MEDIUMNIDAD 24H POR DIA, 7 DIAS POR SEMANA
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 13/09/2015 12:09:24
por Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Lamentablemente, la mediumnidad no viene equipada con botón “on-off” y SER médium es muy diferente de sólo ESTAR médium. ¿Qué quiere esto decir?
Quiere decir que la mediumnidad no es una capacidad que podamos activar o desactivar cuando nos apetezca. Es exactamente como cualquier otro sentido físico: no podemos elegir cuándo ver u oír. Del mismo modo, no podemos elegir cuándo ser médiums y cuando no serlo. Somos médiums 24 horas por día, siete días por semana, durante toda nuestra vida.
Y eso tiene implicaciones muy importantes para el médium responsable y consciente de su trabajo, pues como dice María Aparecida Martins en el libro ya citado, “somos médiums unos de otros, compramos, muchas veces, el mal humor del padre, la condición de víctima de la madre, el desánimo del marido”.
Además, es importante recordar que el trabajo mediúmnico no se restringe a la actuación del médium en el grupo que frecuenta, ni se limita al día en que este grupo se reúne para trabajar. Va más allá, ocupando toda la vida del médium y está presente en todas las actividades que desempeña. Una visita a alguien internado puede no ser un simple gesto de atención. El acudir a un velatorio o a los funerales de alguien puede no ser simple obligación social.
En todas estas situaciones y en otras muchas, el médium debe estar siempre preparado para funcionar como intermediario entre el plano astral y el plano físico, bien transmitiendo mensajes de estímulo, consuelo u orientación a las personas de su entorno, bien sirviendo de canal para la transmisión de energías necesarias para el equilibrio físico o emocional de alguien.
Y es exactamente eso lo que nos muestra Lancellin en el libro Iniciação – Viagem astral, por psicografía de João Nunes Maia, cuando narra el episodio vivido en tarea de aprendizaje:
“Llegamos a una habitación donde se veía a una pareja aparentando unos 50 años de edad, estando las dos personas entablilladas, lo cual nos sugería que habían sido víctimas de grave accidente. Empezamos a trabajar volviendo el ambiente más sereno, cuando entró en el cuarto una enfermera, sustituyendo a la que estaba de servicio: mujer de unos 28 años, forma física encantadora, ojos grandes y fascinantes; nos agradó a todos por las vibraciones elevadas que traía consigo.
Se puso a la vera de uno de los pacientes con todo cariño, dejando trasparecer toda la tranquilidad y el amor que una persona noble dedica a su trabajo. Pasó las manos delicadamente por la frente del señor inconsciente y veíamos salir de ella energías vivificantes que penetraban el cuerpo del enfermo.
Acompañábamos, con la ayuda de Miramez, el viaje de la energía de la joven por el cuerpo del enfermo y notábamos que buscaba, no sé por cuál fuerza inteligente, el plexo solar de aquel señor. Girando sobre sí misma en el sistema digestivo y acelerando la digestión que se demoraba en el organismo, penetró con un impulso fabuloso en el bazo, donde activó determinadas energías haciéndolas circular por todas las glándulas endocrinas, que empezaron a reaccionar, en un impulso natural, para fabricar hormonas variadas, enriqueciendo la sangre con poderes especiales que el corazón recibía, a su vez, saturándose de nueva vitalidad capaz de ofrecer condiciones para que el espíritu de aquel hermano volviese al cuerpo.”
Con esto no estamos diciendo que el médium deba permanecer constantemente en trance, sino que esté siempre consciente de que es un puente entre el mundo espiritual y el mundo físico y debe estar siempre al servicio de los demás, pudiendo ser accionado automáticamente en cualquier momento, en cualquier situación, en cualquier lugar.
Por eso es importante que el médium tenga siempre buena sintonía, mantenga pensamientos y sentimientos sanos, esté siempre alegre y equilibrado, sea sereno y confiado, para que pueda ser siempre un canal de cosas elevadas y saludables para todos los que con él se encuentren.
Mediumnidad en el sueño y en la vigilia
Si la mediumnidad es una capacidad activa 24 horas por día, siete días por semana, durante toda la vida, está presente también durante las horas de sueño. Sí, incluso durmiendo, podemos funcionar como intermediarios entre planos o dimensiones diferentes.
Cuando nuestro cuerpo físico adormece, nuestro espíritu se proyecta fuera de él y pasa a vivir, durante cierto tiempo, en el plano espiritual. Para manifestarse en ese plano, se sirve del psicosoma, un cuerpo mucho más sutil que el físico, pero cuerpo material también. Pues bien, este cuerpo puede ser también utilizado por entidades superiores para manifestarse en los planos más densos de la espiritualidad.
El plano espiritual dispone de varios “niveles”, varias “franjas”, que se caracterizan por diferentes grados de densidad de energías y frecuencias vibratorias. Cuanto más elevado sea el nivel, más sutiles serán sus energías. Y cuanto más sutiles sus energías, más alta su frecuencia vibratoria.
Las entidades que viven en esos niveles más elevados no pueden comunicarse fácilmente con los niveles más densos del plano espiritual, pues para ello sería necesario que densificasen mucho su psicosoma, reduciendo mucho su frecuencia de vibración.
En vez de eso actúan mediúmnicamente en espíritus, encarnados o desencarnados, que aún viven en esos planos más densos y, por tanto, poseen un psicosoma también más denso, y transmiten mensajes, llevan socorro, dan enseñanzas, etc., a través de lo que podríamos llamar “mediumnidad astral” o “paramediumnidad”.