MEDIUMNIDAD, VIDA FÍSICA Y ALIMENTACIÓN
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 29/08/2015 12:30:09
por Maísa Intelisano - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Todo médium es un ser encarnado y, como tal, tiene un cuerpo físico y una vida material que atender, más allá de la espiritual.
El cuerpo físico no es más que una máquina, es un préstamo, es temporal, pero es una extensión del espíritu y debe durar el tiempo suficiente para el cumplimiento de la tarea a que se comprometió aquí en la Tierra, inclusive la mediúmnica. De ese modo, exige de él ciertos cuidados prácticos que no pueden pasarse por alto, a fin de que no quede comprometido su plan de encarnación, ni su tarea como médium.
Siendo así, la vida material es intrínseca a la encarnación e implica ciertos cuidados “mundanos” que no pueden dejarse de lado, para que no esto no venga a causar preocupaciones y desgastes innecesarios, comprometiendo tanto su plan encarnatorio como su tarea mediúmnica.
Para cumplir esa tarea necesita estar bien como ser encarnado, de lo contrario no podrá atender satisfactoriamente las exigencias y condiciones del trabajo con los espíritus.
Es preciso que el médium recuerde que su vida física forma parte integrante e importante de su vida espiritual y no puede ser separada, aislada, anulada, descuidada o ignorada, para que su propio espíritu no quede perjudicado con ello.
Es como dice Wagner Borges en su libro Hablando de Espiritualidad:
“No huyas de la vida normal. Dios está en todo y el plano extra-físico penetra la dimensión humana. Luego, la energía divina también está en la vida natural de todos.
¡El sexo también es energía!
Aliméntate adecuadamente.
Pasea por un parque. Observa a la chiquillería jugando alegremente y la hierba que reverdece. A veces, hay más espiritualidad y energía en un ambiente así que en muchos grupos espiritualistas.
Mantén una relación sana con las demás personas.
El cuerpo es el templo del alma, pero es el espíritu quien da brillo y movimiento a ese templo.
Por tanto, brilla espiritualmente en ese “templo-cuerpo”.
¡Vive de manera normal y llena a todos de Luz!”
Alimentación
Bastante discutidos, los alimentos interfieren directamente sobre la calidad de las energías que traemos en nuestro doble y en nuestra aura, afectando, por consiguiente, también a nuestro psicosoma.
Siendo la mediumnidad una hipersensibilización energética provocada en nuestro periespíritu antes de nuestra encarnación, y siendo esta hipersensibilización transferida al cuerpo físico en el momento de reencarnarnos, es natural que el organismo del médium sea todavía más sensible a las energías de los alimentos que la media de las otras personas. Considerando además que el periespíritu, el doble y el aura son los principales elementos de contacto del espíritu comunicante con el médium, como si fuesen “órganos del sentido mediúmnico”, es natural que cualquier cosa que interfiera su vibración, haciéndola más lenta y más densa y que deje sus energías más “pegajosas” o “aceitosas”, interferirá directamente también en su grado de sensibilidad, dificultando la percepción y la sintonía del médium con las entidades desencarnadas, especialmente las más elevadas, cuyo patrón vibratorio es más intenso y sutil.
Por ese motivo el médium debe poner especial atención a su alimentación, evitando todo aquello que exija al organismo un esfuerzo exagerado para ser digerido y también aquello que, con el tiempo, él note que no le hace bien o que perjudica su trabajo de intercambio, amortiguando su sensibilidad mediúmnica y energética, especialmente en día de trabajo o de reunión.
Por tratarse de algo individualizado, no hay normas o recetas y cada cual debe establecer lo que más le conviene en términos de alimentos, tratando de observar sus propias reacciones físicas, psíquicas y espirituales frente a cada uno de ellos, recordando siempre que estas reacciones pueden cambiar, y mucho, con el tiempo, a medida que su sensibilidad vaya aumentando o modificándose.
De cualquier forma, hay, como hemos dicho cantidad de veces, algunos alimentos que la experiencia de varios médiums y trabajadores espiritualistas indica como perjudiciales a la sensibilidad mediúmnica, por tener características energéticas más densas o excitantes. Estos alimentos son las carnes rojas, los granos más oleaginosos (cacahuetes, almendras, nueces, etc.), café, chocolate, algunos tés (por ser estimulantes o excitantes); y los dulces (en exceso), que deben ser evitados al menos durante las 24 horas que anteceden al trabajo mediúmnico o energético. Esto sin hablar, claro está, de alcohol y tabaco, en general.
Además, el médium debe tener siempre la preocupación de mantener una alimentación lo más equilibrada posible, variando bastante los alimentos, para asegurar también una diversidad suficiente de nutrientes físicos y energéticos que puedan atender a todas sus necesidades, garantizando asimismo su salud física y energética.
No obstante, todo ese cuidado no debe impedir que el médium lleve una vida normal, disfrutando equilibradamente de todo cuanto la vida material ofrece. Los placeres materiales, cuando experimentados con equilibrio, pueden incluso ayudar al médium a mantenerse más centrado, no permitiendo que pierda el contacto con el mundo físico, que también es su mundo, o que es, por el momento, el mundo que le atañe más de cerca.
Y entre esos placeres materiales está incluido el consumo de todo aquello que hemos mencionado, de forma equilibrada, consciente y sensata, sin exageraciones, sin culpas y sin miedo, ya que un médium nunca será mejor por haber abolido completamente el alcohol o la carne roja de su alimentación, por ejemplo, sino por los sentimientos que tiene hacia estas cosas y por todo lo que la vida, como un todo, le proporciona y ofrece.