¿Muerte o renovación?
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 23/11/2012 15:25:37
por Bruno J. Gimenes - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
Tenemos un cuerpo físico y un cuerpo espiritual. Nuestro físico es el vehículo de manifestación de una conciencia divina llamada alma o espíritu. Aquí, en la dimensión física o Planeta Tierra, encontramos las condiciones ideales para evolucionar y por eso el escenario más adecuado para la evolución de las almas humanas es el Planeta Tierra.
Nuestra alma siempre retorna a la experiencia del cuerpo físico estableciéndose y desarrollándose en ese cuerpo físico que le sirve de vehículo. Tú no eres tu cuerpo físico. Eres tu alma, que es la propia conciencia. Ello porque el cuerpo espiritual trae los registros de la personalidad inmortal, con todos los rasgos de conductas, actitudes, temperamentos, inteligencias, potenciales o dones. En el período de una vida, nuestra alma experimenta las más diferentes situaciones que nos posibilitan las transformaciones tan necesarias para la evolución de esa conciencia, también conocida como reforma interior o evolución espiritual.
La muerte es tan importante como los ciclos naturales más conocidos, como las estaciones del año, las fases de la luna, los días de la semana o el año lectivo de una escuela, por ejemplo. Los ciclos se cierran para que las transformaciones se produzcan. Lo ideal sería que ese ciclo evolutivo fuese siempre ascendente. No obstante, muchos de nosotros permanecemos girando sobre el mismo eje, no permitiendo que se verifique la evolución.
Se comenta mucho que todo depende del libre albedrío, o sea, que las transformaciones en la vida se producen según nuestras decisiones. Eso es un hecho, aunque se pone demasiado énfasis en que muchos de nosotros elegimos transitar por caminos equivocados. De hecho, hay mucha incidencia de decisiones mal tomadas en nuestras vidas, cuando elegimos sin la menor sintonía con nuestra esencia espiritual.
Pero no hay caminos equivocados; hay caminos diferentes. Ello porque no hay modo de que nademos contra la marea. Siendo así, como una de las leyes más importantes de la naturaleza de nuestro universo es la ley de la evolución constante, esto reitera que no es posible rehusar esas transformaciones. Resumen: por el amor o por el dolor, tendremos que evolucionar, tarde o temprano. Nadie puede oponerse a esto.
El nacimiento en el cuerpo físico, en la experiencia de una vida en la Tierra, será necesario hasta el momento en que progresemos tanto que ya no tendremos nada más que aprender por aquí. Y la pregunta que no podríamos dejar de hacer es: ¿cuál es la importancia de la muerte?
La muerte es tan importante como un año lectivo en la escuela. Sobre todo, no tiene sentido estudiar un año entero, si al final de ese período tú no quieres progresar a otra fase, a un nivel superior. Esto no tiene ningún sentido.
¡Es eso, simplemente eso! Rechazar, disputar, combatir la muerte como a un enemigo cruel, tuyo o de cualquiera a tu alrededor, es lo mismo que rechazar el aprobado al final de un año lectivo de cualquier estructura de enseñanza.
Como se ha comentado anteriormente, ocurre que muchos son repetidores, y al final del período de una existencia no han hecho progreso alguno. Así, llega el suspenso, y esa persona tendrá que volver a empezar desde el punto donde ya ha estado, siempre que sea preciso. La evolución a un nivel superior sobreviene cuando la persona comprende satisfactoriamente las enseñanzas de ese nivel o de la vida, y se hace apta para seguir adelante. En ese caso, la falencia del cuerpo físico es una bendición.
Es la muerte lo que delimita ese inicio y final de fase. Si volveremos a empezar desde donde ya estuvimos, o si empezaremos siempre desde un punto nuevo, más evolucionado, todo depende de nuestra elección, de nuestro nivel de conciencia.
Entonces ¿qué es la muerte?
En resumidas cuentas: es el portal entre el fin de un ciclo y el comienzo de otro.
La muerte ¿es esencial para la vida humana?
En el actual nivel de conciencia de la humanidad, sin la muerte, sería raro que no permaneciésemos girando en círculos, sin movernos del lugar en lo que concierne a la evolución de nuestra conciencia.
¿Por qué sufrimos tanto con la muerte?
En primer lugar, innegablemente la muerte nos separa, si bien temporalmente, de muchas personas que amamos, con quienes estamos acostumbrados a convivir estableciendo a menudo vínculos intensos, ya sea por amor, apego o dependencia emocional. Sucede que cuando la muerte sobreviene, las separaciones se producen casi siempre de forma abrupta. La consecuencia es el afloramiento de sentimientos densos, confusos, en desequilibrio. Incluso para personas conscientes y evolucionadas la muerte es un acontecimiento doloroso. Imagínese cuando el individuo no tiene conciencia espiritual alguna. En ese caso la situación se agrava…
En segundo lugar, con mayor nivel de importancia, está nuestra cultura equivocada, basada en las religiones occidentales no reencarnacionistas, que consideran la muerte como el final, o sea, la pérdida irreversible de alguien. Todo como consecuencia de que la mayoría de la gente lleva un estilo de vida tan alejado de la fuente, tan pobre de conciencia espiritual que la muerte se configura como la mayor tragedia que puede ocurrir en la vida de un materialista. Se nos educa para sufrir con la muerte. Hemos sido impregnados con una doctrina espiritual basada en la cultura del apego.
