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Neurociencia y regulación del afecto en los procesos del pensar, el sentir y el aprender

por WebMaster em STUM WORLD
Atualizado em 21/09/2015 14:21:09


por Elaine Christina Romano - [email protected]

Traducción de Teresa - [email protected]

Siempre he sabido que el cuerpo es un sistema auto-regulable que expresa sus necesidades y busca satisfacerlas.
Si está deshidratado, manifiesta sed, si está cansado se apoya, sienta o acuesta; si tiene calor busca la sombra o se quita ropa.

Auto-regulación es, por lo tanto, una característica del cuerpo, de buscar el equilibrio a través de los movimientos muchas veces imperceptibles.

La gran novedad, para mí, es pensar que el cuerpo se auto-regula también en relación a las emociones. Produciendo lágrimas, por ejemplo, cuando se siente triste, o rubor en las mejillas al sentirse observado. Sudando fétido si la situación es de ansiedad y hay mucha adrenalina circulando. Esto quiere decir que la emoción encuentra una forma concreta de expresión que al mismo tiempo es una descarga, una forma de liberar la tensión que aquella emoción provoca.

Y en ese punto es donde la cosa empieza a ponerse interesante.

Observa, si no: alguien que está auto-regulado disfruta de un estado de bienestar, satisfacción, integración consigo mismo y con el medio ambiente. El cuerpo ha digerido emociones y alimentos y ha vuelto al estado de equilibrio, que se mantendrá hasta que algo ocurra – por fuera, como un repentino viento frío, o por dentro, como las ganas de ir al baño.

Pero vamos a suponer que no sea posible marchar de donde hace viento o ir al baño. El cuerpo va a reaccionar ¿de qué modo? Creando mecanismos de contención para lidiar con la imposibilidad: contrae la musculatura, respira menos. Con ello el flujo de energía corporal se hace más lento, o incluso se bloquea. Cuando sea posible encontrar abrigo y alivio, el cuerpo también va a poder relajarse y recuperar su estado de bienestar.

¡El lío padre empieza si la auto-regulación no se produce!

Por ejemplo, un niño se pone triste y llora. Pero de tanto oír decir a su madre que no llore, crea una retención, bloquea el llanto y con eso el cuerpo no puede auto-regularse.

Se forma un embotellamiento de energía allí, la respiración empeora, los músculos se resienten, los fluidos no circulan libremente. La emoción pasó hace mucho tiempo y la retención continúa.
De tanto no hacer lo que necesitaría para atender a un proceso de auto-regulación, el organismo deja de ser saludable y el sistema nervioso se desorganiza perjudicando los procesos de aprendizaje y de integración social.

Nuestra cultura y sociedad valoran mucho el hacer, trabajar, producir: una persona considera que está bien cuando desempeña muchas actividades.

Sin embargo, desde la perspectiva de la auto-regulación, se da importancia a llegar a casa, relajarse, saborear la experiencia del día, darse un tiempo entre una situación y otra.

Antes de comenzar una nueva actividad, hay que estar seguro de que se ha digerido la anterior. Percibir cuándo es necesario descansar, y tener confianza en los procesos corporales de descarga, como llorar, desahogar, gritar, bostezar, reír, dormitar, en fin: todo lo que pueda traer de vuelta la respiración tranquila, la fluidez y el bienestar.

A menudo no conseguimos dar libre curso a los procesos corporales de descarga emocional; afortunadamente la neurociencia a través de la Somatic Experiencing puede ayudarnos en eso.

Los niños y adolescentes expresan lo que sienten por medio del cuerpo. Pueden volverse irritables, sufrir hiperactividad, pesadillas, insomnio, déficit de atención, maltratar animales o niños más débiles. Otros niños, quizá, revelen el sufrimiento a través de la timidez excesiva, con dolores de cabeza o de barriga, miedos, evitando a personas que antes les gustaban para convivir con ansiedad insoportable.

Los padres y educadores se preguntan: ¿de dónde han podido venir esos síntomas? La respuesta puede estar en acontecimientos corrientes, como caídas, procedimientos médicos, cesáreas, accidentes, separaciones, duelo; cuando no solucionados (auto-regulados) son sospechosos de ocultar los responsables por la ansiedad de los niños.

A través de juegos y dinámicas orientadas en sesiones de Experiencia Somática (Somatic Experiencing), niños y adolescentes pueden recuperarse, superando sus miedos.

Texto adaptado de la crónica “Meditando en la cocina” de Sônia Hirsche y del libro “Uma voz sem palavras – como o corpo libera o trauma e restabelece o bem-estar” Dr. Peter Levine, PhD

Elaine Christina Romano
Terapeuta de Somatic Experiencing y Constelaciones Familiares
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