MEDIUMNIDAD & ANIMISMO - Parte II
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 27/08/2015 11:52:42
por Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
El animismo como coadyuvante en el fenómeno mediúmnico
Cuando Kardec, todavía en "El Libro de los Médiums", pregunta a los espíritus si "el espíritu del médium influye en las comunicaciones de otros espíritus que él debe transmitir", recibe la siguiente respuesta: "Sí, ya que si no hay afinidad entre ellos, el espíritu del médium puede alterar las respuestas, adaptándolas a sus propias ideas y a sus tendencias". Seguidamente Kardec les pregunta si "esa es la causa de la preferencia de los espíritus por ciertos médiums", a lo que los espíritus responden: "No hay otro motivo. Buscan el intérprete que mejor simpatice con ellos y transmita con mayor exactitud su pensamiento".
Vemos, por tanto, que más que parte integrante, el animismo es, hasta cierto punto, condición necesaria para el fenómeno mediúmnico, garantizando la sintonía adecuada para que la transmisión sea lo más fiel posible a las ideas del comunicante. Sin el contenido del médium es mucho más difícil para el espíritu transmitirle sus ideas y lo que pretende con ellas. Sin embargo, estando en posesión del contenido mental e incluso emocional del médium, es mucho más fácil para el espíritu hacerse entender, pudiendo así transmitir con más naturalidad y desenvoltura sus razonamientos.
En el libro "Mediumnismo", Ramatis nos dice que "incluso en la vida física es necesario ajustarse cada profesional a la tarea o responsabilidad que favorezca el mejor éxito o eficiencia para alcanzar los objetivos en foco (.) De la misma forma, el espíritu del médico desencarnado logrará más éxito al comunicarse con el mundo material, si dispone de un médium que también sea médico. Cuando el médium y el espíritu manifestante están en afinidad por los mismos lazos intelectivos y morales, o coincide una semejanza profesional, las comunicaciones mediúmnicas se vuelven flexibles, elocuentes y nítidas (.) Los espíritus no se preocupan de eliminar radicalmente el animismo en las comunicaciones espíritas, porque su finalidad principal es la de orientar a los médiums poco a poco, para las mayores adquisiciones espirituales, morales e intelectivas, hasta el punto de poder endosarles, más tarde, las comunicaciones anímicas, como si fuesen de autoría de los desencarnados".
Notamos así que la preocupación por el animismo es mucho más de los médiums y los dirigentes, que de los espíritus que se comunican en las reuniones mediúmnicas.
Mediumnidad consciente, semiconsciente e inconsciente
Mediumnidad consciente, como el propio nombre indica, es aquella en que el médium permanece consciente durante todo el trance, registrando el mensaje y casi todo lo que sucede a su alrededor durante la comunicación, y participando activa y conscientemente en el fenómeno, imprimiendo al mensaje mucho de sus características personales. En este caso, la comunicación se hace de mente a mente, telepática y/o energéticamente, sin desdoblamiento del médium. Más del 70% de los médiums presentan este tipo de fenómeno.
Mediumnidad inconsciente, contrariamente a la anterior, es aquella en que a partir de la conexión con el espíritu comunicante el médium queda inconsciente, incapaz de registrar cualquier parte del mensaje o incluso de darse cuenta de cualquier cosa que suceda en torno a él durante el trance. En este caso, el médium se ve totalmente alejado de su cuerpo físico, permaneciendo proyectado durante la comunicación, y el espíritu asume el mando del órgano físico correspondiente al tipo de mensaje a transmitir (psicografía - brazo y mano; psicofonía - garganta; ectoplasmia - cerebro) sin que el contenido del mensaje pase por su mente.
Además de estas dos, podríamos citar la mediumnidad semiconsciente, que es aquella en que el médium percibe lo que sucede a su alrededor, pero no es capaz de registrar completamente todos los detalles, ni siquiera del mensaje que está transmitiendo. En este caso, el médium se ve alejado parcialmente de su cuerpo físico y el comunicante se coloca entre éste y su periespíritu, ligándose tanto con su mente como con el órgano físico correspondiente al tipo de mensaje, actuando doblemente.
Es importante notar que el fenómeno mediúmnico consciente no es el mismo que el fenómeno anímico. En el fenómeno consciente, el mensaje no es del médium, si bien él se mantiene consciente de todo el proceso y participa en el fenómeno que ocurre en él, sin interferir en su contenido, sin desvirtuar la idea central del mismo. El estilo, el vocabulario, la forma y el tono del mensaje son suyos, pero el tema, la idea, la esencia y el contenido son de la entidad. Por este motivo los médiums conscientes suelen transmitir mensajes muy parecidos en términos de estilo y forma, porque es más o menos como si recibiesen de los mentores un tema y algunos tópicos para redacción, y les incumbiese desarrollarlos a su modo y con sus palabras.
En cambio, en el fenómeno anímico, es el espíritu del propio médium el que se comunica y da el mensaje a través de su propio cuerpo en trance, las más de las veces sin que tenga conciencia de que es él mismo quien está transmitiendo el mensaje, aunque se mantenga consciente del fenómeno y durante éste. O sea, él hasta puede estar consciente de todo, pero no tiene conciencia de que es él mismo quien está comunicándose y transmitiendo un mensaje. Él puede acompañar el desarrollo de la comunicación, pero no sabe que el comunicante es él mismo, o una porción inconsciente de su propia consciencia o espíritu.
Importa resaltar también que a algunos espíritus encarnados les es posible alejarse de su cuerpo físico, en desdoblamiento o proyección, y manifestarse por medio de otros encarnados que sean médiums, sin que, no obstante, este sea un fenómeno anímico. A decir verdad, este es un fenómeno mediúmnico entre encarnados (o entre vivos, como incorrectamente se ha convenido llamar, ya que vivos somos todos, encarnados y desencarnados), pues se caracteriza por la interacción espiritual de dos consciencias encarnadas diferentes.