MEDIUMNIDAD, SALUD Y MEDICAMENTOS
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 30/08/2015 12:17:33
por Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Todo trabajo mediúmnico y energético depende también del cuerpo físico, de las energías del cuerpo físico, y por tanto, depende directamente del estado de salud del médium, el cual depende y al mismo tiempo interfiere en su estado mental y emocional.
Toda enfermedad física es la materialización de un desequilibrio psíquico y/o energético previo. Y cuando este desequilibrio se materializa en el cuerpo físico es porque ya estaba "incubado" en los otros cuerpos energéticos desde hace más tiempo.
El trance mediúmnico, sea del tipo que fuere - tratamientos de sanación, prácticas energéticas en general - exige un esfuerzo también físico por parte del médium, el cual consume una porción de sus energías para realizarlo. Si éste ya se encuentra energéticamente debilitado por una enfermedad física, si no tiene sus energías en equilibrio, puede quedar desvitalizado y por consiguiente empeorar todavía más su estado físico, visto que la captación y rearmonización de las energías, después de un trabajo, también exigen buenas condiciones mentales y emocionales para producirse, lo que el médium no tendrá si no se siente bien. Y sin hacer esa captación de forma eficiente podría salir del trabajo en peor estado que cuando entró. Por eso se recomienda que el médium no trabaje cuando se sienta enfermo, a fin de preservarlo de un desgaste aún mayor.
Además, como la condición física interacciona íntimamente con las condiciones mentales, emocionales y espirituales del médium, al evitar que éste trabaje cuando se siente enfermo evitamos también que alguna energía desequilibrada pase a las personas o entidades que van a ser atendidas, lo cual podría causar más perturbación que beneficios; y evitamos asimismo que el médium, en vez de donar, "robe", inconscientemente, energías a los asistidos, encarnados o desencarnados.
Ramatis, en el libro Mediumnidad de Curación, por psicografía de Hercílio Maes, dice que "si el médium se encuentra enfermo, su tarea mediúmnica se vuelve contraproducente, toda vez que él va a proyectar algo de sus propias condiciones enfermizas sobre los pacientes que se sintonicen pasivamente con su franja vibratoria 'psicofísica'.
"Entre el médium enfermo y el paciente más vitalizado, la ley de los vasos comunicantes del mundo "eteroastral" convierte al primero en un vampirizador de las fuerzas magnéticas que por ventura sobran en el segundo, o sea, se invierte el fenómeno.
En vez de transmitir fluidos terapéuticos o vitalizadores, el médium termina aspirando las energías ajenas en beneficio de su propio equilibrio vital."
En estos casos, el médium debe ser capaz de reconocer que no está en condiciones de trabajar y el dirigente responsable por el trabajo debe tener el sentido común de no exigir de ese médium el sacrificio, al pedirle que aun así trabaje. Ramatis aconseja que "el médium, cuando se sienta enfermo, se contente con ser el intérprete fiel de los consejos e intuiciones superiores para transmitirlas a sus compañeros menos esclarecidos, orientándolos en los atajos difíciles de la senda de la vida humana".
Esto no significa que un dolor de cabeza o uñero cualquiera puedan ser usados como disculpa para no trabajar. Estamos hablando de problemas de salud que realmente estén debilitando y limitando al médium en su capacidad de concentración, atención y donación, y en su vigor físico, y no de cualquier indisposición leve, a que todos estamos sujetos en el día a día a menudo agitado que llevamos.
Medicamentos
Al igual que los alimentos, los medicamentos también tienen energías propias, que interaccionan directamente con las energías físicas y extra-físicas de quienes los consumen.
Hay medicamentos que por su acción más intensa sobre el sistema nervioso interfieren directamente sobre las energías del doble y del aura, interfiriendo también en la sensibilidad mediúmnica.
Anestésicos, calmantes, excitantes, ansiolíticos, antidepresivos, etc., son sustancias que tienen acción directa sobre el sistema nervioso e interfieren no sólo en las energías físicas y espirituales, sino además en la consciencia y en la lucidez, afectando mucho a la capacidad de concentración y atención del médium.
Pese a todo, el médium que esté en tratamiento con alguna de esas sustancias, no necesita ser alejado del trabajo, incluso para que ese alejamiento no venga a complicar todavía más las condiciones que lo han llevado a necesitar esa clase de medicamentos.
Lo más indicado es que el médium sea "remanejado", es decir, que no actúe mediúmnicamente o en los pases, al menos durante un tiempo, pero comparezca a las reuniones y desempeñe otras funciones durante el período en que esté utilizando esas sustancias de forma más intensa.
María Aparecida Martins, en su libro Conexión - Una Nueva Visión de la Mediumnidad, dice que "no basta solamente con cuidar la mediumnidad, conocer temas, promover palestras, dar cursos, frecuentar el grupo, trabajar en la campaña de Navidad, frecuentar la escuela de médiums. No basta cuidar la mediumnidad, es preciso cuidar el médium, la persona, su equilibrio, y no podemos ignorar que es en el conjunto pensamiento/emoción donde se asienta la mediumnidad".
Es importante tener en mente que el médium es un ser encarnado como cualquiera de nosotros, y no un superhombre. Por eso está sujeto a los mismos problemas y perturbaciones que las demás personas y el hecho de enfermar o de necesitar ayuda profesional o medicamentos no es demérito para él, ni como persona ni como médium.
Es preciso que tratemos a los médiums como seres humanos, imperfectos también, sujetos a altibajos pero intentando acertar, intentando crecer y mejorar, COMO TODO EL MUNDO. Es importante no pensar que los médiums no cometen errores, no se equivocan, no fallan, no fracasan, no flaquean. No se debe exigir de ellos más de lo que nos exigimos a nosotros mismos, pues ellos no son criaturas especiales, dotadas de poderes y fuerzas sobrehumanas. Son sólo seres humanos.