¡Los índigos y cristales piden paso!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 10/11/2013 09:19:11
Traducción de Teresa - [email protected]
por Flávio Bastos - [email protected]
Una joven, después de leer el artículo "Los índigos entre nosotros", publicado en el STUM hace cosa de un mes, se identificó con el perfil de una persona índigo y decidió escribirme poniéndose a mi disposición para prestar su testimonio en forma de nuevo artículo sobre el mismo tema. Formulé, entonces, siete preguntas, se las envié y ella contestó según sus experiencias y visión de vida. Es lo que veremos a continuación.
Acerca de la experiencia de sentirse diferente de otras personas, ella contestó que "sentirse diferente es una experiencia profunda, emocionante, surrealista. Es como si hubiese más cosas en mi entorno, como si todo fuese una ilusión y como si todo fuese a cambiar".
La segunda pregunta versa sobre sus relaciones con las personas consideradas "normales". Su respuesta: "Mi interacción con las otras personas no es muy diferente, pues intento ser comunicativa. La dificultad estriba en que expongo mucho mis opiniones sobre temas que los demás consideran complicados o no comprenden, como por ejemplo, la política, una cosa que me gusta mucho".
La tercera cuestiona sobre lo que a ella le gustaría modificar en la sociedad contemporánea, y la contesta subjetivamente: "Muchas cosas serán modificadas, pero esas modificaciones se verificarán con lentitud para que todos, sin excepción, se sientan adaptados para compartir unos con otros. El cambio más importante será la valoración del amor en general".
Sobre la posibilidad de comunicación con los espíritus, ella responde objetivamente: "Bueno, yo veo siluetas y oigo voces lejanas, pero tengo suerte, ya que en mi casa nunca murió nadie y sólo veo figuras blancas. También sueño con personas muertas que nunca he conocido. Por ejemplo, la madre de mi amiga, que ha fallecido, me pidió que le dijese a mi amiga que ella la protegía. Mejor dicho, no es que haya "hablado", sino que tuve la percepción de lo que ella quería comunicar a su hija".
La quinta pregunta aborda la sensibilidad extrasensorial abarcadora, y en caso de que ella esté dotada de esta facultad, que describa su propia experiencia. Su respuesta: "Los dones van ligados a los sueños. Creo haberme comunicado cierta vez con mi mentor espiritual, que me llevó a visitar una colonia. Allí él me explicó cómo funcionaban las cosas. En cuanto a las sensaciones, con frecuencia percibo presencias extra-físicas".
La sexta pregunta versa acerca de su visión del futuro de la humanidad. La joven contesta con seguridad y optimismo: "Mira, respecto de eso, es complejo, todo va a cambiar, pero esas probaciones nos conducirán a la evolución, al desapego de la materia y de sentimientos banales. Será un cambio, una metamorfosis, pero con fe en nuestro Padre todo irá bien".
La última pregunta se refiere a su misión en la Tierra. Ella responde con convicción y confianza: "Me reencarné con la misión de ayudar a mis hermanos en esos cambios".
Según la psicóloga Lidia de Noronha, los niños y los adultos índigo y cristal presentan muchas características en común, o sea, son extremadamente sensibles (a la energía de otros, al medio ambiente, etc.). Son muy perceptivos, incluso psíquicamente (en varios grados). Tienen clara la importancia de su propósito de vida global. Son congruentes entre corazón, mente, palabras y actos. Perciben fácilmente la falta de integridad y de honradez. Sienten pasión por la vida, por el amor y por la justicia. Tienen un agudo sentido de servicio y ayuda humanitaria. Por naturaleza, se abstienen de juzgar. En general, tienen un gran sentido del humor. Necesitan el agua, la naturaleza, el arte, el ejercicio físico y un ambiente seguro, tanto física como emocional, psíquica y espiritualmente. Y, por último, requieren la presencia a su alrededor de adultos emocionalmente estables.
Mi esposa trabaja con niños y adolescentes, ella es psicopedagoga y tiene una interesante visión de su experiencia clínica: "Actualmente observo que ciertos niños y adolescentes que recibo en el consultorio psicopedagógico andan en busca de respuestas, no sólo para sus dificultades en el aprendizaje, sino también para que sus propios padres y profesores los comprendan. Niños muy inteligentes, habladores y críticos son los que más aparecen. Por otra parte, los profesores se quejan de que el alumno no lleva a cabo las actividades, entregan exámenes incompletos y sólo hacen lo que les apetece, como si no les importasen las consecuencias evaluativas de la escuela. También se quejan de alumnos que presentan una opinión formada y crítica de diferentes situaciones y que emplean la argumentación como forma de imponerse. Cabe, entonces, que analicemos qué tipo de niños son esos. ¿Será que todos presentan trastorno hiperactivo y que un medicamento solucionaría el problema?"
Y concluye su razonamiento: "Las escuelas suelen solicitar a los padres que lleven a sus hijos al médico o a una evaluación psicológica. Pero lo que más me preocupa, aparte del empleo abusivo de medicamentos, es la falta de conocimiento de los padres y educadores acerca de cómo lidiar con los niños que presentan estas características, quienes, a mi modo de ver, no siempre son portadores de trastornos de aprendizaje, sino que son niños índigo o cristal, que necesitan ayuda para poder cumplir sus misiones. En tal sentido, a nosotros, sociedad, incumbe observar atenta y diferenciadamente a ese niño que sobresale en relación a los demás, y ofrecerle medios para que se sienta mejor adaptado al ambiente escolar, a fin de que logre seguir las "reglas" según la dirección de su inmenso potencial".
