Los Hijos y las Drogas
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 29/11/2008 11:39:27
Traducción de Teresa - [email protected]
IDENTIFICANDO LOS CAMBIOS DE COMPORTAMIENTO EN LOS HIJOS QUE ENTRAN EN EL UNIVERSO DE LAS DROGAS
Innumerables e-mails me han sido enviados pidiendo que se comentasen algunas de las evidencias sobre los desvíos de comportamiento de los hijos cuando éstos se drogan.
Desgraciadamente, son situaciones que no pocas veces pasan desapercibidas a los más atentos y dedicados padres.
Erróneamente, muchos de esos padres siquiera se cuestionan cuando ocurren situaciones de distanciamiento afectivo de los hijos para con ellos. Prefieren entenderlo como un proceso natural del desarrollo adolescente. La búsqueda de nuevos referentes y algún aislamiento de los padres son de hecho necesarios para la elaboración de la identidad del futuro adulto, pero no más que hasta cierto punto.
Los distanciamientos afectivos, de modo general, requieren una mirada más atenta por parte de los padres y merecen mayor atención cuando conjuntamente surgen cambios importantes de personalidad y comportamiento. Ejemplo: Cuando aparecen retraimientos espontáneos, dificultades e incluso faltan deseos de convivir con la familia y con los amigos que siempre solían ser referencias fraternas. Cuando las fiestas sociales y familiares quedan determinantemente descartadas. Todo esto sucede de modo sutil, pero en determinado momento un cuadro mayor se va delineando y los padres pueden percibir al hijo más cercano a un extraño que a alguien con quien había mantenido contacto desde el nacimiento.
Otro factor relevante son las altas jornadas de sueño a lo largo del día y la frecuente disculpa por el cansancio, achacado a las actividades del día-a-día o incluso por las juergas nocturnas. Esas situaciones deben ser observadas por los padres con el buen sentido añadido a los datos de la realidad. Verificar si el joven prefiere pasar horas enteras encerrado dentro de su cuarto o del baño, también puede ser algún signo de que algo puede estar fuera de quicio.
La gran cuestión queda en la línea divisoria de lo que puede entenderse dentro de un patrón de normalidad o de algunos tipos de comportamiento que pueden servir como fuertes indicadores de que algo de muy equivocado puede estar sucediendo secretamente en la vida de tu hijo. Los signos surgen y los padres han de estar atentos a los movimientos y actitudes que antes no formaban parte de la rutina y de la estructura de personalidad de los hijos.
Dependiendo del tipo de droga utilizada, podrá sobrevenir una disminución drástica del apetito e incluso sensaciones de mareo o vómitos.
También se hace recurrente el olvido de palabras durantes las frases.
Sabemos que el adolescente está en constante transformación y que todo este camino mutante sirve de experimentación para la jornada adulta que le sucede. Por eso mismo los padres han de estar presentes, comprendiendo los procesos de cambios fundamentales, pero en momento alguno dispersados de un enfoque más afinado y maduro en relación a los hijos. Atendiendo incluso a no pasar por alto las percepciones, por más sutiles que puedan parecer respecto de las actitudes “diferentes de lo habitual” que sus hijos puedan estar presentando.
Denunciarse a sí mismos que algo puede no estar caminando bien en relación a los propios hijos puede incomodar profundamente todo y cualquier tipo de ideal de los padres; pero negarlos puede, en un futuro no muy distante, acarrear un dolor que muchas veces se convierte en irrecuperable.
