Los niños y sus juguetes
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 03/04/2014 10:25:28
por Tom Coelho
Traducción de Teresa - [email protected]
“Aprendí más sobre los padres que sobre los niños.
Éstos son básicamente iguales. Sólo quieren jugar”.
(Gabriele Galimberti)
Gabriele Galimberti es un fotógrafo italiano que en el transcurso de 18 meses recorrió 58 países visitando niños de una media de edad de seis años para registrar la forma en cómo interactúan con sus juguetes y construyen su propio universo lúdico.
Su proyecto demuestra que el acto de jugar refleja el ambiente en que el niño vive, siendo posible encontrar semejanzas con independencia del escenario político y cultural o la condición socioeconómica. Así, a la pequeña Chiwa, de Malawi (país del África Oriental) y al chiquillo Orly, de Texas, les encantan los dinosaurios por la protección que les ofrecen. A la niña, contra animales peligrosos; al chico, contra fantasmas y el pueblo mejicano que puede secuestrarlo. Detalle: su madre es mejicana y ese país está a tan sólo tres kilómetros de su casa.
La influencia familiar es una constante. La italiana Alessia ayuda a su abuelo en la granja, y le gusta jugar con los animales. Así, sus juguetes predilectos son herramientas como palas y azadas. En cambio, al niño Enea, que vive en Colorado, le gusta imitar a su tío músico. Por eso su divertimento son los pequeños instrumentos musicales con que intenta tocar los temas musicales de “Batman” y “El Hombre Araña”.
Como no podría dejar de ser, los juguetes también reflejan los sueños y la visión de futuro de muchos jóvenes. Noel, de Texas, está convicto de que será piloto. Tiene aviones de todos los tamaños y juega en simuladores de vuelo. El ucraniano Pavel quiere ser policía y vive rodeado de armas de juguete. Y Naya, de Nicaragua, reúne sus sencillos utensilios de cocina para, con barro y hierbas del jardín, crear tartas para su hermana mayor. Ella dice que administrará un restaurante en el futuro, ¡segura de que a los turistas les encantará!
Otro aspecto interesante observado por Gabriele, que procuraba siempre interactuar jugando con los niños y sus juguetes antes de retratarlos, es que los jóvenes que disfrutaban de mejor situación económica eran, en su mayoría, más posesivos que los más pobres, quienes, a pesar de disponer de uno o dos juguetes nada más, aún así se sentían cómodos al compartir.
Una de las conclusiones más significativas del estudio es que los juguetes revelan las expectativas, anhelos y ambiciones de los padres, como si pudiesen proyectar en sus hijos sus carencias personales.
Los tiempos actuales están fuertemente caracterizados por la presencia de la televisión y de los equipos electrónicos. Desde la más tierna edad, los niños se ven impactados por los dibujos animados y ahora, cada vez más precozmente, por tabletas y videojuegos.
Es cierto que los dibujos animados van siendo más educativos. Uno de estos días he podido volver a ver un episodio emblemático del marino Popeye. En él, Olivia es directora de una empresa y decide despedir sumariamente al propio Popeye por no cumplir con una meta que ella había establecido, haciéndolo de forma tan humillante que hoy sería fatalmente definida como acoso moral. Y lo peor, ella decide contratar a Brutus, ¡quien, al cabo de algunos instantes, simplemente la está agrediendo físicamente!
El problema no son los dibujos, sino los intermedios comerciales. Las campañas de márquetin, en especial en los canales u horarios con programación infantil, son impresionantes, engendrando un deseo de consumo desenfrenado.
Incumbe a los padres, dentro de este contexto, ayudar a sus hijos en la elección de sus juguetes, de modo a proporcionarles desarrollo personal, cognitivo, motor y social. Y, sobre todo, la gran alegría de jugar.
