Neófitos de la vida - Hijos del mismo Todo
por Wagner Borges em STUM WORLDAtualizado em 29/09/2009 12:15:40
Traducción de Teresa - [email protected]
La cantidad de gente que hay encendiendo una vela al santo y al mismo tiempo fulminando a los adversarios con pensamientos dañinos es una enormidad.
La ignorancia de las realidades de la vida espiritual hace a las personas ridículas en sus prácticas espirituales.
Muchos quieren desarrollar fenómenos increíbles, pero son medrosos y se asustan de lo que supuestamente les gustaría ver. Quieren ver el Más Allá, pero tienen miedo de mirarse a sí mismos y verificar la cantidad de cosas ruines que ennegrecen su íntimo.
Cuando alguien les habla de valores elevados, se irritan fácilmente. Prefieren la superficialidad tan común a los que transitan por las vías espirituales llenos de liviandad.
Lo que les mueve en el camino espiritual son sus deseos egoístas y el ansia de poderes psíquicos. No quieren crecer, quieren poderes.
No anhelan el amor ni la claridad de quien escala los peldaños de luz con actitudes dignas en el seno del mundo común.
Quieren ser iniciados en los arcanos espirituales, pero sus pensamientos son vulgares y sus emociones son más mundanas que las de aquellos que nada saben de estos asuntos. Son más profanos que los profanos comunes, pues tienen acceso al conocimiento que liberta, pero se portan equivocadamente en relación con los objetivos de sus búsquedas espirituales. ¡Son profanos de lujo! Exigen técnicas especiales para el desarrollo de los poderes psíquicos, pero no portan la paciencia necesaria para la cosecha de los resultados.
No tienen disciplina para perseverar y están siempre en busca de alguna fórmula espiritual milagrosa que les abra las percepciones, o de algún ejercicio infalible.
Raramente ponderan sobre las responsabilidades inherentes a esos estudios y prácticas.
Cuanto mayor sea el conocimiento, mayor la responsabilidad.
Acarrean dos bolsas en sus actividades (humanas y astrales): una en la mente y la otra en el corazón.
La bolsa mental está repleta de condicionamientos y arrogancia.
La bolsa del corazón está repleta de resentimientos y egoísmo.
Muchas veces, los espíritus infelices los asedian azuzando justamente esas bolsas. Suelen agarrarse a ellas y acompañan a esas personas allá donde van.
No es preciso abrir la clarividencia para ver a esos espíritus ni salir del cuerpo para encontrarlos. ¡Basta mirar dentro de las bolsas!
El encuentro con uno mismo es amargo y dulce. Todo iniciado en los arcanos espirituales sabe esto en la práctica, pues ya ha llorado mucho pisando las varias espinas psíquicas esparcidas por las pistas de su propia alma. Ha caminado por callejones oscuros y senderos peligrosos en sí mismo, donde su única linterna era su discernimiento y su amor por la luz.
Provisto de gran respeto hacia los objetivos perseguidos y siempre caminando con modestia y responsabilidad, ha encontrado la GRAN LUZ en sí mismo. Se permitió ser poseído por un amor desbordante. El velo de Isis ha sido alzado en el templo de su alma y el manto de la ilusión se ha disuelto.
En el profundo amargor de sus probaciones, ha percibido la dulce presencia del INEFABLE guiando sus pasos.
En silencio, ha inclinado su cabeza y prometido servir a los dictámenes de la LUZ y luchar tenazmente contra la ignorancia.
Ha prometido servir a la humanidad del modo que le sea posible y ser canal de la ESPIRITUALIDAD en favor del progreso de todos los seres.
Su grado de iniciación está presente en sus actitudes diarias: es incapaz de hacer el mal a nadie.
Su trabajo es preciso: sabe por dónde anda y cómo ejecutar su tarea en el mundo.
Su maestro es el AMOR.
Su orden es la del BIEN.
Su arcano es sencillo: trabajar en la LUZ.
Los buscadores livianos quieren los poderes, no el trabajo. El iniciado quiere el trabajo, no el ego.
En la obvia diferencia entre los objetivos de uno y otro queda evidenciada la calidad del viaje espiritual de cada uno.
En el crisol de la experiencia la vida hará producirse la gran alquimia: transformará, por las vías de las experiencias diarias y comunes, los corazones de hierro en corazones dorados de oro espiritual, tamizados en las arenas iniciáticas de la propia alma.
Para los livianos de turno, un recado: el ansia por los poderes parapsíquicos quizá revele reminiscencias inconscientes de antiguas experiencias con la magia tenebrosa en vidas pasadas. En ese caso, la naturaleza ha bloqueado, en la vida actual, algunos de esos potenciales, como forma de proteger a esos incautos que han generado pésimas causas en el pasado.
Solo hay una forma de lidiar con esto y desbloquear esos potenciales: emplearlos con la nítida finalidad de maduración y como expresión del alma que se afana por la mejoría de todos los seres. Hacer el BIEN sin mirar a quien y proveerse de mucha paciencia en la jornada de la vida.
Transformar lo tenebroso de ayer en lo radiante de hoy.
Y, por encima de todo, vaciar las bolsas de la mente y del corazón, y colocar, en su lugar, el discernimiento y la fraternidad en acción.
Nadie es perfecto y la senda ascensional es escarpada. ¡Pero el esfuerzo vale la pena!
El premio no es ningún poder o master espiritual. Es tan solo un estado de alegría íntima independiente de circunstancias exteriores.
Es aquel brillo en los ojos de quien trabaja dignamente.
Es aquella LUZ en el corazón, que nadie puede apagar.
Es un agradecimiento continuo al INEFABLE que te ha permitido ascender, incluso en medio de tantas trifulcas diarias.
Es aquella sensación de inmortalidad que colma tu conciencia de confianza y esperanza en lo mejor para todos.
A los iniciados de turno, un recado: cuanto más profundo sea el grado de iniciación, más fuerte será la sensación de que se es un eterno neófito* de la vida y del GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO.
PAZ Y LUZ.
P.D.: Escribí este texto bajo la orientación de un amparador extra-físico, amigo desde hace mucho tiempo, que no quiere nada ostensivo en relación a su presencia.
(Dedico estos escritos a Pai Joaquim de Aruanda, amigo extra-físico ligado a las vibraciones de la Umbanda, y al sabio espiritual Boghanata, maestro de Krya Yoga que me ha enseñado varias prácticas fuera del cuerpo).
- Nota: Neófito – novato, iniciante, aprendiz.
