¿Memoria extra-cerebral?
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 16/12/2011 16:28:15
Traducción de Teresa - [email protected]
Los niños, de en torno a los dos años hasta más o menos los siete, a menudo revelan historias increíbles sobre lo que podríamos llamar otras vidas. Relatos no faltan, y si tales recuerdos se verifican en lugares donde imperan creencias acerca de la reencarnación, las historias se hacen más verosímiles y, según los habitantes locales, con evidencias.
Se cuenta, por ejemplo, de un crío que reencarna en la misma familia en la cual fue un pescador que había muerto ahogado. Todos tienen la seguridad de que el niño puede ser el padre de su madre actual. En los relatos sobre las evidencias cuentan que en la vida anterior el pescador había dado un reloj a su hija, avisándola de que en la próxima encarnación vendría a buscarlo, comprobando la existencia de la reencarnación. El caso es que la hija, ahora madre del niño de 2 años, había guardado el reloj muchos años, y según ella, se había olvidado de aquel acuerdo. Cuenta que cierto día se le ocurrió mirar sus reliquias y que el niño, que andaba por allí, miró fijamente para el reloj reconociéndolo. Saltó de inmediato para cogerlo, diciendo: ah… ¡tú has guardado mi reloj! Juntando evidencias, el padre, que era pescador, había muerto ahogado, y el niño al nacer tuvo graves problemas respiratorios y mucho miedo a entrar en el mar. Con el tiempo se curaron sus pulmones, y su miedo a entrar en el mar se desvaneció, siendo que muy precozmente se mostró como uno de los mejores pescadores locales, con una habilidad indescriptible para lidiar con nudos de embarcaciones, justamente como había sido su abuelo un día. Reconoció asimismo nombres y lugares a donde nunca había ido con tan poca edad.
Hay un estudio denominado memoria extra-cerebral y en éste las personas recuerdan episodios sin conexión con la red de recuerdos tal como la conocemos. Hay innumerables casos de memorias no correlacionadas con la línea de tiempo de historia personal que conoce la propia persona. Aquel que haya tenido la conocida sensación de Déjà vu sabe lo que esto significa.
La pregunta que queda es ¿qué serían, de hecho, esos supuestos recuerdos? ¿Serían únicamente imaginación? ¿Memorias de vidas pasadas? ¿Acceso a otras realidades? ¿Fantasías? ¿Locura? ¿Sueños estando despierto? ¿Devaneos?
Einstein postula que toda imaginación es acceso a otra realidad.
Dentro del trabajo que desarrollo en EMDR, de momento concluyo que todo es percepción y que todo cuanto aparece en un reprocesamiento puede ser una forma de realidad si está al servicio eficiente de la curación emocional de situaciones que nos perturban.
Relataré dos casos y me gustaría que sacaseis vuestras propias conclusiones. Son dos procesos sobre el mismo tema, el miedo a la altura, en los cuales unos recorridos totalmente particulares y diferentes hicieron llegar a la solución de los conflictos.
Observad y reflexionad:
Paciente “X”, 27 años, acudió al consultorio con la queja de que a los 23 años tuvo una crisis de pánico cuando se vio solo, en pleno vuelo. Cuenta que siempre ha tenido miedo a la altura y que la conciencia de que estaba en lo alto y suspendido en el aire fue el evento disparador para caer en la desesperación. A partir de entonces, rehúye cualquier situación de riesgo emocional de este orden, o sea, evita estar en lugares altos. Viajes de avión, ni pensarlo. Cuenta que la última versión de este miedo se produjo cuando estaba con su pareja en un balcón y que, por segundos, tuvo la nítida sensación de que ella iba a desequilibrarse y caer desde la terraza del tercer piso. Tras este episodio, decidió buscar ayuda terapéutica por medio del EMDR.
