No puedo perder el control
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 28/06/2014 08:53:08
por Roberto Shinyashiki
Traducción de Silvana Partucci - [email protected]
¿Tienes miedo de perder el control? ¿Control de qué? ¿Qué es lo que quieres controlar?
Es común en las personas que siempre quieren mantener el control de todo o de parte de las cosas y de las personas, que piensen que si pierden el control serán débiles, enloquecerán o se volverán prisioneras.
Para no perder el dominio, invierten una enorme energía en esconder sus emociones y no delegan nada al compañero. El miedo de perder el control las lleva a no entregarse al amor, a no comprometerse profundamente con quien está cerca y a vivir en un estado permanente de vigilancia, queriendo saber todo lo que pasa y desconfiando de cualquier cosa que suceda.
Quien vive así transforma su vida en una eterna pesadilla en la cual el amor, el cariño, la ternura y la confianza no tienen espacio.
Quien sufre de miedo de perder el control asocia, consecuentemente, a esta fúnebre creencia la idea errónea de que “si demuestra amor estará perdido”, o “el casamiento es una prisión”, o “el hombre (la mujer) no es confiable”.
Esas personas, que aún están incapacitadas para amar, definen su punto de equilibrio muy cerca de la soledad y, para no ser amenazadas de tener que dar un paso adelante, deciden mantener el control sobre todo y sobre todos.
Tal conducta las impide de tomar conocimiento de su más terrible realidad, esto es, de constatar su propia inseguridad y la desconfianza en si mismas. De forma paradoxal esconden de si mismas la total falta de control interno sobre su propia persona.
Así es el sistema de creencias negativas, el sabotaje de la relación. Cuando la persona está envuelta en sus creencias y percibe que está siendo amada por alguien, su pensamiento mágico encuentra una salida más para no aceptar el amor: se convence de que el otro, que la está amando, tiene probablemente algún problema. Pues, si así no fuese, “él (ella) no la (lo) tendría elegido”.
Ese sistema sigue siempre una línea común de acción. Primero, se cree que lo que se piensa es verdad. Consecuentemente, al dejar que ese pensamiento domine, aparece la sensación desagradable de rechazo, abandono, inseguridad, frustración, impotencia, etc. Como esas emociones son por demás incómodas, se actúa en el sentido de parar de sentirlas, pero esa acción estará apenas reforzando la creencia.
Quien piensa que nadie lo ama y se siente rechazado por si solo, va a buscar no aproximarse nunca de alguien especial. No aproximándose, para huir de la posibilidad de sentir dolor del rechazo, acaba quedándose solo, lo que refuerza la idea fija de que nadie lo ama.
Muchas parejas afirman que se aman, pero puede ocurrir que lo que realmente les da placer y gozo es el hecho de estar lejos del otro, pues son felices consumiéndose por lo imposible. En este caso, la creencia puede ser: “Todo lo que es bueno es complicado” y, entonces, pasan a vivir buscando situaciones con obstáculos, porque, si estos no existen, faltarían motivaciones para estar juntos.
Muchos atraen para si, en determinadas circunstancias, justamente lo que pretenden evitar. Es como si fuese una predicción. Es la expectativa, el temor, la convicción o la simple sospecha de que las cosas evolucionarán en un sentido y no en el otro. No es vista, sin embargo, como mera expectativa, pero si como una realidad inminente, contra la cual tienen que tomarse medidas preventivas. Solo el hecho de encarar la creencia como posibilidad real ya es suficiente para rendirse a esta. De una forma no consciente, se planifican acciones que aparentemente son para combatirla, que acaban “probando” que ésta es una verdad irrefutable.
¿Cómo parar la interferencia de las creencias en las relaciones amorosas?
El primer paso es identificar cuales creencias complican más tu vida y percibir lo que estás haciendo para creer en ellas. En una segunda instancia, actuar con base en la realidad, analizando cuales son las opciones concretas, existentes para los dos en ese encuentro. El tercer paso es desarrollar una actitud de confianza ante si mismo, ante el ser amado y ante la vida. Ejercitar las creencias positivas, creer que se puede vivir un gran amor, creer que también el otro quiere encontrar una forma de ser feliz y que, si los dos quieren, amar puede salir bien.
Del libro “Amar pode dar certo”, Editora Gente.
Roberto Shinyashiki