Los Muertos están aquí
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 08/04/2020 11:34:29
Autor Valéria Bastos
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Traducción de Teresa
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Los que ya se han ido están más presentes que nunca. Sólo están invisibles; ellos continúan presentes en nuestras mentes, actos y corazones. Cuando hacemos algo o hablamos de convicciones, no siempre esto tiene algo que ver con nosotros. A menudo estamos repitiendo el patrón de creencias de nuestros ancestros.
Para mantenernos leales a ellos y seguir perteneciendo al clan, copiamos y seguimos los destinos de los que ya se fueron. Aun sin saber, aun sin conocer, eso no importa. El alma del clan es mayor que todo eso y actúa a nivel inconsciente.
Dejar el pasado en el pasado tiene que ver con nuestra necesidad de autosuficiencia, como si esto garantizase autonomía e individualidad. Pero somos mucho más que meros pasajeros de algún tren. Somos colectivos, múltiples, interconectados con todo y con todos.
El sistema familiar habla por sí solo. No requiere autorización expresa de sus miembros. Tiene autonomía y movimiento propio y estamos sujetos a él. Sólo lo seguimos por medio de fuerzas invisibles, de extrema potencia. Aceptémoslo, por tanto.
Seguir a los muertos en sus destinos es como ir en el caudal del río. Tan natural cuanto entregarse a la suave corriente. Ocurre que muchos destinos trágicos y difíciles también son seguidos. El movimiento sistémico lo muestra claramente en las constelaciones familiares. No hay juzgamiento que separe esto o aquello, cierto o erróneo, pesado o leve.
Identificados con algún miembro de la familia, lo seguimos por amor. La individualidad no prevalece, el todo sí prevalece. Queremos estar juntos, pertenecer, formar parte, honrar e incluir, cualquiera que sea la situación, sin el mérito del juzgamiento. Dar un lugar a todos, ese es el movimiento de amor en la familia.
Generación tras generación, esas informaciones son transmitidas y repetidas, reforzándose en sí mismas. Con una identidad colectiva, creamos y recreamos esos vínculos ancestrales y nos mantenemos leales a ellos.
Los enmarañamientos sistémicos son los resultados de esas dinámicas ocultas entre los miembros de las familias. Ocupamos lugares, tomamos partido, nos vinculamos emocionalmente, siempre movidos por necesidades que van más allá de intereses personales. Estamos al servicio de algo mayor, del equilibrio del sistema por el todo, en busca de la tan soñada paz para los que se fueron y los que quedaron.
Honrar a los que partieron en sus destinos y elecciones. Respetar sus vidas, reconocer que fue así. Percibir el lugar que ocupamos en esa trayectoria y dejar cada cosa en su debido lugar, sin la pretensión de corregir, salvar, mejorar. Dar un lugar en el corazón a cada uno, mirar hacia delante y seguir en frente, haciendo de la vida un hermoso homenaje a los que ya se han ido.