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No es lo que usted siente, es lo que hace a causa de lo que siente!

por Rosana Braga em STUM WORLD
Atualizado em 22/07/2006 18:28:19


Traducido por Melissa Park - [email protected]

Podría comenzar este artículo afirmando que todo el mundo siente todos los sentimientos. Pero es mejor decir que todas las personas son capaces de sentir, aunque no todas se permitan entrar en contacto consigo mismas por lo tanto, estas viven ¡disociadas de sus sentimientos!

Con eso, ya da para percibir que sentir no es, definitivamente, una vivencia lineal. Cambia en intensidad, frecuencia, profundidad y conciencia. Sobre todo, la actitud a partir de cada sentimiento depende de la madurez y del equilibrio emocional de cada uno. Porque, al final de cuentas, no es lo que usted siente lo que determina quien usted es, es lo que hace a causa ¡de lo que siente!

Hay gente que cuando acaba una relación se mata, literalmente. Pero hay gente que crece, aprende a valorizarse más y se torna más fuerte para la próxima relación. La diferencia no es que para la primera fue muy difícil pasar por eso y para la segunda fue fácil. Para las dos ciertamente fue difícil. Además, para todos es doloroso sentirse rechazado. La diferencia es que la primera consiguió ver apenas una salida: la fuga de si misma; y la segunda encontró otras maneras de lidiar con su dolor.

Hay gente que siente celos y arma una tremenda confusión, deshonra, ofende, agrede y pierde la razón. Pero hay gente que, a pesar de sufrir también por causa de este sentimiento, consigue elaborar la situación y comprende que es posible resolverla de manera más creativa, conversando, exponiendo su punto de vista, imponiendo sus límites, por ejemplo.

Hay gente que al ser traicionado entra en una profunda depresión. Hay quienes hasta matan al traidor. Hay quien se destruye a sí mismo, se entrega a alguna dependencia, sea física o psíquica, o se cierra tan herméticamente para la posibilidad de amar nuevamente que nunca más consigue ser coherente con sus deseos. Pero hay quienes perciben que el otro no actúo dignamente y no consiguió ejercer la lealtad y descubre que cada uno es responsable por sus propias elecciones. Las personas ¡son diferentes!

Hay gente que siente tristeza o soledad y se lamenta tan descaradamente que se torna pesada, negativa, repelente. Se queda sumergida en su propio dolor y no se detiene para evaluar cual es la mejor actitud con el fin de salir del atolladero. Pero hay gente que busca ayuda, intenta ver el lado bueno de la vida e invierte en su madurez de modo que se torna mayor que la tristeza que le hizo derrumbarse.

Pero, sabe... aún hay otro tipo de gente. Es aquella que siente todo eso, entre otros sentimientos, y simplemente “finge” que no siente. O porque realmente tiene un ego exacerbado y decide exhibir la máscara de “todo poderoso”, negando sus emociones; o porque ni se da cuenta de lo que está sintiendo. Simplemente se desconecta, no piensa en el asunto. Está tan distante de su esencia que se atropella a sí mismo (y a los demás) y vive como si fuese una iguana, cuya estructura cerebral es tan primitiva que no tiene condiciones de sentir cualquier tipo de afecto.

No son iguanas, es verdad. Y, por eso mismo, que más tarde o más temprano, una avalancha de sentimientos resecos vendrá al frente de alguna forma: ataque cardíaco, colesterol alto, artrosis, diabetes, depresión, trastornos afectivos, infarto, cáncer, entre otros disturbios ilimitados.

¡O no! Existe (¡felizmente!) una forma más saludable de trascender nuestras propias limitaciones y quebrar las armaduras que tanto nos distancian de quien realmente somos y de aquello que realmente deseamos vivir en el amor. Y esta salida no existe solamente para los que reniegan (conciente o inconcientemente) de lo que sienten, si no para todos nosotros, porque nadie tiene todas las respuestas. Estamos siempre en proceso... ¡siempre! Además de eso, estamos vulnerables a las recaídas y engaños, lo que nos coloca en la posición de ‘eternos aprendices’, como cantó de manera tan linda el gran Gonzaguinha.

Eso significa que todos, inevitablemente estamos expuestos a los sentimientos difíciles: añoranza, tristeza, desespero, sensación de abandono, celos, inseguridad, ansiedad, soledad, etc.; así como también estamos sujetos a las maravillosas sorpresas de la vida, la posibilidad de superar los momentos más dolorosos y a experimentar ocasiones imperdibles.

Por eso, admitir que usted pueda estar engañado en la forma como viene actuando por causa de lo que siente (o de lo que no se ha permitido sentir), es una óptima demostración de inteligencia emocional, ya que las relaciones que vive deben servir justamente para eso: para apuntar a una oportunidad de tornarse un ser más integrado, coherente y humano.

¿Y que seria el amor si no el ejercicio de nuestra más imperfecta y al mismo tiempo, tan fantástica humanidad del modo más explícito y verdadero posible?


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Rosana Braga é Especialista em Relacionamento e Autoestima, Autora de 9 livros sobre o tema. Psicóloga e Coach. Busca através de seus artigos, ajudar pessoas a se sentirem verdadeiramente mais seguras e atraentes, além de mostrar que é possível viver relacionamentos maduros, saudáveis e prazerosos.
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