MEDIUMNIDAD, HIGIENE FÍSICA Y MENTAL
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 01/09/2015 09:23:23
por Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La higiene es parte importante en el mantenimiento de la salud de cualquier encarnado y debe ser preocupación del médium también. La higiene física, caracterizada por los buenos hábitos básicos que hemos aprendido desde pequeños, no debe ser olvidada, pues aparte de proporcionar mayor bienestar al médium, es asimismo una actitud de respeto para con los compañeros de trabajo y los asistidos, que no han de quedar sujetos a los efectos naturales que la falta de higiene suele producir, tales como mal aliento, olor a sudor, olores de los pies, etc.
Veamos lo que dice Ramatis en el mismo libro citado en el artículo anterior:
“No basta que los médiums fluidifiquen el agua, den pases mediúmnicos o extraigan recetas para obtener resultados positivos. Ellos necesitan alcanzar su salud física y sanar sus desequilibrios morales. (…) Se exige también al médium el fiel cumplimiento de las leyes de higiene física y espiritual, a fin de elevar el patrón cualitativo de sus irradiaciones vitales.
“Si bien las fuerzas del espíritu son autónomas y se manifiestan con independencia de las condiciones físicas o de la salud corporal, el éxito mediúmnico de los pases y la fluidificación del agua queda afectado cuando los médiums o pasistas descuidan su higiene física y mental.
“(…) La higiene corporal y el aseo en las prendas de vestir de los médiums durante sus tareas mediúmnicas terapéuticas nada tiene que ver con rituales, prácticas ortodoxas o cualesquiera ceremonias de exaltación de la fe humana. El uso del jabón y del agua para la limpieza del cuerpo físico es necesidad esencial a fin de eliminarle la suciedad, el olor desagradable y los gérmenes contagiosos que puedan afectar a los pacientes.
“(…) (los médiums) aún son espíritus en prueba sacrificial en el mundo terreno, emprendiendo su redención espiritual a través de intensa lucha contra sus miserias y culpas de existencias anteriores. Ante la falta de credenciales de alta espiritualidad, ellos no deben olvidar los recursos profilácticos del mundo físico, a fin de obtener el máximo provecho en la terapia mediúmnica, en beneficio del prójimo.
“Entre los pacientes sometidos a los pases mediúmnicos serán pocos los que se sientan atraídos y confiados en el médium que, jadeando cual fuelle vivo, les sopla en el rostro su mal aliento y los salpica de saliva, mientras además los impregna con la exhalación fétida de su cuerpo o de sus pies mal aseados. Otros médiums aún añaden a tales negligencias el olor tibio y agobiante del cuerpo sudado, de la brillantina de mala calidad en el cabello y de la ropa llena de polvo. Aunque nuestras consideraciones parezcan, quizá, exageradas, repetimos, una vez más: el éxito de la terapia mediúmnica depende fundamentalmente del estado de receptividad psíquica de los enfermos. En consecuencia, todos los motivos o aspectos desagradables en el servicio mediúmnico, incluso los de orden material, reducen considerablemente el éxito deseado.
“Si el médium se desinteresa de los preceptos más comunes de higiene y presentación personal, ciertamente dará motivo a cierta antipatía entre sus consultantes.”
En la higiene física no están sólo los buenos hábitos básicos diarios, sino además la prevención médica y dental regular, así como el cuidado con la apariencia física, sin exageraciones, de modo que el médium se sienta bien con la propia imagen, e igualmente con sus condiciones físicas. La sana autoestima es factor de gran importancia en el equilibrio del médium, ya que la falta de autoestima suele ser una de las principales causas de depresión, rebelión, agresividad, etc.
La higiene mental también es importante. El hábito de cuidar sólo aquello que tenga que ver con la mediumnidad y los espíritus es en realidad un desequilibrio, un vicio que ha de ser evitado por cualquier persona que trabaje con la espiritualidad. Como ya hemos dicho, como encarnado el médium debe también buscar, con equilibrio y buen sentido, los placeres materiales, el buen humor, las distracciones, el esparcimiento, los paseos, las diversiones, las cosas buenas de este mundo en que vive, como forma de mantenerse equilibrado y saludable, satisfecho y bien dispuesto.
Y vale recordar lo que dice Wagner Borges, en el libro “Hablando de Espiritualidad”, cuando afirma que “reír es un santo remedio, pues disuelve las tristezas, renueva las esperanzas y descongestiona las energías”. Por tanto, contar chistes, reírse de uno mismo, jugar y disfrutar de la vida también son formas saludables de alabar a la Creación y al Creador, sin que con eso estemos siendo irresponsables o inconsecuentes.
Interesante también será ver lo que dice Miramez, en su libro “Plenitud Mediúmnica”, por psicografía de João Nunes Maia:
“El hombre de bien siempre muestra rasgos de alegría que confortan a los que con él entablan conversación. A ese tipo de compañeros podemos llamarles médiums de la alegría, por transmitir, con facilidad, el placer a todos cuantos de ellos se aproximan. Esas criaturas deben cultivar más ese don extraordinario, por servir de cualidad que lleva esperanza a los que están sufriendo.
“¡Observemos cuán alegre es la naturaleza! Si empezamos a observarla, además de contentamiento encontraremos otros principios elevados de las leyes naturales, de donde podemos extraer modelo para nuestro día a día.
“Si por ventura vas a charlar con alguien en cualquier parte, no te olvides de la alegría, pues ella ayuda y hace crecer la esperanza en los que escuchan. Si vas a empezar algún trabajo, acuérdate primero de la alegría, que hace que el ambiente mejore para acertar con más eficiencia en tus obligaciones. Si estás leyendo, esfuérzate por mantener una postura alegre, ya que, en ese estado, el entendimiento surgirá con más facilidad y tendrás mayor comprensión de la página leída. Si estás enfermo, no te entregues al desánimo, pues él multiplica la enfermedad; haz acopio de fuerzas para el contentamiento, ya que servirá de canal para el restablecimiento y, en esa condición, un vaso de agua fresca te restaurará las fuerzas.”