¡No seas rehén de traumas!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 17/01/2011 18:03:45
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
A lo largo de estos años de artículos publicados en el STUM, he venido recibiendo muchos mensajes de mujeres que describen sus dramas personales relativos a experiencias amorosas naufragadas. Situaciones que revelan inseguridad psicológica en la relación afectiva con el sexo opuesto.
En general son relaciones de corta duración en las cuales el sentimiento de rechazo, asociado a la baja autoestima es responsable por la sensación que perdura, interminablemente, la de no sentirse amadas…
Muchas de esas personas afirman sentirse admiradas por su belleza física y simpatía. Con todo, al iniciar una nueva relación, tras algún tiempo juntos, perciben que su pareja, gradualmente, pierde el interés o se aleja definitivamente de su convivencia.
La “victimización” es un síndrome que afecta a muchas personas que experimentaron en el pasado traumas psíquicos relacionados con el área afectiva. La mayoría de esos traumas, asociados a una infancia cualitativamente pobre en la relación con el padre, la madre o quienes les hayan sustituido.
Cuando se convierten en crónicos, esos traumas psíquicos son responsables por los desajustes en las áreas emocional y afectiva, pudiendo conducir a la persona, inconscientemente, a sentirse víctima de las circunstancias de la vida, o sea, fracasada e infeliz en el amor.
Desengañada, la persona experimenta una secuencia de relaciones que salen mal, como si el amor fuese un desafío imposible de superar. Con el desengaño amoroso viene la depresión, compañera ideal del dolor y del sufrimiento psíquico, amigos inseparables mientras conllevan el estigma de la victimización.
Rehenes de traumas psíquicos, esas personas se sienten disminuidas, despreciadas, porque se alimentan inconscientemente de la energía del fracaso. Muchas de ellas anticipan la sensación – o la certidumbre – de que la nueva relación no seguirá adelante por estar condicionadas a un patrón mental – y espiritual – negativo.
Liberarse de ese patrón o de esa tendencia no es fácil porque requiere un mínimo de discernimiento para admitir que se necesita ayuda psicoterápica. Muchas mujeres solo buscan ayuda tras varios años de sufrimiento en los cuales la “marca” de la infelicidad siempre ha estado presente en sus relaciones afectivas…
Cuando esas personas descubren, mediante la psicoterapia o la regresión de memoria, que el trauma psíquico estaba sintonizado en el pasado de la vida actual o de una vida pasada, perciben que han perdido un precioso tiempo arrastrando un “pesado fardo” durante largos años de su vida.
Si tienes cualidades que reconoces en ti misma, que también otros reconocen e, incluso así, tus relaciones suelen fracasar, es porque algo hay de equivocado que necesita ser corregido a tiempo de proporcionarte una mejor calidad de vida.
No prorrogues la sensación de incapacidad para el amor. Ese bloqueo se encuentra “inserto” en tu psiquismo como una vieja película que ha dejado de rodar, pero que, en verdad, sigue rodando en situaciones que repiten los mismos ingredientes psíquicos relacionados con el trauma original.
Permítete vivir la vida a partir de una apertura que posibilite un mejor nivel de auto-conocimiento. Sin esa “ventana” por donde visualizamos nuestras propias limitaciones respecto del profundo significado del amor, nuestra visión seguirá siendo periférica y unilateral en torno al sentido de la vida.
Los resentimientos del pasado, vinculados a las figuras parentales, o incluso los de un pasado remoto que pueden emerger a la luz de la consciencia durante una experiencia regresiva, son bloqueos que deben hacerse “implosionar” por la acción benéfica de la psicoterapia que contempla la naturaleza interdimensional del hombre, al liberar al individuo para que procese su andadura en dirección a la felicidad posible.
La verdadera psicoterapia auxilia, intermedia y, sobre todo, facilita que la persona, al encontrar su punto de partida, se libere del paradigma que la acompaña desde hace mucho tiempo. Sin esa liberación, fundamentada en una nueva mirada sobre sí mismo, resta la tendencia a que las experiencias de nivel afectivo se reproduzcan en un ciclo fiel al trauma original, estandarizando y limitando así las relaciones.
Por tanto, no seas rehén de traumas y no eternices la sensación de sentirte víctima del pasado. La vida clama por renovación y los errores del pasado pueden ser corregidos con una nueva visión sobre el amor, que comienza cuando decidimos encarar descubrimientos que se encuentran “escondidos” en nosotros mismos.
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