¡No tengas miedo del silencio!
por WebMaster em STUM WORLDAtualizado em 01/03/2011 13:06:28
por Flávio Bastos - [email protected]
Traducción de Teresa - [email protected]
"Nuestros antepasados nos han enseñado que la tierra está siempre hablándonos, y que debemos permanecer en silencio para escucharla. Hay muchas voces aparte de las nuestras. Muchas voces. Solo escuchémoslas en silencio." (Jefe Sioux).
El exceso de informaciones, ruidos y sonidos humanos que invaden nuestra vida son responsables, en buena parte, por el cansancio físico y mental que sentimos al final de un día de trabajo o de estudio.
Sin que nos demos cuenta, surgen síntomas indicando que algo no anda bien en nuestra salud. Pero, a pesar de la señal emitida por el organismo, no reducimos el ritmo de la "máquina" y continuamos dándole fuerza al máximo en pos de los objetivos que se quieren alcanzar. Volvemos a casa, al final del día, pero seguimos inmersos en problemas y rodeados de sonidos humanos, ruidos e informaciones electrónicas.
Al día siguiente, la mala calidad del sueño en una noche mal dormida, es compensada por dosis de café, en que la cafeína tiene la función de mantener el cuerpo y la mente "a punto" para un nuevo día de trabajo. Y allá nos vamos a una nueva batalla en la ciudad, rodeados de ruido por todas partes.
Al llegar al puesto de trabajo, la presión sobre nuestro cuerpo y nuestra mente sigue implacable: personas que hablan alto o gritan. Informaciones y más informaciones que hemos de procesar en la tarea que ejecutamos. Y los ruidos del ambiente externo no dejan de penetrar en nuestros oídos.
Más dosis de cafeína para reanimar la máquina humana que no puede parar de pensar y de ejecutar. Luego, surge el tradicional dolor de cabeza de "hora prefijada", o el mareo pasajero, o incluso la sudoración de origen desconocido, pero sin mayores consecuencias inmediatas.
Hasta el momento en que el organismo, como un todo, ya no aguanta más y entrega los puntos a través de somatizaciones que se traducen en desequilibrios de la salud por estrés, o sea, agotamiento físico y mental. ¡Es el colapso!
Por tanto, antes de que el colapso se produzca, la "terapia" del silencio, para quienes tienen una vida agitada en los centros urbanos, es de gran valía en el sentido de disciplinar - o reeducar - la mente para alcanzar el bienestar vital.
Las compulsiones en hablar y proceder son las grandes villanas de la salud del hombre en los tiempos modernos. El ser inteligente tiene que comprender que el éxito material por sí solo es vacío, y el vacío interior se colma con la consciencia de uno mismo. Y en esa dirección, el individuo que presenta rasgos compulsivos en su comportamiento diario, debe curar ese desequilibrio psico-espiritual a través de un mejor nivel de auto-conocimiento. Conociéndose más, tendrá un mejor control sobre sus emociones que, cuando desequilibradas, se convierten en el combustible de los comportamientos compulsivos de característica obsesiva.
El silencio como aprendizaje suscita la paz interior, tan necesaria en los días actuales. Y el ejercicio de la paz interior empieza por la consciencia de sí mismo, es decir, la percepción de uno mismo inserido en un contexto universal e interdimensional llamado vida.
Las psicoterapias que lidian con la naturaleza interdimensional del ser humano, la meditación y las religiones que predican la reencarnación como inherente al individuo dotado de inteligencia, libre albedrío e inmensa capacidad de expansión de la conciencia, son las bases de un proceso de auto-descubrimiento y cura de rasgos obsesivos y compulsivos que el espíritu trae de otras vidas y que deben ser elevados a la luz de la conciencia.
La sabiduría de los indios norteamericanos, fundamentada en una cultura multisecular, ilustra lo que necesitamos aprender respecto del silencio como maestro. Para ellos, el silencio era un "viejo conocido" por ser más poderoso que las palabras habladas. Generaciones y generaciones de indios fueron educados en la escuela del silencio. "Observa, escucha y luego actúa", decían los ancianos a los indios jóvenes. "Siempre observa primero, con el corazón y la mente quietos. Y entonces aprenderás. Cuando hayas observado lo suficiente, entonces podrás actuar".
Chandra Mohan Jain, un profesor de filosofía más conocido mundialmente como Osho, que entre otros ideales predicaba la búsqueda de la libertad por la meditación, nos ha dejado un interesante mensaje sobre el silencio: "En este mundo ruidoso, nos hemos acostumbrado a los gritos y sonidos, y a menudo ante eso nos enviciamos en terapias que tienen por objeto exclusivo la catarsis. Entonces, por un momento sobreviene. El silencio baja y percibimos el silencio amoroso de simplemente ser. Tan agradable, tan único por tan sutil y raro".
No tengas miedo del silencio. Haz del silencio tu maestro. Adopta, pues, el silencio interior como herramienta de tu auto-conocimiento. Silencio que debe transitar libremente entre el inconsciente y el consciente, liberándote para que te conviertas en una persona más realizada y feliz.
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