Mendigando amor
por Elisabeth Cavalcante em STUM WORLDAtualizado em 31/03/2011 15:39:40
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
El amor es, sin dudas, el alimento más poderoso para nuestra alma.
Personas felices y bien resueltas aman, ante todo, a si mismas.
Solo, entonces, se vuelven capaces de direccionar su amor al resto del mundo.
Muchos seres humanos, sin embargo, aún ven el amor como algo que precisan conquistar en el exterior. Merecer y alcanzar el amor de alguien es, para ellos, el principal foco de atención de sus vidas.
Mientras tanto, si al revés de eso, volviesen sus miradas para dentro de si mismos y buscasen descubrir allí lo que tanto buscan, seguramente se sentirían colmados y listos para compartir esta plenitud con los demás, al contrario de mendigar el amor como los hambrientos que imploran por comida.
Cuando nos volvemos dependientes de una forma externa de alimento para nuestras almas, quedamos extremamente vulnerables, visto que toda forma de dependencia nos fragiliza y puede llevarnos a descartar principios y valores, apenas para obtener la aceptación ajena.
Cuidar de si mismo es el primer paso para tener una autoestima fuerte, pues esta es la mejor garantía contra la negligencia afectiva. Mendigar amor reduce las chances de que despertemos la admiración y el respeto del otro, condiciones esenciales para que éste sentimiento pueda florecer.
Cuando, al contrario, nos ponemos delante del mundo con confianza, expresando nuestras mejores cualidades con seguridad, nos volvemos mucho más atractivos y podemos descartar cualquier concesión para tener el amor y la admiración ajenos. Estos simplemente vendrán como reflejo de nuestra propia luz.
Nunca pienses en que los otros tiene que amarte. Eso es una actitud equivocada, está enraizada en la infancia. Un niño simplemente espera ser amado. Y, es claro, es natural para un niño, pues como el niño puede amar? Un niño de un día de edad, como puede amar? Él ni siquiera puede agarrar el dedo de su mamá. Él no puede fijar los ojos en su madre, todo es turbio. Él no sabe quien es la madre y quién es quién. Como puedes esperar que ame? Él simplemente recibe amor.
Poco a poco aprende una cosa: que los otros tiene que amarlo. Eso es bueno en la infancia, pero la persona tiene que ir más allá, solo entonces se vuelve adulto. Un hombre se vuelve adulto el día en que comienza a sentir que ahora él tiene que amar. No es una cuestión de que alguien lo ame.
…Tú no eres más un niño. Estás comportándote dentro de un patrón infantil. Comienza a amar. Cuanto más amas, más verás que más personas están viniendo hasta ti para amarte, porque el amor atrae amor así como el odio atrae odio.
Si tú odias, las personas te odiarán. Si tú amas, las personas te amarán. Pero no te incomodes si los otros te están amando o no. Simplemente ama. Amar es una actividad placentera, a quién le importa si hay un retorno o no?
Es como cantar. Tú cantas y te deleitas. Si alguien aplaude, perfecto. Si nadie aplaude, es una cuestión de ellos. Tú te deleitas de igual manera.
Comienza a amar. Y no pidas amor. El amor será una consecuencia natural…..él es una gracia. Es un regalo. Él viene porque toda la existencia está llena de amor. No es porque tú tienes capacidad, no es porque tienes algún valor que él viene hacia ti. No, viene hacia ti porque toda la existencia está llena de amor. La existencia es hecha de materia llamada amor. Es exactamente como el aire que te circunda. Tú simplemente inspira y expira y la cosa continua.
Por eso, olvídate del merecimiento. Comienza a amar, y verás el amor llegando, floreciendo. Él viene mil veces más. Simplemente comparte y continua meditando.
Osho, The Passion for the Impossible.