Nada se pierde...
por Rubia A. Dantés em STUM WORLDAtualizado em 08/01/2010 16:06:28
Traducción de Teresa - [email protected]
El universo está siempre enseñándonos cosas para que nuestra vida sea más feliz...
Antes de navidad viajé a Copenhague para pasar dos meses con mi hija... Tan pronto como llegué allí ya comenzó el aprendizaje... El viaje fue estupendo hasta el momento de recoger las maletas en la esterilla... Traje una maleta muy grande y como no cabía todo solamente en ella puse lo demás en una maleta pequeña... La maleta pequeña llegó pronto... Pero la grande no...
En el aeropuerto de Copenhague no hay teléfono público y la cola para reclamar el equipaje era enorme... Pregunté si podía usar algún teléfono o salir para buscar uno y dijeron que no había modo, y que si yo salía ya no podría volver para reclamar la maleta. Empecé a estar preocupada y, desanimada, miré una vez más el número de mi seña... 577 y aún estaban atendiendo por el número cuatrocientos y pico... Pensé en mi hija que ya estaría preocupada y, antes de enredarme por las muchas cosas que podrían suceder empecé a hacer el Ho'oponopono...
Poco tiempo fue suficiente para que la ayuda llegase... Una mujer se aproxima y me pregunta si mi maleta tampoco ha llegado... En portugués. En resumen, ella era brasileña, tenía teléfono móvil, y pude avisar a mi hija... Y me dio un papel que estaba siendo distribuido en el cual yo podría reclamar el equipaje y entregarlo sin necesidad de guardar cola. Parecía un milagro como todo se resolvía rápido... Es decir, casi todo porque yo aún estaba sin la maleta con todas mis cosas.
Pero cuando se tiene el Ho'oponopono todo se vuelve más tranquilo... Y no me preocupé porque sabía que allí también había un aprendizaje.
Al abrir la maleta pequeña para ver lo que yo tendría, casi no podía creerlo... Allí tenía todo cuanto iba a necesitar para dos días... Parece que preparé aquella maleta para pasar dos días fuera de casa. Era increíble porque al hacer las maletas recuerdo que había puesto en la pequeña muchas cosas para mi hija y no recordaba haber puesto aquellas ropas allí... Bueno, como al final, para que entrase todo, había ido quitando de una y colocando en la otra; a fin de cuentas, yo tenía todo lo necesario para dos días.
Lo más increíble es que yo estaba inexplicablemente tranquila... Pensé en aquella maleta enorme que tardé en componer, primero mentalmente, decidiendo qué traer para enfrentarme al frío y la nieve de Copenhague en esa época, y después el hacerla, en que me entretuve algunos días... Y ahora, con lo suficiente para dos días yo me sentía ligera y sencilla.
Parece que comprendí que el universo quería decirme que él me da lo que necesito en el momento oportuno y que no es preciso acumular tantas cosas ni en la cabeza... Ni en la maleta.
Claro que continué con el Ho'oponopono y de allí a dos días mi maleta llegó. Yo quería garantizar, con una maleta enorme, que traería todo cuanto necesitaba, y comprendí que todo aquello que planifiqué podría irse por agua abajo, con mi maleta... Y no da ninguna seguridad, a no ser una falsa ilusión de seguridad... Sin embargo, lo que el universo planifica nos da seguridad... Por más incierto que pueda parecernos en principio.
Aquí mismo recordé mis armarios de brasil, donde aún guardo muchas cosas y decidí que cuando regrese voy a deshacerme de muchas de ellas...
Primero se esfumó la maleta... Después se esfumó el día...
Y es que en los primeros días yo aún estaba en el horario de brasil, me dormía muy tarde y me despertaba también tarde... Allá por el mediodía, y aquí, en esta época, el día solo alcanza hasta las cuatro de la tarde... Y la noche empieza a caer...
Durante unos tres días me pareció solamente ver noche y que el día había desaparecido. Me he visto sintiendo una saudade muy grande de aquel sol que luce en mi patio y que está allá disponible casi todos los días, aunque casi nunca me pongo allí a tomarlo. Le he dado tanto valor a lo que yo tenía sin siquiera darme cuenta de tenerlo... Y me he fijado en cuántas cosas preciosas tenemos con nosotros, que casi no valoramos, porque es normal tenerlas... Y he decidido que voy a agradecer y a disfrutar más de las cosas que tengo en el presente.
Pero como nada sucede por casualidad, y ahora estoy aquí... Me he dispuesto a descubrir los regalos que el universo está ofreciéndome ahora... Y sé que no son pocos... Empecé por agradecer la nieve blanquita que ahora adorna el paisaje de mi ventana, siempre que abro la cortina para el día que llega despacito, sobre las nueve... Sé que voy a dar mucho valor a cada gota de luz de este nuevo día.
