Merecimiento X Cobranza
por Saul Brandalise Jr. em STUM WORLDAtualizado em 23/08/2009 13:23:27
Traducción de Teresa - [email protected]
CUANDO NUESTROS SUEÑOS SE CONFUNDEN CON LA REALIDAD ES MERECIMIENTO. CUANDO NUESTROS TEMORES SE CONFUNDEN CON LA REALIDAD ES COBRANZA.
Puesto esto significa decir que la vida es absolutamente Causa y Efecto. La energía con que vivimos es el combustible que aplicamos a nuestros actos diarios.
Sueños y temores en realidad son opuestos, pero muy próximos. Dependen solamente de nosotros y de lo que elegimos. Diariamente convivimos con ellos. Cada uno en nivel de energía diferenciado. El temer es inseguridad, es ausencia de base; es una energía compañera del miedo y del pavor.
Por el contrario, soñar es vivir, realizar el presente y abrir de par en par el futuro. Cualquier persona que se frustra al soñar, ha dejado de hacerse presente en su andadura evolutiva.
El punto más importante y fundamental incluso, es tener conciencia de que somos nosotros quienes creamos nuestras facilidades y nuestras adversidades. LA DECISIÓN SIEMPRE ESTÁ EN NUESTRAS MANOS. Lo más común es que en las dificultades responsabilicemos a terceros por la decisión que hemos tenido que tomar. Los terceros pueden ser personas o grupos. No importa si es convención social, familiar o religiosa. Para todo lo malo que me ocurre busco un responsable. Nunca soy yo. Cuando las cosas suceden en desacuerdo con lo que yo quiero, soy – literalmente – la víctima de alguna circunstancia.
Es siempre más fácil responsabilizar a alguien por lo que de malo me ocurre. Esta actitud parece disminuir la responsabilidad de que soy lo que hago e incluso lo que acepto que hagan conmigo. Hemos de darnos cuenta de esta verdad y dejar de responsabilizar a quien no tiene el poder de decidir por nosotros.
Somos esencias, almas, espíritus (pon el término que te parezca más conveniente) en proceso de evolución y aprendizaje y, por tanto, susceptibles de fallos, equivocaciones y errores. Fallo cuando no presto atención a lo que ejecuto. Me equivoco cuando no evalúo el Todo, y yerro cuando sé que no debo hacerlo, pero insisto y lo hago.
Siendo así, en las tres fases, YO HE DECIDIDO SEGUIR ADELANTE. No ha sido este o aquel súper poderoso quien me influyó. YO HICE, por lo tanto, yo recojo. Por más amor que el otro tenga por mí, jamás va a pasar por lo que TENGO QUE PASAR YO.
Por lo tanto, raras veces las actitudes positivas en nuestras vidas dependen de la suerte. En realidad, la suerte se da cuando oportunidad y merecimiento llegan juntos y se confunden en un acto único. Lo mismo vale para el infortunio. Para comprender lo que es infortunio, basta invertir la energía de la suerte. Infortunio es no prestar atención a lo que se hace; es fallo, equivocación o error.
Así, acabamos comprendiendo que somos, efectivamente, ahora, en este momento, consecuencia de nuestras decisiones tomadas hasta hace un segundo. Luego, si pretendemos cambiar, tenemos que analizar las cosechas actuales y TOMAR NUEVAS Y FRUCTÍFERAS DECISIONES. Si plantas repollos jamás cosecharás cerezas.
Si propagas chismorreos, desavenencias, críticas, jamás cosecharás días alegres en tu futuro. Como máximo, tendrás segundos tranquilos, pero poquísimos o ningún día feliz. Esta es la regla. Este es el timón de nuestras vidas.
Por consiguiente, soy merecimiento y cobranza. Todo va a depender de mí y de mis actitudes. Cosecho lo que planto.
Sé que nos veremos
Beso en el alma