No caigas en la rutina... y si ya has caído, sal de ella…
por Rubia A. Dantés em STUM WORLDAtualizado em 22/06/2012 12:22:11
Traducción de Teresa - [email protected]
Lo peor de la rutina es que ni siquiera nos apercibimos de cómo nos va atando, y vamos recorriendo sus caminos ya trazados que nos roban toda posibilidad de estar en el presente… Cosas repetitivas, que pensamos son las que más nos gusta hacer, nos prenden tan sutilmente que… a menudo dejamos de experimentar lo nuevo y la vida que éste nos trae, solo porque nos gusta hacerlo de aquella forma, nos gusta comer aquellas cosas, a aquellas horas, nos gusta ir a aquellos lugares, encontrarnos con aquellas personas y… además una infinita gama de cosas que “nos gusta hacer” y que acaban por convertirse en rutina, y que muchas veces nos quitan de probar cosas que nos hubieran gustado mucho más…
A mí me encanta probar cosas nuevas, y pensaba incluso que no me gustaba la rutina… que no tenía rutina, pero me he percatado de que muy sutilmente esa granujilla me atrapaba en algunos puntos sin darme cuenta siquiera…
¿No podría ocurrir que las cosas que nos gustan y que hacemos repetidas veces por costumbre y porque nos agrada hacerlas, nos estén atrapando e impidiéndonos hacer cosas nuevas y vivir en el presente?
Hoy, al descubrir cuánto me ataban ciertas rutinas, me di cuenta de que todavía soy muy maestra en crearlas… y en atarme a ellas… Ante un día hermoso y soleado que invitaba a un paseo, me vi haciendo primero determinadas cosas que me he acostumbrado a hacer aquí, en Copenhague, donde estoy pasando una temporada con mi hija… y cuando miré el reloj me pareció que ya se había hecho muy tarde para salir y probar lo nuevo. Y eso que estoy de vacaciones, en otro país, y aun así me sujeté sutilmente a un ritmo que me pareció que facilitaría mi estancia aquí… Pura ilusión, o pura prisión… y ciertamente es increíble cómo nos gusta prendernos a cosas que nos impiden vivir el presente. Considero que toda rutina es una forma de alejarnos del presente, ya que para seguirlas recorremos un camino ya trazado. Claro está que el presente siempre puede infiltrarse sin darnos cuenta y quitarnos de la rutina… pero que ella dificulta y mucho su manifestación, eso sí es verdad.
¿Por qué será que nos sentimos tan inseguros frente al presente y a la posibilidad de simplemente recibir lo que venga? Por qué hacemos tantos actos repetitivos en la creencia de que nos gusta hacer aquello y nos sentimos seguros con esas cosas… No sería esta una forma de sabotearnos e impedirnos vivir nuevas experiencias… En mi caso, he visto que estaba tan despistada que incluso creía que no me gustaba la rutina… y hasta pensaba que ella me daba pavor… y en muchas cosas bien visibles es realmente así, pero he notado que en algunos puntos creaba rutinas que me mantenían presa, por no darme cuenta de ellas, sin posibilidad de librarme… hasta que las he identificado actuando en mi realidad… y a partir de entonces he podido ver qué maestros somos en crear situaciones en las cuales nos sentimos seguros pero… sujetos y limitados.
Frente a un día cálido e inesperado de sol… cuando al fin podría salir sin tener que cubrirme enteramente de abrigos y prendas para el frío… decidí obedecer a la rutina, en lugar de seguir la llamada del día… no obstante… perdí el día, pero no el aprendizaje… y aquel día muchas cosas cambiaron dentro de mí… noto que he avanzado hacia otros territorios internos… y muchas cosas se fueron haciendo claras… sentí que podía avanzar más en todas las direcciones…
Al día siguiente… ya iba a salir para hacer lo previsible y sin embargo… decidí cambiar de rumbo y en lugar de ir al supermercado como tenía dispuesto, decidí pasear por los lagos y… para sorpresa mía, esa vez fui mucho más allá de donde iba siempre al pasear por allí… siempre que llegaba yo me sentaba en uno de los bancos en el primer lago, y estaba bien así… Parece que había cumplido lo que había ido a hacer… Pero ese día, algo me hizo andar y continuar hacia delante… y fui andando y descubriendo cosas que no hubiera podido imaginar tan bonitas… Y así fui hasta el último lago que se reveló como el más encantado. Y lo más importante es que ese movimiento externo iba acompañado por uno interno de gran apertura hacia más allá… y de la certidumbre de que el territorio que hasta entonces yo había experimentado era muy pequeño frente a las muchas posibilidades que la vida tiene para ofrecernos.
Sé que solo fue un paseo más allá del primer lago… pero también sé que fue mucho más…
Aparte de nuestras rutinas hay muchas más posibilidades…