Nietzsche dijo: Dios ha muerto
por Miriam Carvalho em STUM WORLDAtualizado em 23/11/2011 15:23:26
Traducción de Teresa - [email protected]
Mientras quede un soplo de vida en el planeta, Él estará presente.
Consolidar la Divinidad interior ha de ser una constante en la vida de todas las personas.
Somos esclavos del hay que:
• Hay que estudiar y ser buen alumno;
• Hay que hacer la facultad, la especialización, el máster;
• Hay que triunfar;
• Hay que cuidar de la buena apariencia;
• Hay que competir en el mercado de trabajo;
• Hay que casarse y tener hijos;
• Hay que, hay que y hay que.
Subordinados a tiempo, compromisos, tráfico, ego, vanidad, poder, responsabilidades impuestas y que nos imponen, vamos como un robot en el torbellino de la vida sin tiempo para mirar a los demás y ver sus carencias.
No hay tiempo para escuchar al otro. No hay tiempo para estar junto a un hijo y sentir sus angustias, no hay tiempo para la pareja, no hay tiempo para escuchar las propias necesidades, no hay tiempo para una oración, nos desatendemos a nosotros mismos y así pasamos a ser un personaje teledirigido más en el mundo, y solo despertamos cuando la vida nos echa el freno por medio de una gran frustración, crisis de pánico, depresión o una enfermedad que nos obligue a reflexionar.
¿Por qué no evitar todo eso y cultivar la armonía interior?
¿Cómo ejercitar o activar esa Divinidad interior?
Simplemente adoptar actitudes y normas de conducta de dentro para fuera y nunca de fuera para dentro. A continuación, 20 sencillos principios latentes en nuestra esencia, a fin de buscar su provecho y ponerlos en práctica.
• Alegría
Manifestación del buen humor en los momentos de frustración. Acatarlos como una experiencia más, ya que las otras personas no tienen la culpa de nuestros fracasos. La alegría es una energía leve que amortigua los altibajos de la vida.
• Amor
Profundo afecto hacia todas las formas de creación y hacia todo lo que nos rodea como celebración de la vida. El Amor es la forma más pura y cristalina de cura.
• Belleza
La belleza tiene un ritmo propio. Observa el color y la temperatura de los mares, el crecimiento de las plantas, el vuelo de las aves, las estrellas y el movimiento de los planetas, es la sublime manifestación de lo Sagrado. ¡Sírvete!
• Bendición
Bendice siempre todas las realizaciones, todas las personas con quienes convives, los animales, las flores y, principalmente, el día cuando amanece, que registra la Gracia Divina.
• Bondad
Incorpora siempre dulzura a tus actitudes y descubrirás la fuente inagotable de la serenidad del alma.
• Compartir
No somos seres aislados, pertenecemos a la humanidad, a la evolución de la especie con un karma de Época y de Era, interactuando con espíritus contemporáneos de la misma jornada.
• Comprensión
El verdadero conocimiento viene de dentro de nosotros mismos y convierte los retos en aprendizaje.
• Confianza
Firmeza de ánimo motivada por la voluntad de nuestra verdad, y no de la expectativa del otro, de la familia o de la sociedad.
• Coraje
Dimensionar el fracaso únicamente como un acontecimiento, nunca una persona. Avanzar siempre con la certidumbre de que el miedo no vence a la fuerza del amor.
• Entusiasmo
Certidumbre infinita de que la energía fluye conforme a los pensamientos de alegría; vigila las sensaciones negativas.
• Fe
Convicción, virtud teologal, descubrimiento de la fuerza interior que realiza y que allana barreras.
• Flexibilidad
Ser maleable ante las oposiciones, permitiendo que la energía siga el flujo sin perder el foco del alma.
• Fraternidad
Constancia en la armonía con las causas en común, responsabilidad biológica e impersonal para con la comunidad y los seres que nos rodean.
• Gratitud
Añade en tu día a día el reconocimiento de una bendición recibida. El estado de gratitud inunda el corazón y eleva las vibraciones a nuestro alrededor.
• Inspiración
Tal como el aire llena los pulmones, la vibración divina eleva el pensamiento. Son bendiciones que recibimos y permiten encaminar la evolución de la vida.
• Integridad
Ciencia de la moral; nunca abras mano de valores personales, pues somos canales de expresión del espíritu.
• Misericordia
Compasión y perdón ante las enseñanzas de la vida y las situaciones del día a día, la misericordia es el estado de transición que antecede a la gratitud.
• Paciencia
Serenidad para evaluar y realinear la situación desde todos los ángulos, la identificación y la personificación del sentido de la espera, que obra milagros.
• Salud
Constancia en el estado pleno y saludable, físicamente, espiritualmente, emocionalmente y mentalmente.
• Solidaridad
Sensibilidad en la comprensión del dolor del otro dentro de nosotros mismos.
Frase de Víctor Hugo: ¡Dios es lo invisible evidente!