¡Nadie tiene poder para curar a otro!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 18/12/2009 12:28:12
por El Morya Luz da Consciência - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
“ES LA PROPIA PUREZA DEL ALMA LO QUE PROPORCIONA LA TENDENCIA PARA LA LIMPIEZA DEL CUERPO”.
“Con frecuencia se pregunta la gente: ¿hasta qué punto el espíritu tiene poder sobre la materia? Y la respuesta es esta: toda vez la materia es consecuencia del espíritu, el espíritu tiene todo poder sobre la materia”.
Una persona puede volverse pesimista tras haber intentado aplicar el poder del pensamiento para curarse a sí misma o para curar a otras personas, y haber fallado; y por eso empieza a pensar que no es el espíritu lo que puede ayudarle, sino alguna cosa externa. No estoy diciendo, ni por un momento, que las cosas externas no tengan efecto, sino que el espíritu tiene total poder para curar toda enfermedad, pero es preciso que él llegue a alcanzar un estado tan elevado, que sea capaz de cualquier cosa, incluso de curar. Es la llegada a la pura esencia lo que hace al hombre conocedor de su origen.
Está más allá de las palabras decir hasta qué punto el pensamiento, el sentimiento y la actitud ayudan a la persona a quedar curada. Cuando un curador “piensa que él está curando”, su poder es tan pequeño como una gota” (extraído del libro Corazón del Sufismo).
La gente, al oírme hablar de “AUTO-CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE LA ENERGÍA DE LOS RAYOS” me pregunta: - “¿Cómo se produce la curación a través de los Rayos? Existe un Tratamiento de Cura con ellos realmente eficiente?” – “Hemos oído hablar mucho acerca de tratamientos energéticos que prometen la curación, y acabamos descreídos, pues hemos ido a ellos con tanta fe, y nada sucede. ¿Es posible creer que los Rayos puedan curar?”
En verdad, evito emplear la palabra curación, porque ésta la entiendo como algo muy complejo y no creo que nadie cure a nadie, entonces, prefiero hablar de CAMBIO. ¿Qué es realmente la curación? Yo diría que la curación no ocurre, no se cura a nadie, “nosotros solo podemos favorecerla para una persona”. Pensando solamente en el campo holístico, el hombre, con el objetivo de curar, ha creado técnicas, instrumentos, aparatos, y tratamientos diversos. Sin embargo, todo eso no le ha ayudado a lidiar con su necesidad de auto-conocimiento y comprensión de las energías y procesos interiores en que están envueltos. Lo que cura instantáneamente a un ser humano es que él esté totalmente integrado con su esencia divina a través de su conciencia, teniendo como instrumento la Fe y como base el auto-conocimiento.
El mayor problema de aquellos que tienen dificultades para encontrar algún tratamiento que les ayude a curarse, no es la calidad de vibración de los tratamientos, el adelanto en los estudios de técnicas nuevas, o incluso la precisión de los aparatos o instrumentos, sino un proceso mucho más sutil, es el ensanchamiento de su conciencia.
No estoy en contra de ninguna de esas técnicas y tratamientos que han surgido a montones en esta era, si bien, en realidad, poco o nada hacen, en rituales, sesiones de cura, u otros procedimientos concretos, con imágenes, instrumentos, etc. Esas son las formas que el ser humano necesita para creer que así alcanzará la curación. Pero, en verdad, la luz y la curación ya están dentro de él, y a medida en que lo comprendemos así, abandonamos la importancia de todo eso, para solamente dedicarnos al auto-conocimiento.
Alcanzar la dádiva de curarse es responsabilidad exclusiva del paciente y no del Terapeuta o su técnica; forma parte del libre albedrío de la persona, el QUERER curarse y hacer su parte para ello, y su responsabilidad es CAMBIAR. Cambiar costumbres, patrones, creencias cristalizadas, que solo un auto-conocimiento profundo consigue.
Digo que, como personalidad, no curamos a nadie, porque el Curador tiene que estar integrado y conectado a su espíritu también, y, entonces sí, proporcionar al paciente los instrumentos para que él se cure; y el Terapeuta es un ser humano como otro cualquiera. Cualquier técnica de Curación o Terapeuta que dispense el ensanchamiento de la conciencia en el individuo, prometiendo y asumiendo la responsabilidad por su curación, está muy lejos de alcanzar los objetivos, porque, primero: estará tratando las consecuencias y no las causas. Y segundo: se olvida de que es DIOS, a través de él, quien cura.
Cuando trazo un diagnóstico, delineando los Rayos, las condiciones de los chakras y sistemas orgánicos de un paciente, le doy unas directrices para que él comprenda el origen de su crisis, y también sus potenciales para salir de ella. El secreto está en el hecho de que todas las cosas en el universo están condicionadas y cualificadas por la energía de los 7 Rayos Divinos, y, a través de una mayor comprensión de éstos, según se manifiesten en nosotros, obtenemos la clave: conocernos a nosotros mismos es saber de qué Rayos y energías estamos compuestos. Esos datos son como si colocásemos espejos frente a un paciente para que él pueda observar su propio reflejo.
Un Rayo muestra nuestras virtudes, nuestros defectos o vicios, aquello que necesitamos adquirir, pero lo más importante es poder quedarnos frente a frente con nuestras fascinaciones. Éstas son como nieblas que encubren y distorsionan nuestra realidad, y pueden contaminar nuestra vida cotidiana sin que lleguemos a reconocer su presencia. Aunque hiciésemos un gran esfuerzo en pensar, sentir y proceder en términos de energía, la forma está siempre muy presente para distraernos y presentarnos una visión distorsionada de las cosas; entonces, conocer los Rayos y sus cualidades es una cosa, pero saber cómo se manifiestan e interactúan en nosotros es muy diferente.
Por eso afirmo que, sin auto-conocimiento, es inútil continuar buscando la curación. Solo curamos nuestras heridas, dolencias y desequilibrios encontrando en nosotros las verdaderas causas.
Vera Godoy