Mundo en Transición
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 26/02/2013 13:54:07
por Maria Silvia Orlovas - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La semana pasada fuimos sorprendidos con la renuncia del Papa. Algo totalmente inesperado. Pero ¿será esto señal de los nuevos tiempos?
¿Qué esperamos vivir en la nueva era que despunta?
Ciertamente, pensar en un mundo más justo encanta el corazón de las gentes, pero ¿estamos de veras preparados para vivir lo nuevo?
Uno de los primeros pasos de una vida más justa sería una sociedad menos egoísta, con oportunidades equilibradas de crecimiento, acceso a escuelas, salud, vivienda y alimento. Y para ello, ciertamente, tendremos que enfrentarnos a la caída de un poder basado en el dinero, lo cual exigirá una nueva postura a cada uno.
Desde que el mundo es mundo, el poder ha venido migrando de posición y creencia. No olvidemos que en un pasado histórico ya fuimos hijos de una sociedad matriarcal, en que la Diosa ocupaba lugar de destaque, ya que el poder estaba asociado a la maternidad, prosperidad, alimento y fuerza de la mujer. Después, con el crecimiento de la sociedad, llegaron los recolectores, cazadores, guerreros, y destronaron a la Diosa, que sobrevivió únicamente en algunas culturas, aunque desplazada de su poder original. Fue un momento de transición en la sociedad bastante perturbador y sanguinario, con la proliferación de las guerras, que dejaron de entablarse solamente para conquistar víveres y pasaron a ser demostración de poder, exaltación del pillaje y del sufrimiento.
Duros tiempos de expiación que han llegado hasta los días de hoy. Afortunadamente en muchos países ya no se usan armas, lo cual no significa que no haya luchas y batallas, porque, al fin y al cabo ¿dónde están las armas? O mejor, ¿dónde comienza la guerra, si no en el pensamiento de cada cual?
El mundo competitivo de los ejecutivos, por ejemplo, es un mundo en constante guerra, con esos hombres y mujeres que cada día trabajan más, para alcanzar metas cada vez más audaces, ¿para enriquecer a quién?
Esas personas no tienen tiempo de mirar para sus conquistas, su familia, sus hijos, ¿qué se dirá de reflexionar sobre sus actitudes?
Están aceleradas, llenas de deseos insatisfechos y enfermedades emocionales.
De hecho, el mundo necesita cambiar. Nosotros necesitamos cambiar.
Podemos sospechar que algo muy importante está por detrás de la renuncia del sumo sacerdote de la Iglesia Católica. En mi visión profana, siempre he imaginado el cargo del Pontífice comparable al de un rey. Función vitalicia de importancia internacional, un enorme poder que va mucho más allá del aspecto religioso y de los límites de la pequeña y rica ciudad del Vaticano, pues engloba enorme riqueza material y la política internacional.
Pienso que debido a fuertes memorias de vidas pasadas, cuando fui cruelmente muerta en la inquisición, llevo en mí una gran antipatía hacia la Iglesia, dedicándome con ahínco al estudio y práctica de otras creencias y religiones en busca de un Dios de amor. He descubierto el poder de los mantras hindúes, he desarrollado la mediumnidad, y cada vez más he ido abriendo el abanico, estudiando otras religiones y perfeccionándome como ser humano.
Todo ello me ha proporcionado una perspectiva más natural de la religión, de la filosofía y de la vida. Me he dado cuenta de que el amor, el sentimiento de continuidad, de bienestar, engloba la energía de preservación del planeta, que nos acoge pese a todas nuestras imperfecciones, ¡pues somos un pueblo sin normas perfectas, formado por personas en evolución!
Por ello, considero que muchas cosas indican que realmente el mundo está en transición e incluso las grandes instituciones no tienen cómo aislarse manteniéndose cerradas, refractarias al movimiento cósmico. Pero como decía Mahatma Gandhi, debemos ser el cambio que queremos ver en este mundo. Porque a fin de cuentas, para nosotros, que vivimos en el Brasil, ¿qué significa la renuncia del Papa? ¿Qué influencia puede tener en nuestra vida el saber quién asumirá el poder en el Vaticano?
El mundo tiene necesidad de actualizarse, de hacerse más amoroso. Feliz es nuestro pequeño mundo, nuestra casa, nuestras relaciones y la forma en cómo lidiamos con la vida. Siendo así, veo esa señal externa como un soplo de ánimo, indicando que el poder está transformándose en nuestro planeta y que debemos traer ese impulso a nuestra vida, haciendo mejor aquello que nos corresponde.