No te ralles pensando en cómo va a ser tu futuro
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 18/04/2012 14:52:30
por Bernardino Nilton Nascimento - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
La vida está llena de “virajes”, imprevisibles y espectaculares. A veces, tenemos todos los triunfos en la mano y, en el último momento, surge un factor contrario, absolutamente inesperado, y allá se va todo por agua abajo. En otras ocasiones, frente a una situación aparentemente perdida, surge un acontecimiento favorable, que sorprendentemente modifica la situación a nuestro favor.
Es mejor dejarlo a la buena suerte que introducir, a ciegas, la mano en la cajita de sorpresas de la vida por entre los diversos papelitos, unos que indican éxitos y otros fracasos para el “futuro”, arriesgándonos a extraer precisamente el que más nos favorece, creando expectativas que, si no se ven satisfechas, causarán dolor y sufrimiento.
No aspires a adivinar lo que el futuro reserva para ti y procura proceder conforme a las experiencias legadas por tus antepasados y a las que hayas podido adquirir por ti mismo, procurando no alejarte del buen sentido y del equilibrio.
Sea cual fuere nuestra edad, siempre estamos a tiempo para perfeccionar nuestra manera de pensar, interpretar y proceder, en las situaciones que la vida nos presenta.
Los días pasan de todos modos. Lo que podemos hacer es mejorar siempre un poquito más respecto del día anterior, para que nuestra vida sea una sucesión de días buenos. Así, mejoraremos bastante nuestra actuación dentro del ambiente en que vivimos.
El interés por la vida, por las cosas del mundo exterior, en general no mengua a medida que vamos avanzando por los eneros que cumplimos. Lo único que ocurre es que a medida que nos vamos haciendo mayores, nuestros gustos, nuestras pretensiones, van adaptándose a la posibilidad de realizarse en el período de la vida que estamos atravesando.
La vida puede ofrecer buenos momentos de felicidad a jóvenes y viejos. No hay duda de que los primeros tienen muchas más posibilidades para disfrutar de los placeres físicos que el mundo ofrece. En compensación, debido a la inexperiencia propia de la edad y a la obstinación, muy humana, de casi todos los jóvenes en no querer aceptar los consejos de los mayores, muchos momentos que podrían ser de intensa felicidad se ven arruinados por cuestiones casi siempre fútiles y evitables.
En cambio, con los ancianos no ocurre lo mismo, incluso porque, a menudo se mantienen aferrados equivocadamente a una inútil añoranza. Es más, se ven obligados a aceptar una condición total de dependencia, así como exigencias y restricciones que modifican sus antiguas costumbres, por imposición del tiempo.
Si hacemos un examen desapasionado y retrospectivo de nuestra vida, hasta donde pueda alcanzarnos la memoria, con el objetivo de recordar las causas que han dado origen a nuestras más vivas contrariedades y disgustos, veremos que, quizá, más de dos tercios de esas causas eran insignificantes.
Siendo así, no nos conviene interesarnos tanto por el número de años que aún nos quedan por vivir, sino que, principalmente, debemos preocuparnos por buscar el modo de vivirlos mejor y más intensamente.
Lo ideal sería poder aliar la salud y el vigor físico de la juventud a la experiencia y el espíritu de tolerancia que, con el paso de los eneros, vamos adquiriendo a través de las enseñanzas del gran libro de la vida.
En todo caso, tú, cualquiera que sea tu edad, empieza, de hoy en adelante, a racionalizar tus posibilidades de vivir con más inteligencia y sabiduría. Desarrolla tus cualidades de observación para no incidir en errores ya cometidos y extrae enseñanzas de los errores ajenos. Esfuérzate en no enojarte por motivos insignificantes, a fin de lograr resarcirte, al menos en buena parte, de las trampas y desengaños que la vida ya te haya proporcionado.
BNN.