Durante el período del reprocesamiento, varias escenas inusitadas fueron surgiendo y gradualmente fueron dando mayor sentido a su miedo a la altura. Pero el reprocesamiento aún no estaba concluido, las sensaciones de malestar, angustia y pánico persistían, hasta que, en dado momento, su mente trajo una recordación reveladora. “X” recordó un episodio olvidado en el tiempo. Se recordó, a la edad de 3 años, en el balcón de su apartamento, con el abuelo que había quedado en casa precisamente para cuidar de él mientras sus padres se ausentaban. Su abuelo lo llama para ir a comprar un sorbete. Ocurre que por el camino, ya en plena calle, su abuelo se siente indispuesto y cae al suelo desmayado. X sufre el pánico de no saber lo que estaba pasando y, además, siente la desesperación de no saber siquiera, a su edad, cómo volver al apartamento. En su mente de niño y en su trauma, el balcón y la altura, la indisposición del abuelo y el pánico al desamparo se unieron en un bloque único y hermético. Y en su vida adulta lo que disparaba todo aquel malestar emocional mal resuelto era siempre el símbolo de alguna altura, el balcón donde su abuelo lo tomó de la mano para bajar. X recordó en aquel momento, como si estuviese en un caleidoscopio perceptivo congelado, el paisaje que vio desde el balcón, el momento en que dio la mano al abuelo, la bajada en el ascensor, el abuelo, alto, cayendo desmayado en la calle y su pánico y miedo añadidos al momento en que le preguntaban datos sobre su abuelo y sobre él mismo. En aquel momento, con el EMDR se desbloqueó todo, y después ha podido liberarse de un tiempo difícil que había quedado sin comprensión para una criatura de solo tres años. A lo largo de su vida otras situaciones vivenciadas fueron asociándose y reforzando esa perturbación traumática.
A veces las asociaciones y vivencias curan, a veces refuerzan el trauma, hasta que llega un momento en que vemos la emergente necesidad de darle solución.
Como consecuencia del reprocesamiento, “X” fue adquiriendo habilidad para percibir que la altura ya no tenía aquella referencia de desesperación, y gradualmente empezó a hacer viajes en avión con tranquilidad. Otras áreas de su vida también cambiaron desde entonces.
Paciente “Y”: También acude al consultorio con la queja de miedo a la altura. Está pasando una situación de divorcio, final de un ciclo de vida, y decide en esa ocasión dar un salto en paracaídas. Ocurre que entra en pánico y no consigue dar el salto. Cuenta también su vacilación para volar en avión, porque siempre era presa de un miedo avasallador.“Y” tiene 40 años y decide solucionar de una vez ese miedo a la altura y principalmente a volar.
Tras cumplimentar el protocolo inicial del EMDR y empezar el reprocesamiento propiamente dicho, “Y” cuenta que se ve pilotando un avión pequeño. Poco a poco empieza a ser traspasado por una sensación de mucho miedo a morir. Llora compulsivamente. Durante su proceso de ab-reacción, “Y” cuenta una historia interesante sobre la segunda guerra mundial, cuando estaba pilotando un avión, y sobre el momento en que éste es abatido en pleno vuelo, ocasionando su supuesta muerte. Cuenta también los detalles de lo que vio a su alrededor y el momento en que el avión empezó a arder, precipitándose a gran velocidad. “Recuerda” lo que pensó en los instantes finales de su vida.
“Re”- vive el pánico de la caída y el miedo a la muerte.
Aún durante el reprocesamiento, entiende que el divorcio representa también una muerte y una caída de los ideales construidos y va haciendo las conexiones de modo espontáneo.
“Y” todavía lleva a cabo varias sesiones más y poco a poco va juntando y reprocesando otros numerosos puntos importantes de su vida, fortaleciéndose poco a poco en esa “nueva vida” y, por fin, siendo capaz de alzar sus nuevos y desconocidos proyectos, incluso dando cuenta de su salto en paracaídas. Iniciándose en nuevos vuelos…
¿Tendríamos aquí un caso de Memoria extra-cerebral? ¿Vidas pasadas? ¿Imaginación? ¿Simbolismo de los sueños? ¿Escenarios de la vida actual?
- Poco importa el camino, lo que vale es cómo nuestro cerebro inteligentemente soluciona nuestros conflictos y perturbaciones cuando el auxilio que tenemos es eficiente.
Ser feliz es lo que importa, lo que vale.