¡LUZ, CÁMARA, ACCIÓN!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 23/10/2011 12:11:48
por Alessandra França - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
En el teatro, antes de la representación de una pieza, el público, en ansiosa expectativa, habla en demasía, otros parlotean asuntos diversos, los críticos tejen anticipadamente sus comentarios incluso sin haber visto la primera actuación… Es un momento particularmente caótico y un ritual que forma parte de todo espectáculo… De pronto, se apagan las luces, el silencio inunda de expectación la sala y es en esa total oscuridad cuando entra en escena el actor investido de un personaje cualquiera, las luces van resurgiendo suave y delicadamente, delineando las formas de ese ser; mientras no se produzca algún movimiento y no aparezca la primera voz y la primera cuestión que descubran la historia de ese personaje, solo habrá expectativa, análisis y suposiciones…
Imagina que en ese teatro de la vida tú eres el actor, y tu público (padres, amigos, jefes…) esperan mucho de ti. Recibes críticas y elogios, pero sabes que todavía no has podido dar lo máximo de ti, no has ofrecido tu excelencia, ya que siempre has representado los personajes que tu público ha elegido para ti y esto no te ha satisfecho. Imagina que hoy, en el teatro de tu vida, representas a alguien fracasado y temeroso, desdichado o inseguro, ansioso o depresivo, una persona sin esperanzas, sin objetivos; y eso te está frustrando y desanimando. Imagina que tu vida está exactamente en el momento en que las luces se han apagado y el silencio apura una obligatoria acción. ¿Qué hacer? ¿Qué papel elegir? Ciertamente el papel que tú quieres representar es el de un feliz vencedor realizado y satisfecho. ¿Por qué no lo representas? ¿Qué es lo que te lo impide?
En el teatro de la vida es preciso apoderarnos de nuestro principal personaje, dejar el drama de lado, observar panorámicamente nuestra historia de triunfo y entrar en escena, actuar con maestría, excelencia, objetividad y perfección. Para eso también es necesario enfocarnos en el objetivo, no en el público, ni en circunstancias pasajeras y superficiales que no nos llevarán al triunfo y a la mejora continua.
¿Cuántas veces has asumido personajes que no querías asumir? ¿Cuántas veces en tu vida has representado a personajes derrotistas y deprimentes que solo te hicieron sentir como la peor de las criaturas? ¿Cuántas veces has dejado de realizar tus más profundos anhelos porque no sabías proceder de modo diferente?
Piénsalo bien, es perfectamente posible cambiar tu historia. Escribir y actuar en una historia de triunfo y felicidad, de amor y realizaciones. ¿No es eso lo que has venido buscando en tu vida?
No te quedes esperando a que las cosas sucedan, solo crea tu guión y sigue una historia de éxito, haciendo lo que sea necesario para ello.
En el libro “Los secretos de la mente millonaria” de T. Harv Eker, éste dice lo siguiente: “Las personas ricas creen en la siguiente idea: ‘Yo creo mi propia vida’. Las personas de mentalidad pobre creen en la siguiente idea: ‘En mi vida, las cosas suceden’.”
Este es un pensamiento interesante; en la segunda mentalidad – la mentalidad pobre – se da el caso del actor que representa los personajes que su público desea; permanece aguardando un papel cualquiera dentro de patrones ajenos a los suyos, por esperar la aprobación y los aplausos, que a menudo no llegan, y cuyo resultado es la frustración, el desánimo y el fracaso. En el primer caso – una mentalidad rica – el actor asume la autoría de la pieza del teatro de su vida, crea una historia bellísima llena de éxito y alegría, y actúa según la historia creada. El resultado es el triunfo, muchos aplausos y satisfacción plena.
¿Qué historia vienes creando para tu vida? ¿Vienes esperando aplauso y solo has recibido abucheos y críticas?
¡Crea hoy una historia feliz y actúa con maestría y excelencia en el escenario de tu vida!