace una madre. Y deposita en mí la semilla de Luz, iluminando y dirigiendo esa ansia de ser feliz. Invierte el orden de las cosas y susurra en mi oído el son de la alegría. Porque, la felicidad que quiero y busco es un camino sin retorno. Que yo me aquiete en la paz del merecimiento, sin dar un paso o un pío, como el pájaro-polluelo, aguardando el alimento de la madre. Como él, que yo sólo contemple. Que yo resista la tentación de correr hacia lo que aún no está listo. Que yo me prepare para la sorpresa de un día simple. Que yo despierte como quien nace. ¡Amén!
