No quiero saber...
por Rosemeire Zago em STUM WORLDAtualizado em 29/06/2010 15:12:30
Traducción de Teresa - [email protected]
¿Evitas pensar o hablar sobre lo que sientes, o convives con alguien así? Es muy común que las personas no deseen saber acerca de algunos hechos que están bien delante de ellas. Estamos acostumbrados a frases hechas como: ojos que no ven, corazón que no siente, o pensar duele, no quiero ni saber… vamos a poner paños calientes, o también, a la creencia de que debemos barrer para debajo de la alfombra situaciones o actitudes con las que no estamos de acuerdo, o que nos hacen daño, y por eso mismo tendemos a huir, negando lo que es obvio. Pero ¿cuáles son las consecuencias de eso? ¡Muchas!
En algún momento, aquello que hasta entonces estaba escondido puede manifestarse de alguna forma, ya sea por un síntoma, enfermedad, accidente, angustia, inseguridad, tristeza, culpa, arrepentimiento, entre otros; y muchas veces ni siquiera lo relacionamos con situaciones mal resueltas y acumuladas a lo largo del tiempo. Esto ocurre porque aunque nuestra conciencia quiera negarlo, todo queda registrado por el inconsciente. O sea, una situación no deja de existir solo porque la negamos. Cuando evitamos la verdad, estamos omitiendo a nosotros mismos lo que sentimos, y negándonos la posibilidad de evitar conflictos futuros. Que ciertamente los tendremos.
En algunas situaciones, puede incluso ser más prudente aplazar la conversación referente a lo ocurrido y sobre cómo nos sentimos, pero esto no significa dejarlo de lado, como prefieren muchos. En algún momento de nuestra vida lo dejado de lado habrá de resurgir y en general, de manera mucho más intensa, pues se añadirá a otras muchas situaciones que también hemos dejado de lado. ¡Y la famosa última gota que hace que todo se desborde! Se desborda la paciencia, la tolerancia, la ira, el resentimiento, las amarguras, pudiendo comprometer la amistad, la admiración, ¡e incluso el amor!
Cuando se nos acusa injustamente por algo que no hicimos, es natural que intentemos defendernos, pero no siempre lo hacemos, por los más diferentes motivos. Algunos alegan que es para evitar altercados, otros tienen dificultad para demostrar lo que sienten frente a alguna situación, otros más desean tanto agradar que ni siquiera piensan en la posibilidad de decir lo que sienten, en fin, en el fondo queremos ahorrar al otro, en detrimento de nuestro propio sufrimiento. ¿Es justo? No quiero defender la idea de que debemos reñir por todo, pero saber imponer límites y hacernos respetar cuando alguien nos invade o nos lastima, ha de entenderse como saludable y no como fuente de disputas. Si se produce la riña porque has expresado que no te ha gustado alguna acusación, palabra o gesto que te han ofendido, verdaderamente estás lidiando con una persona inmadura y que no soporta ser contrariada.
¿Te has dado cuenta de que algunas personas tienen la necesidad de rebajar al otro con bromas inadecuadas y desagradables? ¿Sabes por qué motivo proceden así? En general, para sentirse superiores. ¿Está bien para contigo mismo hacer como si nada hubiese ocurrido? ¿Y en las relaciones afectivas? ¿Cuántas personas no saben nada de la vida del otro? La parte financiera es sigilosa incluso entre las parejas. Y ¿sabes qué ha ocurrido con una pareja que conozco? El marido vino a fallecer en un accidente y la esposa se quedó totalmente perdida y sin ningún recurso financiero, pues nada sabía sobre eso. ¿Cuántas historias conoces en que ha pasado eso? Si no conoces ninguna, que sepas que es muy corriente.
Otra situación muy frecuente es la de personas que buscan siempre agradar al otro y ceden en todo, dejan que el otro elija la comida, a dónde viajar, la película que van a ver, y así, con el tiempo acaban por convertirse en desconocidas de sí mismas, sin saber ya qué es lo que les gusta. Y no es sorpresa si el otro deja de sentir la admiración y atracción que tenía por ti. Al fin y al cabo, ¿dónde está aquella persona de quien un día se enamoró, si ésta se ha vuelto una extensión de él?
Atendí a un señor en mi consultorio cuya esposa e hijos fueron de viaje durante las vacaciones y él se quedó. Una noche fue a la pizzería y no sabía qué sabor de pizza elegir, pues siempre dejaba que la esposa y los hijos decidiesen. Sin conformarse, volvió para su coche y decidió que no volvería para casa sin elegir lo que deseaba comer. Tardó casi una hora, pero consiguió escucharse a sí mismo y hacer su elección. Después de esto, siempre que van a comprar pizza él pide que al menos dos trozos sean de su relleno preferido. Parece broma pero esto pone de manifiesto cuánto nos perdemos incluso para elegir cosas tan simples como una pizza, imagínese en otras cosas.
Sí, es importante que cada cual ceda en algunas situaciones, pero esto no quiere decir hacer lo que agrada solo a uno. Relación es intercambio, en todos los sentidos. Y aquellas personas que están siempre escapando a una conversación más seria, evitan decir que algo no les ha gustado para no lastimar al otro o para evitar mayores disgustos, deben pensar en cuán lastimadas están ya, en cuánto permiten que se les falte al respeto, quizá incluso porque nunca han aprendido a respetarse.
Piensa sobre eso. No ocultes lo que sientes debajo de la alfombra, pues podrá llegar un momento en que tendrás tanta basura que ya no lograrás ver al otro frente a ti, y ni siquiera a ti mismo. Charla, charla mucho sobre todo, a fin de cuentas el diálogo es lo que nos hace seres humanos y nos acerca a quien tanto amamos.
