Música para el corazón
por Izabel Telles em STUM WORLDAtualizado em 26/04/2009 10:45:23
Traducción de Teresa - [email protected]
Sabes que a veces lo que yo deseaba de veras era ser compositora.
Componer canciones que fuesen mensajes para que las personas se liberten.
Cada día que pasa percibo en el fondo de mi ser que la música puede curar.
Cuando oigo a compositores clásicos, entonces, tengo la seguridad de que son los ángeles quienes han enviado tan bellas armonías.
Este fin de semana pasado fui a un círculo chamánico y hablamos sobre música, toda vez que hace poco se celebró, en Europa (no sé si en todo el mundo), el Día de la Voz.
Hablamos de lo que podría ser ayudar al mundo en este momento y me vino a la cabeza que la música podría ser una vía incuestionable de auxilio.
Cuando llegué a casa por la noche imaginé que si fuese compositora podría intentar escribir esa melodía terapéutica.
El lunes, mi primer paciente fue un compositor con muchos CD grabados y algunas representaciones exitosas.
No podía dar crédito a lo rápido que anda en Universo.
Conté lo que había pasado y le pregunté si aceptaba el desafío de componer una música cuya patria fuese la esperanza, el deseo de construir un mundo personal mejor, un estímulo para que las personas cantasen todas juntas un nuevo modo de ser, vivir y sentir este nuevo mundo que se va acercando a nosotros.
Recordamos juntos las músicas que marcaron movimientos, revoluciones, épocas, impulsando al pueblo hacia un nuevo movimiento.
Recordamos los himnos nacionales y cuánta emoción y sentimientos de pertenencia a una nación traen, cuando se cantan con intención y fuerza de alma.
Canté para él algunas canciones brasileñas que hablan del despertar y él recordó algunas portuguesas sobre el mismo tema.
Estuvimos pensando en ello durante algún tiempo y él salió con el desafío de crear algo nuevo que cante nuestro viejo sueño de ser felices, salvando los obstáculos emocionales con la fuerza de nuestro Gran Ser.
Una música que nos ensanche la visión de quiénes realmente somos y de cuánto ya hemos sido capaces de hacer.
Una música que despertase corazones adormecidos por la desilusión, por la expectativa, por la rabia, por la separación.
Una música que desde lo alto, trajese para la Tierra nuestros paraísos, e invitase a todo el mundo a danzar en torno a una hoguera muy fuerte, grande y pacificadora.
Poetas, juglares, músicos, compositores, seres talentosos en general: ¿quién más quiere agarrar este desafío?