Narcisistas Perversos, la enfermedad psicológica del siglo XXI
por Silvia Malamud em STUM WORLDAtualizado em 30/10/2017 09:56:52
Traducción de Teresa
[email protected]
El comienzo del enredo: ¿Alguna vez has conocido a alguien que a toda costa quiso seducirte y te fue llevando al huerto con una conversación encantadora como si fueses tú la persona más importante del universo, sin dejar, no obstante, de enaltecerse mientras te contaba mil y una hazañas sobre sí mismo, mostrándote qué excelente es él en sus aventuras, el más simpático, el más culto y el más especial en cualquier aspecto que te pudiese agradar?
En relaciones abusivas con narcisistas perversos, tanto a la hora de la seducción, como en la secuencia de los acontecimientos, el cielo es el límite. Pasado el tiempo de la seducción, sin embargo, en la segunda parte de la historia, la idea de acabar con todo cuanto signifique existencia en el otro forma parte de este escenario macabro, donde sólo uno cabe.
El efecto de esta trama suela ser devastador en la vida de aquellos que han mordido el anzuelo de tales psicópatas sociales. Hoy esa es reconocida como una de las relaciones más destructivas que puede haber. Es tan grave, que si se comparan las características de esos agresores con las de un psicópata propiamente dicho, pocas diferencias se pueden encontrar.
El narcisismo perverso siempre ha existido, pero en nuestra era del espectáculo es donde halla tiempo y espacio para su concretización.
Su presa, ya herida en su campo de desarrollo emocional, padece un miedo casi impensable y las más de las veces inconsciente, a sufrir el rechazo de aquel que ha prometido cuidarla y salvarla y que además afirmó con todas las letras que le profesaría su más profundo amor. Aquel que al principio había demostrado conocer sus necesidades más secretas y que parecía tener con ella más empatía que cualquier otra persona que hubiese encontrado antes. Inventan ser los únicos y legítimos sustitutos de un amor auténtico, que ni siquiera los propios padres jamás han tenido hacia su presa. Las más de las veces, las personas de sus relaciones ya han sido víctimas de padres narcisistas y aún abrigan la esperanza de ser contemplados y acogidos por una mirada de presencia amorosa. De algún modo, quizá inconscientemente, tales narcisistas lo saben, y también saben que sus víctimas desde muy pronto han aprendido a funcionar bajo la sumisión masiva que tenía por objeto satisfacer deseos y necesidades de sus progenitores, buscando algún sentimiento de pertenencia respecto de ellos. Han aprendido también que, procediendo de modo sensato, tendrían la esperanza de recibir alguna mirada de acogida que podría colmar el sentimiento aterrador de vacío, de soledad, de inseguridad y abandono afectivo que esos padres le provocaron.
El narcisista propiamente dicho, va a hacer que la relación afectiva, de trabajo o de lo que sea se convierta en un verdadero infierno en la medida en que hábilmente manipulará a las personas de su entorno para su único objetivo que es el reconocimiento únicamente de sí mismo.
Lo único que el Narcisista Perverso tiene capacidad para amar es el amor del otro hacia él mismo. No hay salida posible en ese grado de patología ciega. Él lo hará todo para que las víctimas que ha elegido recuerden que no deben tener absolutamente ningún deseo personal, el de él será el único que valga. Con eso, las que se atrevan a clamar por la individualidad, sufrirán toda suerte de humillaciones y vergüenza hasta que aprendan quién es el único que puede existir dentro de ese tipo de relación. Y aun cuando se hallan emocionalmente dilaceradas, las víctimas son intimidadas e inducidas a presentarse ante la sociedad como sus trofeos conquistados.
En medio de sus núcleos psicóticos y como son inteligentes, se desenvuelven de modo altamente articulado, en la percepción totalmente distorsionada y delirante de sí mismos, seguros de que poseen merecimientos ilimitados sobre todo y todos. Pueden disfrutar de un alto funcionamiento social, teniendo habilidades de persuasión suficientes para invalidar y disminuir a cualquiera que se les ponga por delante como impedidor de sus conquistas de brillo personal, haciéndole sentirse despreciable y con dudas acerca de su propia percepción y salud mental. En tales relaciones abusivas, a menudo amigos y familiares no se enteran de las situaciones de abuso que pueden estar produciéndose ante sus ojos, e incluso las propias víctimas, durante un tiempo que puede ser demasiado prolongado, pueden tener dificultades para ver claro lo que les está sucediendo. Ellos encaran la vida y a las demás personas como formando parte de un juego; son calculadores, ambiciosos e interesados, y jamás se relacionan con alguien que no les pueda beneficiar o proporcionar algo a cambio.
El tema del Narcisismo Perverso y de sus implicaciones es extremadamente necesario que sea observado, conocido y reconocido mundialmente. La consecuencia de ese estado patológico del psiquismo para las personas desavisadas puede incluso desembocar en una relación violenta y altamente destructiva, en la medida en que la víctima deja de creer en sus propias percepciones mientras está siendo abusada emocionalmente. Si la persona no despierta a tiempo, pasará por un infierno solitario y no pocas veces, aun estando lúcida, podrá ser desacreditada ante los demás. El discurso perverso es hábil en invertir verdades, echando a la víctima toda la culpa, la vergüenza, la confusión y la locura.
Gracias a artículos como este y a otras fuentes de conocimiento necesarias en nuestra actualidad, lo que antes era poco o nada identificable como patología del psiquismo, hoy es cada vez más conocido por la población en general como Narcisismo Perverso.
¡Cuanto más despiertos, mejor!
