Manos Verdes
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 03/07/2014 07:29:08
por Wilson Francisco - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Llevo a cabo desde hace treinta años experimentaciones espirituales, y tengo un colaborador admirable, el Chinés, aparte de otros amparadores. Agradezco a todos y al Centro Espírita Hermana Esmeralda, que me permite la utilización de sus salas, en la Calle Julio de Castillos, 191 en Belenzinho, todos los viernes a las 14 horas.
Vagner, con Dirce, se integró al grupo, siempre interesado en observar y dar clase, un excelente apoyo. Es teórico, mejor dicho, lo era. Daba apoyo, explicando energías en colores variados de acuerdo con los chakras o con lo que entendía ser lo correcto.
Al principio, sentía calambres eléctricos en las manos. ¿Sería bloqueo por su parte? O sería el tipo de flujo de que disponía. Y en el último encuentro, lo reveló. Ahora siento mis manos verdes y llenas de calor.
Es interesante como cada uno manifiesta un tipo de energía y flujo muy peculiar. Entiendo que él, con su curiosidad y estudio, recorrió un camino, o una iniciación, tal como se hace en el Reiki.
Rosa tuvo un rumbo diferente, llegó con un proceso de aparente quemadura en la piel. De pronto se visualizó que en vida pasada ella se quemó o fue quemada, quedando este registro en el cuerpo energético y repercutiendo en el físico.
Tras varios procedimientos, casi sin éxito, el Chinés decidió adoptar una estrategia. La invitó a trabajar con él, donando energía a las criaturas que él atendía, en la camilla.
Y para sorpresa de ella e incluso del grupo, la sensación de quemadura se convirtió en una calidez sanativa, que alivia y deja a las personas felices y más creyentes en que el dolor es una bendición que Dios envía a sus elegidos.
Como se ve, cada cual sigue un camino; Patricia, también del grupo, me dice feliz: Wilson, en la iniciación de Reiki que hice, sentí un extraño y bueno calor en las manos. Y la sensación continúa cada vez que hago la sintonía que aprendí. Es maravilloso, ¿no? Como dice Catalina de Siena: ¡El camino es el cielo!